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El sueldo medio que pagaron las empresas en 2024 ascendió hasta los 27.559 euros brutos, un 3,8% más que el año anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), mientras que los alquileres incrementaron hasta los 13,025 euros por metro cuadrado de media, un 11,56% más que el dato de 2023, según cálculos realizados a partir de la base de datos del portal inmobiliario Idealista. Por tanto, el alza del precio del alquiler en España más que triplicó el ritmo de subida que se apuntan los sueldos.
En el último año la retribución media ha desacelerado su crecimiento, desde la subida del 4,7% apuntada en 2023 respecto al año anterior hasta el dato actual, al mismo tiempo que los alquileres han intensificado su incremento. Mientras que en 2023 la subida fue de algo más del 9% desde el dato anterior, el alza en 2024 ya rozó ese 12%. Es decir, también se elevó la tasa de esfuerzo de los hogares —el porcentaje de los ingresos que se destina al alquiler—, alejándose aún más de las recomendaciones de los organismos de control oficiales, que establecen el 30% como barrera.
Pagar el alquiler ya supone un 45% del sueldo de media
En esta línea, para cumplir con las advertencias, el coste del arrendamiento tendría que haber sido en 2024 de 689 euros, según el dato medio del salario. Sin embargo, de media, un piso de 80 metros cuadrados ascendía a los 1.042 euros, más de un 45% del sueldo. Por tanto, el incremento acelerado del precio de la vivienda, cuyo ritmo no han seguido los ingresos de las familias, ha intensificado también la tasa de esfuerzo para hacer frente al alquiler, desde el 40,5% que se calcula de media para 2022 bajo el ejemplo anterior y pasando por un 42,2% en 2023.
De este modo, con casi la mitad de los ingresos derivados al pago del arrendamiento, la situación de la vivienda se antepone para los residentes en España como el principal problema para el país actualmente, según el barómetro de julio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Desde el centro de estudios Funcas ya advierten sobre el posible impacto de la crisis del sector en el crecimiento económico, ante la opción de que la tensión del mercado ejerza como cuello de botella para la movilidad laboral y el aumento de la población vía inmigración.
En comparación a datos prepandemia (registros medios de 2019), el salario subió un 17,53%, desde los 23.450 euros apuntados ese año por el INE, mientras que el arrendamiento se incrementó un 27,07%, desde los 10,25 euros por metro cuadrado que se pagó a lo largo de ese año. La tasa de esfuerzo entonces tampoco se cumplía, siendo casi un 42% el alquiler de una casa de 80 metros cuadrados para un sueldo medio.
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Se debe tener en cuenta que los datos del INE se registran como valor bruto, por lo que el impacto del incremento del precio de los arrendamientos en el ingreso real de los hogares es mayor. Además, a esto se suma que el salario medio se refiere, como su propio nombre indica, al salario bruto medio anual de los trabajadores por cuenta ajena y no al mediano, que divide al número de trabajadores en dos partes iguales, aquellos con un salario superior y los que tienen uno inferior. El último dato de esta variable es de 2023 y se colocó en 23.349 euros, un 4,32% más que el año anterior.
Si consideramos el sueldo mediano (casi 1.946 euros en 12 mensualidades) la tasa de esfuerzo ese año para pagar el alquiler de quienes se encontrasen en ese nivel, más ajustado que la media, fue de casi un 48%, frente al 46% que ya supuso en 2022 y al 48% que superó ligeramente en 2019, antes de la crisis por la covid-19.
El precio de la vivienda en máximos
Ahora, el precio de la vivienda continúa al alza, tocando máximos históricos tanto el coste del alquiler como el de la compra de vivienda y, aunque las condiciones hipotecarias facilitan el acceso al mercado, el Banco de España (BdE) ya avisa sobre cómo el incremento del precio anula parte de la mejora de tipos. De hecho, el último informe de Estabilidad Financiera ya advertía de signos de sobrevaloración en el precio de los inmuebles, con un coste de los mismos que se coloca entre un 1,1% y un 8,5% por encima de su valor de equilibrio.
Todo ello en un entorno en el que el ritmo de crecimiento de la oferta no compensa la demanda. Según cálculos del think tank Funcas, se registra un desajuste entre las variables de unos 600.000 inmuebles, pese a que en 2024 el número de viviendas terminadas se elevó hasta 101.000, la cifra más alta de los últimos trece años, que queda todavía muy lejos de cumplir con las necesidades de las familias. De hecho, las previsiones apuntan a que el déficit de viviendas seguirá agravándose hasta 2027. Aún bajo una posible inversión anual del 3% en el sector, es decir un punto por encima de la media de los últimos cinco años; una elasticidad estable entre inversión y número de viviendas iniciadas; y la creación de 160.000 nuevos hogares cada año, el déficit habitacional empezaría a reducirse a partir de 2027, y no desaparecería hasta 2037.
De hecho, ese año, la solicitud de vivienda provocó una gran salida de ofertas del mercado. En concreto, la disponibilidad de inmuebles se redujo un 9,3%, según un informe elaborado por Fotocasa en colaboración con la Universitat Pompeu Fabra (UPF), y la mayoría de viviendas encontraron comprador en menos de seis meses.
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