viernes, 30 de mayo de 2025

Barcelona es la ciudad turística más masificada del mundo, según un estudio

  Metropoli


Turistas abandonando un piso

Turistas abandonando un piso EFE/MANUEL BRUQUE

Barcelona se enfrenta al desafío urgente de repensar su estrategia turística para los próximos años. Las preguntas clave giran en torno a cómo reducir el volumen de visitantes, diversificar su perfil y redistribuir los beneficios económicos sin seguir erosionando la vida cotidiana de quienes la habitan.

La capital catalana ha sido clasificada como la ciudad turística más masificada del mundo, según un nuevo estudio publicado esta semana por Nomad eSIM.

El informe, que analiza datos de afluencia, densidad de visitantes y percepción local, sitúa a la capital catalana por delante de destinos tan emblemáticos como Bangkok, París o Dubái, con una estimación de 201.722 turistas por kilómetro cuadrado.

Turismo Barcelona

Turismo Barcelona Europa Press

Crecimiento turístico 

Este diagnóstico llega en un momento en que el debate sobre los límites del turismo global cobra fuerza. Tras un resurgimiento imparable de los viajes internacionales postpandemia, los impactos sociales y ambientales del turismo masivo se han hecho más visibles que nunca.

En Barcelona, los efectos se notan en el día a día: transporte público saturado, alquileres disparados, barrios convertidos en escenarios para fotos y restaurantes donde los menús locales han sido sustituidos por versiones internacionales adaptadas al paladar foráneo.

Los residentes, cada vez más organizados en plataformas vecinales, han comenzado a alzar la voz. Las calles del centro histórico muestran grafitis que piden la marcha de los turistas y las manifestaciones se suceden con frecuencia para exigir al ayuntamiento medidas concretas. "Turistas, váyanse a casa" y "Esto no es un parque temático", son algunas de las frases que destaca el estudio. 

Entre las demandas destacan la regulación estricta de los pisos turísticos, la limitación de la entrada diaria de cruceros y la diversificación del modelo económico de la ciudad, excesivamente dependiente del turismo.

Presión turística

El resultado es una presión constante sobre el espacio público, los servicios urbanos y la vivienda, intensificando problemas como la gentrificación, el encarecimiento del alquiler y la congestión del transporte.

Dos turistas esperan en la puerta de un piso turístico en Barcelona

Dos turistas esperan en la puerta de un piso turístico en Barcelona EFE

El estudio destaca que uno de los principales factores de esta masificación es el turismo de cruceros, que ha multiplicado sus escalas en el puerto de Barcelona, convirtiendo la ciudad en uno de los hubs marítimos más importantes del Mediterráneo.

A ello se suma la popularidad de Barcelona como destino de escapadas cortas, impulsada por las conexiones de bajo coste y la proyección global que mantienen sus iconos turísticos, como la Sagrada Família, el Park Güell o Las Ramblas.

Barrios transformados

Sin embargo, la saturación no se limita a las zonas clásicas del centro. Barrios como Gràcia, Poblenou o Poble-sec también han visto transformaciones profundas en los últimos años, con la proliferación de apartamentos turísticos y negocios orientados exclusivamente al visitante internacional.

Esta dinámica ha generado tensiones con los vecinos, que denuncian la pérdida de identidad barrial y la transformación de sus calles en parques temáticos al servicio del consumo rápido. 

Reto

Frente a este escenario, desde las administraciones locales enfrentan un reto de enormes proporciones.

Turistas en las inmediaciones de un hotel

Turistas en las inmediaciones de un hotel David Zorrakino / Europa Press

Barcelona ya ha adoptado varias medidas en los últimos años para contener el impacto del turismo, como limitar las licencias de alojamientos turísticos, restringir nuevos hoteles en el centro histórico y aplicar tasas específicas a los visitantes. Sin embargo, el estudio de Nomad eSIM sugiere que estos esfuerzos no han sido suficientes para revertir la tendencia.

El debate sobre el modelo turístico que Barcelona necesita ha escalado en intensidad, especialmente tras la pandemia, cuando muchos residentes disfrutaron de una ciudad menos congestionada y más accesible.

Tarragona, la alternativa

Frente a esta realidad, algunos expertos y organizaciones apuntan a nuevas tendencias viajeras que podrían aliviar la presión sobre las grandes ciudades.

Turistas en la Rambla de Barcelona

Turistas en la Rambla de Barcelona EFE

Para quienes buscan esta experiencia en Catalunya, Tarragona se perfila como la alternativa estrella: a solo una hora de Barcelona, esta ciudad combina playas amplias, un rico legado romano y una oferta gastronómica destacada, pero con un flujo turístico muy inferior.

Sin embargo, la solución no puede recaer únicamente en redirigir a los viajeros. Según urbanistas y analistas del sector, Barcelona necesita replantear su modelo urbano y turístico de forma urgente, apostando por la sostenibilidad, la redistribución de visitantes hacia otros barrios menos conocidos, y una promoción más activa de experiencias fuera del turismo de masas.

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