Metropoli

Un hombre mojándose la cabeza con agua en Barcelona durante la ola de calor / EFE-Marta Pérez
¿Qué pasaría si Barcelona alcanzara los 50 grados de temperatura? Aunque hoy parezca improbable, el Ayuntamiento ya trabaja en un simulacro sin precedentes para averiguarlo.
La prueba, prevista dentro de dos años, buscará ensayar la respuesta de la ciudad ante un pico térmico extremo, similar al que simuló París en 2023.

Una imagen de archivo de Barcelona durante una ola de calor / EFE
El objetivo: anticiparse al cambio climático y ajustar los protocolos de emergencia, movilidad, energía o sanidad ante escenarios que, aunque excepcionales, ya no suenan tan lejanos.
La primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, ha anunciado este jueves que la ciudad se prepara para llevar a cabo un simulacro que recree un pico de calor de 50 °C, una cifra nunca alcanzada hasta ahora en la capital catalana, cuyo récord actual es de 40 °C (registrado en julio de 2024).
La medida forma parte del Pla Calor 2025-2035, una ambiciosa estrategia municipal para hacer frente a los efectos del cambio climático.
“No es que tengamos previsión de alcanzar estos niveles, pero debemos poder testear cómo reaccionan servicios e infraestructuras ante un escenario extremo”, ha subrayado Bonet.

Dos hombres sin camiseta pasean por Barcelona durante la ola de calor
El ensayo se realizará en una zona acotada de la ciudad y requerirá la implicación de la Generalitat y empresas clave como las eléctricas, además de otros agentes esenciales como centros escolares, residencias, transporte público o servicios sanitarios.
A diferencia de una ola real de calor, esta experiencia se puede ejecutar en cualquier momento del año, ya que se trata de testear reacciones, coordinar dispositivos y detectar fallos o puntos débiles del sistema urbano.
Un laboratorio de estrés climático
Bonet ha explicado que la prueba servirá para ensayar cómo responderían los equipos de emergencia, el sistema sanitario, el transporte público, la distribución de medicamentos, las redes eléctricas y otros servicios críticos.
También se evaluará cómo podrían verse afectados los trabajadores municipales, escolares y colectivos vulnerables.
“¿Qué pasaría en las escuelas, en los equipamientos, en los barrios más vulnerables?”, se ha preguntado la teniente de alcaldía.
La información que se obtenga permitirá crear nuevos protocolos específicos y mejorar los ya existentes para hacer frente a futuras olas de calor más intensas.
Estrategia a largo plazo
El simulacro se enmarca en el Pla Calor 2025-2035, que recoge más de 40 actuaciones para reforzar la resiliencia climática de la ciudad.
Entre ellas, destaca la ampliación de los refugios climáticos —con 400 espacios disponibles este verano—, la instalación de nuevos juegos de agua infantiles (de 4 a 8), la creación de zonas de sombra (con 194 estructuras nuevas previstas antes del fin de mandato) y la mejora del confort térmico en edificios mediante fachadas verdes y cubiertas vegetales.
El plan está integrado dentro del Plan Clima municipal, que aborda de forma global la emergencia climática en la ciudad.
La presentación del simulacro ha coincidido con un nuevo récord: los 36 °C registrados este Sant Joan, un pico sin precedentes para la fecha.
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