miércoles, 13 de agosto de 2025

El campo seco y el calor extremo provocan incendios cada vez más destructivos: "La perspectiva es que vayan a más"

  

Imágenes de los incendios forestales cada vez más destructivos.
Imágenes de los incendios forestales cada vez más destructivos.20minutos

Los voraces incendios que asolan España este verano en plena ola de calor, como los de Tarifa (Andalucía), Chandrexa de Queixa (Ourense) o Tres Cantos (Madrid), barren de norte a sur la península en una estampa, por desgracia, habitual en las épocas estivales del país. Los datos oficiales revelan que, aunque pueda parecer lo contrario, el de 2025 no está siendo un verano especialmente prolífico en materia de incendios —casi 40.000 hectáreas calcinadas hasta el 3 de agosto, por debajo de las 62.000 que marca la media por estas fechas—. Sin embargo, aunque sean menos, tienden a ser más destructivos, y en ello influyen factores mayormente meteorológicos, pero también humanos.

En el plano meteorológico, las abundantes precipitaciones de los primeros meses del año, durante la primavera, han generado una situación que los expertos conocen como "latigazo hidrometeorológico", explica a 20minutos Francisco Martín, meteorólogo de Meteored: "Se da cuando hay una situación de abundantes lluvias durante uno o dos meses, seguido de un periodo muy seco de varios meses". Las lluvias favorecen que la vegetación de montes y bosques crezca rápidamente, generando "una gran cantidad de matorral" que, meses después y bajo una extensa ola de calor, temperaturas extremadamente altas, se convierte en el caldo de cultivo perfecto para incendios de gran magnitud y rápida propagación. 

"Después de las lluvias, junio fue extremadamente seco y caluroso, y con eso, en julio y agosto, al haber mucha vegetación, rastrojos y árboles más secos de lo normal, con el suelo seco... hay mucho material de ignición para que se desencadene la 'tormenta perfecta'", explica Martín. "Es lo mismo que está ocurriendo en California, es exactamente igual", recuerda. 

Esa vegetación, voluminosa tras las lluvias, pero seca por el calor, se convierte en lo que los técnicos forestales llaman "combustible fino" que puede "participar activamente" en que un incendio de pasto, más débil, se propague rápidamente hasta convertirse en un incendio forestal: "Una vez iniciado el incendio, lo que hay que ver es el comportamiento, y lo que estamos teniendo en los últimos años, por la meteorología y la evolución de la vegetación, son incendios de gran progresión y gran avance", explica a 20minutos Carlos Madrigal, decano territorial del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales. 

"Incendios ha habido siempre, pero no tan devastadores"

Controlar la vegetación forestal, detalla Madrigal, es clave para evitar que los incendios encuentren continuidad gracias a estas condiciones propicias: "Es como cuando una persona se corta el pelo, si estamos mucho tiempo sin cortar, crecerá sin límite", expone. "Con la vegetación es igual: si no se trabaja, no cortamos para parar esa continuidad, si aparece un incendio podrá quemar todo a su alrededor", explica. Por contra, "si creamos discontinuidades tanto en longitud como en altura, que el suelo esté limpio de matorral y limpiamos los árboles, no habrá continuidad del fuego hacia las copas de los árboles", explica el ingeniero forestal.

Sin embargo, muchas zonas del monte en todo el país favorecen que el campo crezca sin control: "Hace 30, 40 o 50 años la gente trabajaba en el monte, pero actualmente, con el abandono de los aprovechamientos forestales, el campo crece desmesuradamente", comenta Madrigal. La solución, sugiere, es destinar medios para adecuar el campo para evitar incendios tan devastadores: "Incendios ha habido toda la vida, pero no tan devastadores, llegando a convertirse en problemas de protección civil" por su proximidad a poblaciones o infraestructuras, señala. 

Además, la construcción de asentamientos urbanos en el medio rural plantea otro problema ante la magnitud de estos incendios: "Hay urbanizaciones o municipios que se entremezclan mucho con la vegetación, y a los dispositivos de extinción nos crean un gran problema, porque debemos focalizarnos en defender esas infraestructuras (casas, naves agrícolas...) y no en el ataque al incendio", detalla Madrigal.

Las condiciones propicias para grandes incendios serán cada vez más frecuentes

Las estadísticas dejan ver que no está siendo un verano —al menos, de momento— especialmente incendiario, pero la meteorología y la vegetación hacen que estos sean cada vez más intensos. Pese a que se cuentan con más y mejores medios contra los incendios, los expertos advierten sobre las dificultades para luchar contra el fuego ante la potencial magnitud de los mismos: "Las tendencias climáticas indican veranos más calurosos, más persistentes y más duraderos, y si son precedidos de primaveras lluviosas, tendremos mimbres para que se den estos incendios", señala Martín. 

"Es la regla del 30: para que haya condiciones meteorológicas de incendios, la temperatura debe ser mayor de 30ºC, la humedad por debajo del 30% y el viento superior a los 30 km/h". Estas condiciones, expone Martín, serán cada vez más frecuentes: "Estamos viendo mínimas de 26ºC este verano, y máximas de 40ºC en el sur durante el mes de mayo, es algo que yo no había visto en 38 años de experiencia".

Ante estas condiciones ambientales y frente a incendios de esa magnitud, los efectivos de extinción, por numerosos y capaces que sean, lo tendrán muy difícil: "España es uno de los mejores países en cuanto a pronto ataque a incendios forestales, pero si ese pronto ataque no es efectivo, el incendio adquiere unas condiciones que el ser humano no puede apagar", detalla Madrigal. "En un incendio con llamas de 30 o 40 metros, por más hidroaviones que tengas, no vas a poder apagarlo, porque el agua se evapora antes de llegar al suelo", sostiene. La solución, insiste Madrigal, es "modificar la estructura forestal para dar a los medios humanos la capacidad de extinción de forma eficiente".

"Debemos tener políticas medioambientales y forestales adaptadas a los tiempos que corren" 

Los expertos apuntan a que, como consecuencia del cambio climático, España y la zona del Mediterráneo experimentará veranos cada vez más largos y secos, pero también precipitaciones más intensas, inundaciones y fenómenos destructivos que den pie a fenómenos devastadores como estos incendios.

"Las perspectivas climáticas son de que estos incendios vayan a más", explica Martín, pudiendo ser los catalogados como de sexta generación: "Son incendios que pueden crear su propio tiempo, sus propias nubes y entornos favorables por sí mismos para propagarse rápidamente". "La ciencia nos da la antesala de lo que puede ocurrir en el futuro, y las administraciones a nivel internacional, nacional, regional y local deben actuar en consecuencia", comenta el meteorólogo.

Más allá de las políticas climáticas, que deben adoptarse a nivel internacional, los expertos piden que se impulsen en España políticas de prevención para adaptar nuestro medio rural a las nuevas condiciones climatológicas: "Concienciar a la población de qué se puede hacer y qué no, donde se puede construir y dónde no, y sobre todo actuar en la vegetación: tener unas políticas medioambientales y forestales adecuadas a los tiempos que corren", sostiene Madrigal. "Hasta que no nos empecemos a concienciar de que este problema es tanto o más importante como puede ser la sanidad o la educación, no nos daremos cuenta: ¿De que sirve vivir en la mejor zona de campo si vamos a tener un planeta donde no vamos a poder disfrutar de ello?", remacha.

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