Beteve
Resistimos al Gótico, la entidad que acompaña a la afectada, hace un llamamiento a la movilización para este miércoles, cuando se ha programado el lanzamiento.
A menudo saca la cabeza por el balcón y observa cómo ha cambiado el Gótico, el barrio que lo ha acogido desde que se casó. La Blanca Espinosa, de 78 años, vive en el número 6 de la calle de Els Boters, a cuatro pasos de la Catedral de Barcelona por un lado y, por otro, pero ahora podría quedarse sin el piso de siempre. La propiedad le ha demandado por el impago de 88 euros de unas obras en el baño y la cocina que, asegura, ni pidió ni le hicieron bien.
El de este miércoles, 22 de noviembre, es el quinto intento de desahucio al que se enfrenta pese a disponer de un contrato de alquiler de renta antigua y, por tanto, de carácter vitalicio desde diciembre de 1968. Paga unos 350 euros cada mes y Resistimos al Gótico ─la entidad vecinal que la acompaña─ denuncia que la propietaria ha aprovechado la cuestión de las obras para hacerla fuera y sacar rédito del piso.
"Es un barrio muy llamativo", admite Mariona Roca, de la entidad. "[La propiedad] ya ha dicho que lo quiere para turistas. Yo entiendo que pago poco y que un turista... Pero cuando ella compró el piso ya sabía que tenía una renta antigua", relata la Blanca. El proceso para desahuciarla hace tiempo que dura y, de hecho, un primer juez determinó que los 88 € no eran motivo suficiente. Ahora bien, la propietaria ─con otros pisos en la ciudad, según Resistim─ pidió una revisión y otro juzgado le dio la razón.
"Parece que haya connivencia entre las propiedades y los jueces. No tiene ningún tipo de sentido y es injusto", remacha Roca. Ahora se preparan para detener el lanzamiento porque, lamenta la afectada, no tiene otro lugar donde ir y no puede pagar un alquiler a precio de mercado. "Cobro 500 euros y tengo una ayuda de 60 para la comida. Incluso primero pensé en ir a vivir a un convento", narra.

"El barrio Gótico no puede perder ninguna más vecina"
Fuentes del Ayuntamiento han explicado al 'básicos' de betevé que los servicios de vivienda hacen seguimiento del caso y tratan ahora de negociar con la propietaria para que acepte el programa Reallotgem. Se trata de un plan que prevé que la Generalitat pague el alquiler de manera temporal a hogares vulnerables al límite de la expulsión y puedan, así, quedarse en el piso. "La Blanca no puede marcharse, el Gótico no puede perder a ningún otro vecino", dice Roca.
De hecho, los vecinos de La Blanca son justamente turistas, porque casi todos los pisos del bloque se destinan a este fin. Ella no se ve en otro barrio, ya que en el Gótico tiene todas las amistades y pide a la propiedad que la deje quedar. "Me gustaría morirme aquí, con mis recuerdos. Es lo único que pido", concluye. Confía en que la protesta que se prepara para el miércoles detenga el lanzamiento.
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