Metropoli

Daños en el portal del domicilio de Consell de Cent tras el tiroteo
El asesinato a tiros que este martes conmocionó el Eixample de Barcelona tenía trasfondo criminal internacional.
La víctima, Filip Kneževic --de nacionalidad serbia--, no era un vecino más del barrio, era un sicario de la mafia balcánica buscado por su presunta participación en el asesinato de dos personas en Grecia.
Su muerte en el centro de la ciudad confirma las sospechas que ya manejaban los investigadores desde el primer momento: lo ocurrido en Consell de Cent fue una ejecución profesional vinculada al crimen organizado.
Los Mossos precintaron el cuarto segunda del número 200 de la calle, propiedad de M.L desde hacía tres años y cuyo inquilino actual no coincide con la identidad de la víctima. Según ha podido saber Metrópoli, el actual residente es J.L.B y su vinculación con Kneževic es, por ahora, desconocida.
Un nombre con antecedentes
Kneževic, según ha revelado La Vanguardia, estaba acusado de matar en 2020 a Alana Kozara y Damira Hadžića, miembros de una banda rival, en una villa de la isla griega de Corfú.
Les dispararon hasta 30 veces. Las víctimas pertenecían al clan Škaljari. Kneževic, en cambio, estaba vinculado al grupo Kanav, su enemigo directo. La guerra entre ambos grupos ha dejado un reguero de cadáveres por Europa en los últimos años.
En Barcelona, Kneževic vivía de alquiler en un piso del cuarto segunda de un edificio tranquilo, rodeado de comercios, pisos turísticos y familias locales. El martes, alguien lo estaba esperando. Alguien que sabía exactamente cuándo y dónde actuar.
El modus operandi de un sicario
Los Mossos d’Esquadra recibieron el aviso sobre las 16:25 horas. Cuando llegaron, el cadáver ya yacía en el portal del inmueble.

El cadáver del hombre al que han disparado en la calle Consell de Cent de Barcelona
Tenía cuatro impactos de bala, uno de ellos en la cabeza. En el suelo, la policía encontró ocho casquillos de bala. Uno de los disparos rompió el cristal de la entrada.
Nadie vio nada
El asesinato ocurrió a plena luz del día, en una zona peatonal y con comercios abiertos. Pero nadie vio ni escuchó nada. Ni los responsables de Tokobongo, una tienda de instrumentos justo al lado, ni los trabajadores del Aclam Club, que está enfrente. “Debió de disparar con un silenciador, porque no escuchamos nada”, comentaban a Metrópoli el día después del crimen.
Los Mossos peinaron el edificio, revisaron piso por piso e incluso el ascensor, en busca de huellas. También solicitaron las grabaciones de las cámaras de seguridad, que están siendo analizadas. El pistolero huyó sin dejar rastro.

Portal de la calle Consell de Cent, 200, donde una persona ha sido asesinada a tiros
'Miedo' en el barrio
El impacto entre los vecinos ha sido enorme. "Nunca había ocurrido nada igual en esta zona, todos estamos asustados", comentaban a este medio algunos residentes.
Otros señalaban que en los últimos años la zona ha experimentado un repunte de la actividad vinculada a la droga. “Seguro que ha sido por un ajuste de cuentas, desde hace un tiempo por aquí se mueve droga”, afirmaba una vecina.
El perfil de la víctima y el método de ejecución han confirmado las primeras sospechas de los Mossos: se trató de un ajuste de cuentas entre bandas criminales internacionales. La investigación continúa bajo secreto de sumario.
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