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El Centro de Control se topó con muchas personas afectadas y pocos autobuses disponibles, por lo que optó por reconfigurar la circulación de trenes para lograr llevarlas a su destino
Viernes por la noche, en plena operación salida por el puente de Sant Joan. De golpe, a las 20:38 horas, cayó el suministro eléctrico en la catenaria entre las estaciones de Rodalies de Torredembarra y Tarragona. Once trenes, que sumaban hasta 2.000 usuarios, quedaron a la deriva inmediatamente, sin opción a continuar su viaje. Diez estaban junto a una estación, donde quedaron paralizados. Pero uno de ellos, el 30-578 de la línea R14, con cerca de 200 pasajeros, perdió el empuje en plena vía entre Tarragona y Altafulla, justo en una zona escarpada y a 800 metros del punto de salida más cercano. Y lo peor: sin electricidad, dejó de funcionar el aire acondicionado.
Adif interrumpió inmediatamente la circulación de todos los trenes por la infraestructura. En el Centro de Control de Rodalies se priorizó la evacuación de las personas del tren en medio de las vías.
El convoy contaba con dos vigilantes de seguridad y un interventor. Cada uno se ubicó en un vagón, lo que permitió abrir las puertas para que pudiera entrar el aire del exterior asegurando que nadie saliera del tren.
La evacuación pudo realizarse, con la intervención de los bomberos y garantizando la seguridad, unos 40 minutos después, a las 21:21 horas, cuando los usuarios anduvieron esos 800 metros por las vías hasta los cuatro autocares que ya les esperaban para llevarlos a la estación de Sant Vicenç de Calders. Allí la operadora había retenido un tren de la línea R2 para transportarlos hasta su destino final, Barcelona.
Diez trenes más
Pero quedaban otros diez trenes parados, con ni más ni menos que 1.800 personas esperando poder continuar su viaje. Se empezó por trasladar a las personas en autocar hasta las estaciones de cada extremo del tramo afectado para que pudieran continuar en tren. Pero la falta de autobuses y sobre todo de conductores disponibles un viernes por la noche (solo cuatro al inicio, que la operadora logró aumentar más tarde a siete) alargó la operación, añadiendo además que un autobús puede transportar a 50 personas, y un tren a centenares.
Cada decisión se tomaba con la presión del reloj y la evidente falta de medios. En el Centro de Operaciones de Rodalies optaron por una solución imaginativa, explica el jefe de sala que se encargaba en ese momento del dispositivo, Miguel Ángel Cantillo: desviar un tren de la línea R15 destino a Reus, que no podía continuar por el tramo afectado, para que, desde Sant Vicenç de Calders tomara la línea R13 en dirección a Valls, para cambiar entonces su sentido y bajar, ahora sí, hacia Reus.
El último tren se montó en doble configuración para absorber a todo el pasaje. Cinco personas viajaron de Reus a Riba Roja, su destino final, en un taxi facilitado por Rodalies. A los pasajeros de otros dos trenes de la R16 a Tortosa y a Vinaròs se les trasladó en autobús de Sant Vicenç de Calders a Tarragona, donde se formó un solo tren que finalmente llegó a su destino final, Vinaròs, a las 2:21 horas de la noche.
“En este trabajo pasas de la tranquilidad a la máxima tensión en cuestión de minutos. Estuvimos coordinando el dispositivo hasta las tres de la madrugada”, explica Marta Planas, Jefa de Área del Centro de Gestión de Rodalies. Fue una larga noche en Rodalies, en el intento de reducir en lo posible el impacto de la avería en los usuarios en una infraestructura al límite en la que urge una actualización.
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