viernes, 11 de julio de 2025

¿De dónde viene la expresión "tirar de la manta"?



 Imagina que el exministro de un gobierno deja su cargo en medio de tensiones internas. Durante años ha sido leal, pero cuando empieza a ser investigado por corrupción, decide "tirar de la manta": declara ante un juez que, junto a otros altos cargos, desvió fondos públicos para financiar campañas electorales, lo que desencadena un gran escándalo político.

La situación podría ser real en cualquier país del mundo, pero en esta ocasión únicamente la utilizamos de forma hipotética para introducirnos en el maravilloso e infinito universo de las expresiones populares españolas: hoy, tal y como nos sugiere esta anécdota inventada, "tirar de la manta" significa "descubrir algo que se quiere mantener en secreto", según la RAE. Y esto, inevitablemente, nos lleva a pensar en una manta como la tela que empleamos cada noche en la cama.

Pero nada más lejos de la realidad, porque, en el momento en que surgió esta locución, el término también remitía a un elemento textil que se usaba para otra cosa bien distinta: para comprender su origen debemos viajar en el tiempo hasta el siglo XV.

"Tirar de la manta", pero... ¿de qué manta?

El cambio es natural en la lengua: a medida que las sociedades avanzan, nuestro idioma se ve arrastrado y crea nuevas formas de expresión, tal y como señalan los expertos. Es por ello que explorar los orígenes de ciertas locuciones que todavía persisten en el diccionario popular nos abre la puerta a descubrir cómo era la vida entonces: en este caso, en la época posterior a la expulsión de los judíos de 1492. 

Los primeros años después de esa fecha, muchos judíos se resistieron a la expulsión y acataron la condición de convertirse al cristianismo, dando lugar así al estatus de "converso". En ese contexto, según la Historia de la Legislación de Marichalar y Manrique (1868), los cristianos en Navarra elaboraron censos donde quedaban clasificados los nombres de las familias en función de si eran "de pura raza" o no

Las listas se exhibían en las parroquias, en unas enormes telas colgantes llamadas "mantas" por los habitantes de lo que hoy es esta comunidad autónoma, de tal forma que "tirar de la manta" significaba investigar posibles falsas conversiones. Y si te preguntas si alguna vez pasó: por supuesto.

Cuando "tiraron de la manta" en Tudela

Allá por el 1610, según el Archivo General de Navarra (AGN), el ayuntamiento de Tudela colocó en el paraje más público de su catedral una manta donde aparecían los nombres de los "nuevos convertidos" al cristianismo, con el fin de que "la limpieza de conservase en la ciudad y se sepa distinguir los que descienden de los tales, para que con el tiempo no se escurezca y extinga la memoria de los antepasados, y se sepa y pueda distinguir la calidad de los hombres nobles".

De esa manta habría salido el caso de Francisco de Aibar y Gorraiz, que sorprendente terminó en una sentencia favorable: se declaró "al dicho Licenciado Francisco de Aybar y Gorrayz demandante por christiano viejo, limpio de toda mala raça de judíos, moros y penitenciados por el Santo Oficio de la Inquisición y de otra mala secta". 

La manta de la Catedral de Tudela es una de las más célebres, quizá por continuar expuesta (hasta el siglo XIX en la catedral, y ahora en el Museo de Tudela), o quizá por haber llevado a la Real Corte más casos de sospecha que otras: "En este Reyno más que en otros son frecuentes los pleytos que se introducen pretendiendo probar algunas personas de él que son descendientes de cristianos viejos", se recoge en el AGN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario