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Las calles de la localidad navarra de Sangüesa llevan unas semanas especialmente limpias. Desde el 1 de junio, es difícil ver una lata de refresco o una botella de agua abandonadas por ahí, porque desde ese día los niños encontraron una curiosa manera de hacerse con una propina inesperada, la que da una máquina instalada en la calle Mayor. Si se introduce en ella una lata o una botella, sale un cupón por valor de diez céntimos de euro que se convierten en un descuento en las tiendas de la localidad, que participan en un proyecto piloto que va mucho más allá del divertimento infantil, porque está permitiendo testar la acogida entre los ciudadanos del nuevo sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) que, de una manera similar a lo que ocurría con el vidrio hace décadas, debe implantarse en España en los próximos años para devolver los envases de plástico de un solo uso.
Cuando se implante, el sistema consistirá en incrementar ligeramente el precio de botellas de plástico de uso doméstico —de hasta tres litros—, de briks y latas por un importe que, en realidad, será una fianza que se recuperará cuando depositen esos envases, bien en máquinas o ante el personal de los comercios, que estarán obligados a ofrecer estos servicios de recogida.
Una de los que ya lo está utilizando de manera experimental es Laura, una vecina de Sangüesa que un caluroso mediodía de julio se ha acercado a la máquina del centro de la localidad con dos bolsas llenas de envases. "Los acumulo", dice en la tercera vez que acude en el mes y medio que lleva en funcionamiento. Tras depositar una a una 28 latas y seis botellas de plástico, por la ranura sale un ticket por valor de 3,40 euros, que podrá descontarse en su compra en los 10 comercios que se han adherido al proyecto piloto. "La gente está más motivada por el dinero", explica. Antes que ella, han llegado otras dos chicas, que han recuperado un total de 7 euros por depositar latas y botellas.

Si en los primeros días el 'experimento' provocó la euforia entre los chavales del pueblo —y la preocupación de los adultos, con llamadas incluso a la Mancomunidad para advertir del peligro porque se metían en los contenedores recuperar envases con los que ir después a la máquina—, este es el funcionamiento normal del sistema SDDR que entre el 1 de junio y el 31 de agosto está probando el Gobierno de Navarra junto con la Mancomunidad de la comarca Sangüesa, como antesala a una eventual extensión a todo su territorio. El gobierno foral puede decidirlo por sí mismo, en virtud de una Ley de Residuos de 2018 que cuatro años antes de la ley estatal ya contemplaba la introducción de un sistema de fianza y devolución de envases de plásticos de un solo uso. En toda España, eso es precisamente lo que negocian en estos momentos el Ministerio para la Transición Ecológica con organizaciones ecologistas agrupadas en entidades como Retorna y la industria de la distribución alimentaria y bebidas. En principio, debería estar en pie en noviembre de 2026, pero todo apunta a que serán necesarios un par de años más para que sea una realidad.
El Gobierno de Navarra eligió Sangüesa para hacer esta prueba porque sus aproximadamente 5.000 habitantes se ajustaban al ratio establecido de una máquina recogedora de envases por cada 2.500 habitantes. Así, hay instaladas dos, una en el centro de la localidad y otra en un supermercado BM en una zona residencial de las afueras. También se seleccionó por el "efecto frontera", porque no hay otros municipio a 15 kilómetros a la redonda cuyos habitantes pudieran desplazarse para deshacerse de envases no comprados allí, y por la "diversidad comercial" de Sangüesa, cuenta con supermercados medianos y comercios locales.
Tal y como se está estudiando a nivel estatal, en el experimento de Sangüesa pueden devolverse las botellas de plásticos de agua, refrescos, zumos y bebidas isotónicas de hasta tres litros y latas de refresco, cerveza, agua con gas y bebidas energéticas. Como particularidad por tratarse de una prueba, los comercios que participan podrán cubrir el 'déficit' que puedan generar entre envases despachados y tickets recogidos. Cuando el sistema sea real en todo el país, esto no vendrá al caso porque todos los comercios estarán obligados a participar -quizá, excepto los de más pequeño tamaño-. Lo que sí es común es la compensación que recibirán los comercios por las 'molestias' que les cause el sistema de depósito, devolución y retorno. En el caso de la prueba de Sangüesa es de 0,02 euros por envase "redimido", es decir, por la liquidación de cada ticket con la devolución de la fianza.
"Cifras espectaculares"
Un mes y medio después de empezar a funcionar de este "proyecto pionero", como lo llama la directora general de Medio Ambiente de Navarra, Ana Bretaña, las primeras conclusiones les llevan a decir que ha tenido "una gran acogida". Con datos hasta el 20 de julio, entre junio y julio se pusieron en el mercado en Sangüesa 104.125 botellas de plástico y latas de las que participan en el proyecto piloto y se han devuelto en las dos máquinas 77.938. Es el 84,7%, con una tendencia ascendente, mayor en julio que en junio. Estos resultados se han producido prácticamente 'en frío' porque los organizadores descartaron publicitarlo o hacer una gran campaña de comunicación para no alentar el "efecto llamada" y que sus habitantes hicieran "acopio" de envases comprados antes de que empezara, es decir, sin la fianza de 10 céntimos de euro por envase que después sí obtendrían al depositarlos en las máquinas.
Los organizadores también han constatado un incremento de las ventas de media 3,5% en las tiendas adheridas y que la devolución de los tickets en los comercios por los importes cobrados como fianza van un poco más lentos y entre el 1 de junio y el 20 de julio se contabilizaron 64.646. Por eso, aunque la prueba terminará el 31 de agosto, se dará un mes más para el intercambio de los tickets.
"Los ciudadanos están teniendo un comportamiento ejemplar", decía Bretaña hace unos días en Sangüesa, que también destacaba la "imprescindible implicación" de los diez comercios que participan en la prueba piloto. "Son cifras espectaculares que muestran que esta experiencia es posible", añadía la directora general.
"Este envase tiene un depósito de 10 céntimos"
Depositar los envases es el paso intermedio de un proceso que empieza en los lineales de las tiendas. En las diez de Sangüesa, en la sección de bebidas, este verano se han colocado unos carteles que informan de cada envase "tiene un depósito de 10 céntimos", en este caso de prueba, entre el 1 de junio y el 31 de agosto.

