Los enigmáticos círculos de hadas, visibles en distintas superficies del planeta y reconocibles por el deterioro de la vegetación, podrían convertirse en una herramienta clave para localizar uno de los recursos naturales más valiosos en la actualidad. De hecho, la mayoría de los países están mostrando un creciente interés en él en su transición hacia un modelo energético sostenible.
Un equipo de especialistas de la Universidad de Viena, con apoyo de la compañía energética OMV, ha demostrado que el diámetro de estas formaciones circulares guarda relación directa con la presión de las reservas subterráneas de hidrógeno verde. De esta manera, los investigadores plantean que los círculos podrían servir como indicadores naturales para orientar futuras exploraciones.
El hidrógeno hallado en la naturaleza, también denominado blanco, dorado o naranja, se perfila como una alternativa más asequible y con menor impacto medioambiental frente a las variedades producidas artificialmente. Estas últimas (negra, gris, azul o verde) requieren procesos industriales que generan una huella de carbono considerablemente más elevada.
Los resultados, publicados en la revista Geology, describen que el fenómeno se produce cuando el gas desplaza el agua en el subsuelo. El movimiento altera el terreno, eleva o compacta los sedimentos y provoca daños visibles en la vegetación de la superficie, dando lugar a los característicos anillos.
La ciencia detrás de los círculos
Para comprender este mecanismo, el geólogo Martin Schopfer empleó simulaciones geomecánicas que reprodujeron la interacción entre gas, agua y suelo. Los modelos digitales mostraron una coincidencia precisa con los patrones detectados en regiones de Brasil, Rusia y Australia, lo que confirma que no se trata de fenómenos aislados.
El análisis también evidenció que los círculos de hadas más extensos corresponden a depósitos más profundos y con mayor concentración de gas. Este hallazgo resulta determinante, ya que permite reducir costes de perforación y aporta un método fiable para identificar áreas con potencial energético.
El investigador Bernhard Grasemann, subdirector del Departamento de Geología de la Universidad de Viena, destacó la relevancia del trabajo: “Estos hallazgos suponen un verdadero avance”. Según los autores, la observación de estos patrones en la superficie terrestre puede abrir un nuevo camino para aprovechar una fuente de energía prácticamente inagotable y respetuosa con el medio ambiente.
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