Los pequeños surcos en la superficie de nuestro cerebro podrÃan desempeñar un papel clave en nuestros razonamientos. Un estudio reciente revela que su profundidad influye en la conectividad entre áreas esenciales para la cognición.
Durante mucho tiempo consideradas como simples consecuencias de la evolución, estas estructuras, llamadas surcos terciarios, ahora despiertan el interés de los neurocientÃficos. Sus variaciones individuales parecen estar relacionadas con diferencias en el rendimiento intelectual, abriendo nuevas vÃas para comprender los trastornos del neurodesarrollo.
Surcos que moldean nuestras conexiones cerebrales
Los investigadores de la Universidad de California en Berkeley analizaron los cerebros de 43 niños y adolescentes. Sus trabajos, publicados en The Journal of Neuroscience, muestran que los surcos más profundos fortalecen los intercambios entre la corteza prefrontal lateral y la corteza parietal lateral. Estas regiones están implicadas en funciones cognitivas complejas.
Los cientÃficos utilizaron resonancia magnética funcional para mapear la actividad cerebral durante tareas de lógica. Los resultados indican que cada surco posee una firma de conectividad única, identificable con una precisión del 96%. Esta especificidad confirma su rol funcional más allá de su simple estructura.
Una plasticidad bajo influencia ambiental
Contrariamente a una idea extendida, estas estructuras cerebrales no son inmutables. Su morfologÃa evoluciona a lo largo de la vida, en respuesta a los aprendizajes y al entorno. Este descubrimiento abre perspectivas alentadoras: las estimulaciones intelectuales podrÃan influir en el desarrollo de estos surcos, y por tanto en nuestras capacidades cognitivas.
El estudio revela sin embargo que no todos los pliegues corticales reaccionan igual. Solo ciertos surcos particulares, situados en áreas clave del razonamiento, muestran una correlación clara con el rendimiento intelectual. Su identificación precisa podrÃa servir eventualmente como indicador para evaluar el desarrollo cerebral.
Los investigadores destacan el papel clave de la educación en este proceso. Incluso en la edad adulta, el cerebro conserva cierta maleabilidad. Estos trabajos confirman asà la importancia de las estimulaciones tempranas, al tiempo que ofrecen nuevas pistas para comprender los trastornos del aprendizaje.
Esta plasticidad plantea también preguntas: ¿hasta qué punto podemos "esculpir" nuestro cerebro mediante el entrenamiento cognitivo? Los cientÃficos exploran ahora esta vÃa, recordando que los surcos son solo un elemento más en el rompecabezas de la inteligencia.
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