El Ayuntamiento estudia intervenir en el Parque de Joan Miró, donde está uno de los tres asentamientos más grandes del distrito del Eixample. Actualmente, y según explican los vecinos, duermen una treintena de personas sin hogar. Lo hacen alrededor de la Biblioteca Joan Miró, en una zona soportal donde encuentran refugio.

Según el vecindario, la convivencia, hasta ahora, no es conflictiva pero piden al consistorio que instale aseos públicos para reducir los efectos colaterales de las pernoctaciones. El sinhogarismo se ha cronificado este verano y ha llevado al límite la paciencia del vecindario. Y es que el asentamiento de personas, dicen, ayuda a incrementar la sensación de desgarro en todo este entorno, castigado desde hace meses por dos grandes obras: la ampliación del L8 y la nueva red freática.

El sinhogarismo, un problema de ciudad

El concejal del Eixample, Jordi Valls, ha explicado al vecindario que el sinhogarismo es un problema de ciudad y que en el caso del Parque de Joan Miró se está buscando la mejor fórmula para actuar en él. "No debemos confundir la solidaridad con la permisividad", dijo Valls hace unos días en la última audiencia pública del distrito.

De hecho, este verano el Ayuntamiento ha actuado ya en dos puntos del Ensanche donde había quejas y malestar vecinal por las pernoctaciones y los asentamientos de personas. Primero lo hizo en la superella del Eixample, donde, aprovechando el inicio de las obras de la red freática en este punto, retiró parte del mobiliario urbano que usaban los sinhogar para refugiarse. Y a mediados de agosto lo hizo en el asentamiento del Parque de la Estación del Norte. Aquí desalojó una cuarentena de personas y retiró 1.400 kg de chatarra.

Migrantes en situación irregular

Según testimonios con los que ha hablado betevé, el perfil de las personas que han encontrado refugio alrededor de la Biblioteca Joan Miró son personas migrantes en situación irregular. Algunas se ganan la vida recogiendo chatarra o como manteros. Algunas entidades sociales del barrio les ofrecen cada semana ropa y comida.

El espacio público, un espacio de toda la ciudadanía

El Ayuntamiento ha explicado a betevé que los equipos municipales hacen presencia habitual e intentan vincular a las personas sin hogar a los recursos disponibles. Intervienen de manera periódica la Guardia Urbana y los equipos de limpieza, además de los Servicios Sociales. Fuentes municipales, sin embargo, recuerdan que el espacio público es un espacio compartido y todo el mundo tiene derecho a utilizarlo. Pero insisten en que, cuando se generan dinámicas de odio hacia el espacio y las personas que lo utilizan, hay que valorar la intervención. También si se detectan dificultades en cuanto a convivencia.