lunes, 30 de junio de 2025

La temperatura del mar, disparada en el Mediterráneo por la ola de calor: registros de récord en Barcelona

  Metropoli


La playa de Barcelona en una imagen de archivo

La playa de Barcelona en una imagen de archivo EFE

La costa barcelonesa registra temperaturas inusuales en un mes de junio y se prevé lo peor para los próximos días

La ola de calor llega por tierra, mar y aire. Una superficie terrestre recalentada, un aire procedente de África y un mar que se sitúa muy por encima de lo normal para esta época del año.

Barcelona alcanzó el pasado 25 de junio la cifra de 37 grados en plena ciudad, una temperatura que se sitúa en segunda posición de las más calurosas en un mes de junio.

Y es que en más de 110 años de registros del Observatori Fabra, tan solo ha habido una temperatura más alta a esta, en 2019.

Temperatura superficial del mar

Temperatura superficial del mar European Union, Copernicus Sentinel-2 imagery

Un mar en ebullición

Estas altas temperaturas se trasladan también al Mediterráneo, que se encuentra en una situación normal si estuviéramos en el mes de agosto.

Este pasado miércoles, cuando se batía el récord de calor en la ciudad, se alcanzaban también unos insólitos 25,7 grados en la costa de Barcelona, según la Boya oficial de Puertos del Estado.

Estos registros suponen anomalías disparadas de hasta 6 grados por encima de lo que debería ser habitual.

Temperatura superficial del mar

Temperatura superficial del mar Copernicus

Pico de la ola de calor

Sin embargo, esto será un preludio de lo que nos espera la semana que viene. Lo peor está por llegar con un mar que podría estar figuradamente ardiendo con anomalías positivas de entre 8 y 10 grados respecto a lo normal para esta época del año.

Se espera que el pico de la ola de calor se dé el lunes, con posibles nuevos récords de calor, tanto a nivel superficial como en ámbito marítimo.

Sensación extrema de bochorno

Uno de los efectos más directos de este calor ambiental y del aumento de la temperatura del mar, es el aumento de bochorno. A mayor calor, mayor evaporación, y mayor humedad, que combinada con unos termómetros disparados, dejan sensaciones térmicas insoportables.

Esta sensación de bochorno se produce por la dificultad del cuerpo para regular su temperatura. El cuerpo se enfría cuando el sudor se evapora; si esta capacidad de evaporación no se produce porque la humedad ambiental es muy elevada, es entonces cuando se produce esta sensación térmica.

Noches tórridas

Además, las noches tropicales, con temperaturas que no descienden de los 20 grados, se están convirtiendo en la norma durante esta ola de calor.

Incluso se han registrado noches tórridas, con mínimas por encima de los 25 grados, un fenómeno cada vez más frecuente durante los veranos.

Consecuencias para el Mediterráneo

En el Mediterráneo, las afectaciones a la flora y fauna son preocupantes. Las temperaturas del agua, que alcanzan niveles propios de pleno verano, o incluso se superan, están alterando los ecosistemas del Mediterráneo.

Especies sensibles, como los corales y ciertas algas, sufren estrés térmico, lo que puede provocar blanqueamiento y pérdida de biodiversidad. Los peces y otros organismos marinos también se ven obligados a desplazarse a aguas más profundas o frías, alterando las cadenas tróficas y afectando a la pesca local.

Un ejemplo tiene que ver con episodios tempranos de blanqueamiento en la Posidonia oceánica. Esto se produce cuando la planta se estresa por la alta temperatura del agua, afectando a su fotosíntesis y pudiendo llegar a causar su propia muerte.

Posidonia oceánica

Posidonia oceánica 

Además, estas condiciones extremas incrementan la probabilidad de fenómenos meteorológicos extremos. El calentamiento del mar actúa como combustible para la formación de tormentas más intensas, posibles DANAs (Depresiones Aisladas en Niveles Altos), mangas marinas e incluso Medicanes (huracanes mediterráneos).

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