domingo, 24 de agosto de 2025

Canal Gastronomía : Las hamburguesas de ahora son los gin tonic de 2015: pretenciosas, pijas, saturadas de ingredientes y encima carísimas

 


Antes del cierre de siglo pasado, en los años 80, 90 y principios de los 2000, pedir una hamburguesa de carne con queso era el estándar: sencilla, rápida y sabrosa. No necesitaba manual de instrucciones ni traducciones.

Pero esa es ya otra era. El pasado, como las pesetas. Ahora, según deja entrever con guasa el tiktoker Álvaro Casares, las hamburguesas de ahora son los gin tonic de 2015, una tendencia hipsterizada que ha transformado la simpleza de un simple sándwich de medallón de carne picada en espectáculo.

Casares apunta con ironía cómo, a principios de siglo, las cadenas americanas llegaron con fuerza: promociones, descuentos, “super size” y el famoso “combo XXL” pusieron las bases del “todo más grande”.

Fue el principio de una era fast food con exceso, de las gochadas. Se sumó la cultura de lo fast y lo barato, y todos celebraban la hamburguesa monstruosa como símbolo de abundancia y velocidad.

Pero hoy, ese monstruo se ha vuelto pretencioso. Las hamburguesas actuales cuestan un auténtico pastón y llevan ingredientes que suenan más a laboratorio: “mayonesas emulsionadas”, pan brioche artesanal, toppings asiáticos (kimchi, salsa gochujang), quesos curados y proteínas de orígenes impensables. No es una comida rápida, es un performance culinario en miniatura.

Artículo de diseño

Estas hamburguesas son algo antes imitado y sobado, ahora elevado al estatus de exclusivo, caro y con pretensión de originalidad. Lo que antes era una comida popular, hoy es un artículo de diseño gastronómico. Y eso, para muchos comensales, transforme el ticket en una experiencia de Instagram, no un plato para saciar el hambre.

En pocos años, el simple acto de pedir una hamburguesa cambió: antes era “una con queso, por favor”. Ahora es todo un discurso que menciona el punto de la carne, el tipo de pan, el queso artesanal, la próxima llegada del pan de remolacha fermentado y un café de especialidad. El resultado: sabiduría gourmet mezclada con hipsterismo descafeinado.

El humor de las redes ilumina cómo la comida evoluciona junto a la sociedad. Donde antes necesitabas el buche lleno, ahora necesitas que esté lleno el bolsillo además de un gusto refinado. Pero hay que reconocer que, todos apreciamos esa mordida suculenta cubierta de humo de nitrógeno líquido y flores liofilizadas.







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