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La pandemia, las guerras, catástrofes naturales cada vez más frecuentes e intensas y apagones masivos han vuelto a llevar a la psique común la posibilidad de que el fin del mundo se acerque.
Pero más allá de teorías de la conspiración e historias de internet, la ciencia es capaz de evaluar cuáles son las posibilidades de que acabe el mundo, y cuáles son los escenarios más probables.
El Daily Mail ha recogido en un artículo cuáles son los diez casos más plausibles, de menos a más probabilidad.
Un asteroide
Se cree que un asteroide de unos 15 km de ancho provocó la extinción de los dinosaurios hace aproximadamente 66 millones de años, pero asteroides incluso más pequeños representan un gran riesgo para la vida en la Tierra.
La buena noticia es que es posible desviar la trayectoria de estas rocas gigantes, como demostró la NASA en 2021.
Además, cuanto más grandes son los asteroides, más improbable es su llegada. Se estima que asteroides con un diámetro de aproximadamente 1 km impactan el planeta aproximadamente una vez cada 700.000 años. Aproximadamente cada 30 millones de años, podemos esperar asteroides más grandes, de 4,8 km de diámetro, que podrían amenazar el planeta.
Un supervolcán
Aproximadamente cada 100.000 años, la Tierra es el escenario por la erupción de un supervolcán. Estos volcanes gigantes se definen como aquellos con la mayor capacidad eruptiva (una calificación de ocho sobre ocho en el Índice de Explosividad Volcánica).
La última supererupción fue la del Monte Toba, en Indonesia, hace unos 74.000 años. Se liberó tanto azufre a la atmósfera que el planeta se enfrió varios grados, devastando la flora y reduciendo la población mundial a unas 10.000 personas.
La humanidad actual no tendría defensa contra un invierno volcánico como este. Dado que las erupciones son resultado de la acumulación de energía térmica, los científicos han sugerido que podría ser posible encontrar una manera de prevenirlas disipando el calor de alguna manera.
Por el momento, solo se pueden monitorear los 20 supervolcanes que existen en todo el mundo. Dado que la última erupción tuvo lugar hace 74.000 años, es probable que tengamos unos 26.000 años de respiro hasta la próxima.
Una tormenta solar
Las tormentas solares parecen poco frecuentes, pero si una grave nos azotara hoy, millones de vidas estarían en peligro. Se producen cuando los flujos de plasma y magnetismo del Sol se entrelazan.
De estas manchas solares surgen las erupciones solares: enormes y violentas explosiones de gases solares, equivalentes a la detonación de diez mil millones de bombas de Hiroshima.
Estas expulsan radiación electromagnética al espacio en cantidades tan enormes que las partículas cargadas ondulan el campo magnético terrestre y extienden los cielos etéreos asociados con las auroras boreales y australes por todo el planeta. El primer caso registrado de tormenta solar tuvo lugar la mañana del 1 de septiembre de 1859.
Si ocurriera ahora, tendríamos problemas. John Kappenman, miembro sénior del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de EEUU, ha advertido que "la recuperación podría extenderse a meses, o incluso años".
El fracaso de los antibióticos
Sin antibióticos eficaces, cualquier herida podría significar la muerte e incluso una cirugía básica se volvería altamente peligrosa. Sin embargo, seguimos recetando antibióticos en exceso en la práctica clínica y usándolos innecesariamente de forma rutinaria para acelerar el crecimiento de los animales de granjas industriales. Si continuamos así, la resistencia a los antibióticos podría causar diez millones de muertes anuales en todo el mundo para mediados de este siglo.
Pero existe una posible solución. Desarrollada por el físico británico David Brenner, se basa en que una variedad de luz ultravioleta de longitud de onda corta, conocida como UVC lejana, puede eliminar todo tipo de microbios, virus y bacterias sin dañar a los humanos.
El calentamiento global
Veranos más calurosos, inviernos más templados, clima violento, derretimiento de los casquetes polares, aumento del nivel del mar, contaminación atmosférica y extinciones masivas son algunos de los efectos del calentamiento global.
No obstante, la ciencia no cree que cause una extinción masiva: será una tragedia que causará sufrimiento (más sequías, más olas de calor, niveles del mar más altos, más extinciones), pero nuestra especie sobrevivirá y hay motivos para un optimismo moderado.
Un ataque EMP
Un ataque de pulso electromagnético (EMP) plantea un escenario terrorífico: implicaría la detonación de un arma nuclear a gran altura sobre la superficie de la Tierra, enviando rayos gamma que impactarían las moléculas de aire y expulsarían electrones.
Aún no se ha producido ningún ataque de ese tipo, pero uno expondría las mismas vulnerabilidades que las tormentas solares, destruyendo gran parte de la tecnología moderna de la que dependemos, provocando la ruptura de presas, la caída de aviones del cielo y el choque de trenes.
Una hambruna
En realidad, es una consecuencia de cualquiera de las otras causas: erupciones de supervolcanes, invierno nuclear, un gran asteroide que impacta la Tierra; todos estos escenarios podrían conducir a un invierno global de varios años, causando daños catastróficos a la agricultura mundial y una hambruna devastadora que mataría a muchos millones de personas más que el evento que la causó originalmente.
Una guerra nuclear
La probabilidad exacta de una guerra nuclear sigue siendo difícil de estimar. Algunos expertos sugieren que existe una probabilidad del 4,5% de que se produzca una catástrofe de este tipo para 2045, mientras que otros la sitúan en el 1%.
Pero, en cualquier caso, el riesgo es demasiado alto y las consecuencias serían devastadoras. Con la bomba de Hiroshima, una bola de fuego de 370 metros de ancho mató a 70.000 personas al instante.
Hoy, la destrucción sería mucho peor. Un análisis publicado en 2022 concluyó que una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia podría causar la muerte de 5.000 millones de personas.
Una fuga en un laboratorio
Hoy en día, no sólo hemos identificado los patógenos microscópicos responsables de las enfermedades, sino que también podemos editar su ADN para ayudar a eliminarlos. Los laboratorios que realizan ese trabajo mantienen altísimos niveles de seguridad, pero los escapes accidentales ocurren con mucha más frecuencia de lo que deberían.
Aunque en un principio se pensó que la covid-19 surgió de un mercado de animales en Wuhan (China), cada vez son más las pistas que apuntan a que se produjo una filtración de un laboratorio en la misma ciudad, que estaba investigando el coronavirus. Algunas estimaciones apuntan a que 20 millones de personas han muerto por su causa.
La inteligencia artificial
Según la ciencia, el mayor peligro para la humanidad hoy en día proviene de la inteligencia artificial (IA), aunque es más probable que una catástrofe motivada por la IA ocurra como resultado del mal uso de la tecnología por parte de los humanos.
Otro riesgo más teórico, pero aún así grave, es que la propia IA se vuelva rebelde: una superinteligencia artificial podría infiltrarse en sistemas militares y lanzar cientos de ataques nucleares a la vez.
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