
El primer ministro francés, François Bayrou, ha anunciado que el próximo 8 septiembre se someterá a una moción de confianza en la Asamblea Nacional para defender su impopular plan de ahorro de 44.000 millones de euros en los presupuestos de 2026, antes de la primera gran protesta convocada para el día 10 de septiembre.
Bayrou, que ha comparecido este lunes en una conferencia de prensa, ha insistido en que hace falta una “clarificación” sobre la situación presupuestaria y que la forma y el lugar adecuados para hacerla es “el Parlamento” y no “en los desórdenes en las calles”.
Consciente de que carece de una mayoría clara en la Cámara, el jefe del Gobierno ha justificado esta moción de confianza que abre las puertas a una caída del Ejecutivo y a un nuevo periodo de inestabilidad que podría arrastrar a Francia a unas nuevas elecciones legislativas. “Si tienes mayoría, el Gobierno sale confirmado. Si no la tienes, el Gobierno cae”, ha resumido.
En caso de no superar el voto de confianza en la Asamblea Nacional –un escenario posible ante la falta de mayoría de los centristas y conservadores que sostienen el Ejecutivo de Bayrou– el primer ministro tendría que presentar su dimisión arrojando a Francia a una nueva crisis.
Ante el anuncio de Bayrou, diputados de izquierda y de derecha han declarado que su voto será negativo, ejemplificando el malestar generalizado en Francia ante los planes de recorte del Gobierno.
“El día 8 censuramos a Bayrou. El día 10 hacemos caer a Macron”, ha expresado el diputado Louis Boyard del partido izquierdista Francia Insumisa en su cuenta de X.
Por su parte, el líder de la formación de extrema derecha Reagrupación Nacional, Joan Bardella, también se ha posicionado en contra: “El RN nunca votará por la confianza en un gobierno cuyas decisiones hacen sufrir al pueblo francés”, ha comentado en su cuenta de X.
Bayrou, que lleva en el cargo apenas nueve meses, ha insistido en que “el riesgo” de una nueva crisis política –tras la vivida en 2024 con la convocatoria de elecciones anticipadas– “es la condición para que los franceses tomen conciencia” de la gravedad de la situación. El primer ministro se ha mostrado dispuesto a recibir a “todos los grupos parlamentarios”, pero ha advertido que “no abandonará” el plan de ajuste presupuestario, que incluye una congelación de ciertas prestaciones, recortes en programas sociales y, tal vez la medida más controvertida, la supresión de dos días festivos.
El objetivo es iniciar un camino para reducir del déficit público, que se ha desbocado en los últimos ejercicios y alcanzó el 5,8% del producto interior bruto (PIB) en 2024.
El Gobierno confía que con las medidas planteadas disminuya el déficit previsto del 5,4% en 2025 al 4,6% del PIB en 2026, en una senda que permitiría llegar a 2029 con un déficit del 2,8% –por debajo del 3%, tope establecido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea–.
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