lunes, 11 de agosto de 2025

Las olas de calor se duplican en los últimos 25 años: "Para 2050 podríamos tener 40 días más de calor extremo al año"

 20Minutos



Predicción de temperaturas para este miércoles 6 de agosto.
Predicción de temperaturas para el pasado 6 de agosto.

España atraviesa su segunda ola de calor del verano, activa desde el pasado domingo 3 de agosto y con previsión de extenderse hasta el próximo jueves 14. Este tipo de fenómeno, que el año pasado hizo registrar 51 días de calor extremo en nuestro país, se ha convertido en una de las constantes del verano en los últimos años. Más frecuentes, más largas, y más extensas; las variaciones en las olas de calor son ya una prueba directa del cambio climático para todo el mundo.

Según indica a 20minutos José Ángel Núñez, climatólogo y portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) entre 1975 y 1999 se contabilizaron 27 olas de calor, mientras que entre 2000 y 2024 ya han ocurrido 48. Más allá del número de episodios, el dato más revelador es el número total de días en los que el país ha estado bajo estos fenómenos: "Hasta 1999 hubo 129 días en ola de calor, mientras que entre 2000 y 2024 hubo 293, más del doble", afirma Núñez. Este incremento, además, presenta una tendencia "clara y estadísticamente significativa", con picos recientes como los de 2015, 2017, 2022, 2024 y el actual 2025.

En una conversación con 20Minutos, Francisco Martín, observador y meteorólogo en Meteored, lo deja claro: "Las olas de calor siempre han existido y existirán. Lo que cambia es la señal que ha introducido el ser humano al modificar, por ejemplo, las concentraciones de gases de efecto invernadero". Los expertos indican que la huella humana de dióxido de carbono, metano u óxido nitroso se encuentran detrás de ese incremento sostenido de las temperaturas.

Por su parte, Núñez explica que la temperatura media en España ha aumentado 1,70 °C desde 1961, y el incremento es aún mayor en verano, alcanzando 1,85 °C. "El aumento de la media necesariamente da lugar a mayor frecuencia de días muy cálidos y de ola de calor", explica Núñez, quien insiste en que no existen causas naturales que puedan justificar estos extremos térmicos.

Más días, más provincias y más calor

Lo cierto es que además de ser cada vez más frecuentes y duraderas, las olas de calor se han vuelto más extensas: afectan a más provincias y llegan a territorios donde antes no eran habituales. Núñez apunta que, entre 2000 y 2024, hasta 44 provincias han llegado a estar simultáneamente bajo una ola de calor, mientras que entre 1975 y 1999 el máximo había sido de 36. "Las masas de aire de origen subtropical o norteafricano ahora son más cálidas y penetran más hacia el norte", advierte. 

Esto provoca que este tipo de olas de calor no solo extiendan su impacto por todo el territorio nacional, sino también a buena parte de Europa central. Francisco Martín apunta a esta realidad: "Ahora tenemos anticiclones cálidos que suben más al norte. Zonas como cuencas, o regiones como Valladolid o el País Vasco, que antes se libraban, ahora ya no. Lo vemos también en Francia, Italia, o incluso en Suiza".

A este fenómeno atmosférico se suma el calentamiento del mar Mediterráneo y del Atlántico, que potencia aún más las olas de calor en el interior peninsular. Y no hay que olvidar el efecto local de las islas de calor urbanas, donde el asfalto, los edificios y la falta de vegetación hacen que las temperaturas se disparen en comparación con el entorno rural. "Madrid, Barcelona o Sevilla sufren especialmente por este fenómeno urbano, y la falta de zonas verdes no ayuda a disipar el calor", explica el meteorólogo.

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Recursos de fotografía de la Ola de calor.Sergio García Carrasco

¿Cómo se mide una ola de calor?

En España, según explican los expertos y detalla la Aemet, deben cumplirse tres condiciones: más de tres días de duración, que afecte al menos al 10% del territorio y que las temperaturas máximas estén por encima del percentil 95 de sus máximos históricos. "Por ejemplo, en Burgos se empieza a hablar de ola de calor a partir de 34 grados. En Sevilla, el umbral está en torno a 41 o 41,2 grados. Cada zona tiene su propio límite", detalla Martín.

Mar Gómez, doctora en Físicas y responsable del área meteorológica de eltiempo.es, señala a 20minutos que las zonas más vulnerables a estos episodios "suelen coincidir con las áreas del interior peninsular y el sur del país, donde las temperaturas pueden alcanzar valores extremos durante varios días seguidos. Regiones como el valle del Guadalquivir (especialmente Córdoba, Sevilla y Jaén), el valle del Guadiana (Badajoz y parte de Ciudad Real), y zonas del interior de Murcia y Castilla-La Mancha suelen ser los puntos más críticos".

"Para 2050, podríamos tener 40 días más de calor extremo al año"

A la hora de resaltar algún parámetro para valorar la gravedad de una ola de calor, Martín cree que no se puede reducir a un único valor. "La duración es importante. Si una ola dura 26 días, como en 2015, es dramático. Pero también importa el impacto en la salud pública; número de muertos, incendios forestales... No se puede simplificar con un solo dato".

Mayor duración en el futuro

Sobre el futuro, los modelos climáticos son claros. "Para 2050, podríamos tener 40 días más de calor extremo al año", asegura Martín, en referencia a los datos del modelo de la Aemet. "Y para finales de siglo, entre 60 y 77 días más. Eso no quiere decir que vayamos a tener olas de calor de un mes todos los años, pero sí que pueden durar más".

En este sentido, Mar Gómez señala el aumento progresivo de días de ola de calor en los últimos años: "en el año 2023 tuvimos 51 días con ola de calor. En 2022 fueron 47 días, en 2012 fueron 43 días y en 2015 fueron 41 días".

Esta realidad no es exclusiva de España, y en algunos lugares del mundo se está observando un verano anómalamente caluroso. Según señala Martín, este año "en el Ártico finlandés o en el norte de Noruega han tenido temperaturas de más de 25 o 30 grados durante más de 26 días. Eso es histórico", apunta.

Adaptación política, social e individual

Ante esta situación, Martín subraya que los meteorólogos no pueden más que poner los datos sobre la mesa. "Nosotros no nos adaptamos. Solo aportamos datos científicos y modelos. Los que tienen que tomar decisiones son los políticos y las administraciones". Además, cobra especial importancia la responsabilidad individual: "A nivel personal hay que empezar a adaptar horarios, evitar actividades a las horas de más calor, usar ventiladores o aire acondicionado... aplicar el sentido común”, asevera.

Mar Gómez, por su parte, destaca los "modelos meteorológicos más avanzados", que cuentan con "mayor resolución espacial y temporal", lo que los hace "capaces de captar mejor las interacciones entre atmósfera, océano y superficie terrestre". La experta considera que la próxima clave para mitigar el impacto de las olas de calor está en la comunicación. "Creo que es vital, y hemos avanzado mucho con el sistema de alertas, pero aún se puede comunicar mejor: el calor mata y cada vez es más peligroso", finaliza. 


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