La ciencia lleva años intentando descifrar cómo se puede adaptar el ser humano a las condiciones de vida fuera del planeta Tierra. Más de 250 exploraciones se han realizado desde 1958. Gracias a esto existe valiosa información respecto a las condiciones atmosféricas y de las superficies.
Sin embargo, un nuevo enfoque desde la perspectiva geológica podría ser la solución para algún día permanecer más allá de nuestro suelo: indagar lo que está debajo de la superficie.
El misterio de los tubos de lava
En realidad, desde hace tiempo se cree que allí podría estar la clave, pero la ciencia aún no logra conocerlo al detalle. Puntualmente, se trata de los tubos de lava, unas arterias por donde circula la roca fundida que ha sido expulsada por la actividad volcánica. Estas condiciones podrían repetirse fuera del planeta Tierra.
En la Luna, por ejemplo, se sabe que hubo una intensa actividad volcánica hace más de 3.000 años. La muestra más evidente son los mares lunares, esas manchas oscuras que se pueden observar a la distancia y surgieron fruto del vulcanismo. Pero sabemos muy poco de sus tubos de lava.
No es que sea fácil estudiarlo. Los problemas para investigar eran dos: primero, cómo acceder a un territorio similar. Segundo, cómo minimizar los riesgos para los científicos de la misión. Ante lo primero, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha comprobado que había un sitio donde las condiciones se estimaban análogas a las de la Luna o Marte: los tubos de lava de Lanzarote.
El segundo problema es en lo que está trabajando actualmente un equipo de científicos de la Universidad de Málaga. El Laboratorio de Robótica Espacial, liderado por Carlos Pérez del Pulgar, acaba de publicar en Science Robotics, una detallada explicación de los robots que están desarrollando en conjunto con otros investigadores europeos.
“El blindaje natural que ofrecen estas cuevas frente a la radiación y a pequeños meteoritos las hace muy adecuadas para preservar firmas exobiológicas y proteger instalaciones humanas”, explica el estudio sobre la importancia de los tubos de lava.
Cómo ha sido la misión en Lanzarote
Para conocer las profundidades de los tubos se desplazaron hasta Lanzarote para realizar una misión con tres robots equipados con hardware y software específicos, desarrollados en centros alemanes y uno belga.
El primer robot fue SherpaTT, el primer aparato en ingresar al tubo de lava. Después, LUVMI-X, más ligero y con escáneres 3D, para transportar una carga útil. Ambos realizaron navegación y cartografía de manera completamente autónoma. La tríada de robots la completó Coyote III, que contiene un radar de penetración en el suelo.
Los resultados de la prueba en Lanzarote identificaron posibles rutas para descender en rapel, pero por problemas de humedad ante inesperadas lluvias tuvieron problemas para sondear la parte superior del tubo de lava.
El objetivo de la misión fue cumplido: los robots han sido capaces de construir un modelo tridimensional del terreno debajo de la superficie.
“Los resultados obtenidos demuestran la viabilidad del concepto de misión propuesto, que incluye tres vehículos exploradores planetarios de nueva generación coordinados para obtener información significativa sobre la morfología externa e interna de la cueva de lava”, sintetizaron en el artículo.
Más allá del importante avance, aún queda definir la adaptación de los robots a condiciones ambientales disímiles en la Luna o en Marte. Antes de esta misión, el equipo del Laboratorio de Robótica Espacial de la Universidad de Málaga había trabajado en dos fases con la Agencia Espacial Europa (ESA). Desarrollaron algoritmos para la planificación de los caminos en los tubos de lava y también el sistema de control para que el vehículo pudiera recoger las muestras.
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