Aun con todo, no todo el mundo repara en ello o cambia su decisión de compra. Es el caso de Wilton, un joven que veranea en los alrededores Sangüesa y que sale del supermercado con dos botellas de refresco de cola de dos litros, por las que ha pagado un total de 20 céntimos de euros más, que recuperará si las devuelve. No ha prestado atención y, aunque le parece "bastante bien" poder devolverlas, tuerce un poco el gesto cuando se le dic que ha pagado un poco más por ellas, aunque no tanto como para pensar que no las habría comprado.
Pili, una vecina, no está tan conforme. Está depositando tres latas de refresco de limón en la máquina del supermercado y lo hace de mala gana y como principal motivo para recuperar la fianza que ya le cobraron al comprarlas. "Yo al lado de casa tengo contenedores. No me cuesta nada llevarlo al amarillo y aquí me incrementan el precio. Si no vuelvo a depositarlo, no lo recupero", se queja. Como ella ya separaba y reciclaba, cree que, en su caso, "no hemos adelantado nada". "Los que lo hacíamos ya lo hacemos, qué necesidad tenemos de que nos pongan en estas máquinas", dice.
En realidad, el próximo sistema de depósito, devolución y retorno no sustituye a los contenedores amarillos, sino que lo complementa. Se concibe como una manera de reforzar la retirada de plásticos y otros envases para que España cumpla de una vez con los objetivos fijados por la UE. Hasta ahora ha fracasado solo contando con la voluntad de los ciudadanos de llevar sus envases a los contenedores amarillos. En 2023 la recogida de plásticos fue del 41,3% de los que se pusieron en el mercado, a buena distancia del objetivo europeo del 70% para aquel año. En 2025 se debería llegar al 77%; en 2027, al 85%, y en 2029, al 90%. Y eso ha hecho que el Gobierno active el 'plan B' que figura en la Ley de Residuos de 2022 y que introduce el 'empujoncito' que consiste en hacer pagar un poco más para recuperarlo a cambio de una acción concreta, devolver los envases.
Recoger, seleccionar, prensar
El sistema que están diseñando el Ministerio, industria alimentaria y ecologistas prevé que en cada comercio se pueda hacer la devolución, bien con personal o con máquinas como las dos que funcionan en Sangüeza. En este caso, las ha comprado el Gobierno de Navarra, aunque en el sistema real, serán los comercios las que tendrán que adquirirlas.
Una vez que el consumidor introduce el envase -sin doblar, trocear o aplastar-, empiezan a actuar una serie de sensores capaces de identificar por su peso si se trata de metal o plástico. En función de eso, lo deposita en uno de los dos contenedores que incorpora y a los que llegan ya prensados, ocupando menos espacios que en un contenedor amarillo.

Los que no sean detectados ni como un envase de plástico ni de metal quedarán fuera de la recogida. Los sensores de la máquina también pueden leer el código de cada envase, que en el caso de la prueba de Sangüesa sirve para excluir también los que fueron vendidos por el otro gran supermercado de la localidad que ha decidido no participar.
El penúltimo paso del proyecto piloto está a un kilómetro, en la nave de la Mancomunidad de Sangüesa, adonde llega el contenido de las dos máquinas de devolución de envases y de todos los residuos generados. Allí se clasifican en distintas facciones y es el paso previo a llevarlo a la planta de tratamiento, en la localidad de Peralta, a 62 kilómetros, adonde llegarán los compradores de productos reciclables para dar una nueva vida a las botellas de plástico y las latas, de las que podrán salir idénticas botellas de plástico y latas para volver a utilizarse.

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