miércoles, 10 de septiembre de 2025

Canal Curiosidades : 🌍 El ozono podría calentar la Tierra más de lo previsto – Una sorpresa climática

 

El ozono, esa capa protectora en la atmósfera, es frecuentemente celebrado por su papel como escudo contra los rayos ultravioleta del Sol. Sin embargo, un estudio reciente revela que también podría amplificar el calentamiento climático de manera inesperada. Los esfuerzos globales para restaurar esta capa, aunque beneficiosos para la salud humana, podrían tener consecuencias imprevistas sobre el clima de nuestro planeta.

Los investigadores de la Universidad de Reading utilizaron modelos informáticos para simular la evolución de la atmósfera hasta 2050. Descubrieron que la recuperación de la capa de ozono, debida a la eliminación progresiva de los clorofluorocarbonos (CFC) y los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), contribuiría a un calentamiento adicional de 0,27 vatios por metro cuadrado. Este valor mide la energía adicional retenida por la superficie terrestre, indicando que el ozono se convertiría en el segundo factor de calentamiento después del dióxido de carbono.

El profesor Bill Collins, autor principal del estudio, explica que la prohibición de las sustancias nocivas para el ozono fue una decisión acertada para preservar la capa protectora. Sin embargo, esta reparación conlleva un aumento del efecto invernadero, ya que el ozono actúa también como un gas que atrapa el calor. Además, la contaminación del aire proveniente de las actividades humanas, como los vehículos y las fábricas, genera ozono a nivel del suelo, agravando tanto los problemas de salud como el calentamiento.

El estudio, publicado en Atmospheric Chemistry and Physics, sigue un escenario donde los controles de la contaminación del aire son limitados, pero donde se respeta el Protocolo de Montreal. Los resultados muestran que los beneficios climáticos esperados de la eliminación de los CFC y HCFC son ampliamente anulados por el calentamiento inducido por la recuperación del ozono.

A pesar de esto, la protección de la capa de ozono sigue siendo esencial para evitar cánceres de piel y otros efectos nocivos de los rayos UV. Los responsables de políticas deben ahora integrar estos nuevos datos para ajustar las estrategias de lucha contra el cambio climático, teniendo en cuenta el doble papel del ozono como protector y contribuyente al calentamiento.

El ozono: un gas con dos caras

El ozono es una molécula compuesta por tres átomos de oxígeno, formada naturalmente en la estratosfera donde absorbe los rayos ultravioleta nocivos del Sol. Sin esta capa, la vida en la Tierra estaría expuesta a radiaciones peligrosas, aumentando los riesgos de enfermedades como el cáncer.

En la troposfera, cerca del suelo, el ozono es producido por reacciones químicas que implican contaminantes emitidos por las actividades humanas, tales como los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles. Este ozono de baja altitud contribuye a la formación de smog y agrava los problemas respiratorios en el ser humano.

Como gas de efecto invernadero, el ozono atrapa el calor en la atmósfera, de manera similar al dióxido de carbono, pero con una eficacia variable según su altitud. Su impacto sobre el clima depende por tanto de su ubicación.

La gestión del ozono requiere enfoques equilibrados, que busquen reducir su formación a nivel del suelo mientras se preserva la capa estratosférica, para proteger tanto la salud humana como el clima.

El Protocolo de Montreal y sus implicaciones

Adoptado en 1987, el Protocolo de Montreal es un acuerdo internacional destinado a eliminar progresivamente las sustancias que agotan la capa de ozono, como los CFC y los HCFC. Estos productos químicos, antiguamente utilizados en refrigerantes y aerosoles, eran responsables de agujeros en la capa de ozono, notablemente sobre la Antártida.

Gracias a este acuerdo, la capa de ozono muestra signos de recuperación, con una reducción de los agujeros observados y una disminución de los niveles de radiación UV que alcanzan la superficie. Esto ha permitido evitar probablemente millones de casos de cáncer de piel y otras afecciones relacionadas con los UV.

Sin embargo, la eliminación de los CFC y HCFC también tiene efectos secundarios sobre el clima, ya que estos gases eran poderosos contribuyentes al efecto invernadero. Su sustitución por otras sustancias, como los hidrofluorocarbonos (HFC), ha introducido nuevos desafíos, pues los HFC son también potentes gases de efecto invernadero.

El Protocolo de Montreal ilustra cómo las acciones ambientales pueden tener consecuencias múltiples, requiriendo una vigilancia continua y adaptaciones para alcanzar tanto objetivos de protección del ozono como de mitigación del cambio climático.







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