Ante la escalada de mujeres que solicitan una indemnización por los años dedicados al hogar y la familia, los magistrados se basan en el artículo 1.438 del Código Civil y en el SMI para cifrar la cuantía de las mismas
Amas de casa, alzaos. La decisión, el pasado 6 de marzo, por parte del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Vélez-Málaga, de fallar en favor de una ama de casa, obligando a su exmarido a indemnizarla con 200.000 euros por las tareas del hogar y el cuidado de los hijos durante sus 25 años de matrimonio, ha cogido a la sociedad española por sorpresa.
No tanto por la sentencia, que no es la primera de este tipo en España, pero sí ha causado estupor la gran cantidad de dinero a la que tendrá que hacer frente el otrora cónyuge. La jueza cifró en 204.624,86 euros la indemnización, aplicando el Salario Mínimo Interprofesional que reinaba en cada uno de los veinticinco años que duró el matrimonio, el cual terminó en 2020.
Además, el susodicho deberá hacerse cargo de dos pensiones compensatorias para Ivana Moral y sus dos hijas nacidas durante la unión. La base legal que ha rodeado todo el proceso no es otro que el artículo 1.438 del Código Civil, que es el que habla del sostenimiento de las cargas del matrimonio.
"Los cónyuges contribuirán al sostenimiento de las cargas del matrimonio. A falta de convenio lo harán proporcionalmente a sus respectivos recursos económicos. El trabajo para la casa será computado como contribución a las cargas y dará derecho a obtener una compensación que el Juez señalará, a falta de acuerdo, a la extinción del régimen de separación".
Como se puede leer, la ley es bastante clara a este respecto, por lo que la sentencia no debería haber sido tan sorpresiva para la opinión pública. Las amas de casa tienen a la justicia de su lado. Los 200.000 irán destinados a reparar el trabajo doméstico no retribuido que Ivana aportó al matrimonio y por el que dejó de trabajar y, por ende, de granjearse un salario que la sostuviese más allá de la manutención de su entonces esposo.
Amén de la situación de desamparo a la que tuvo que hacer frente cuando se certificó el divorcio. El afectado todavía puede recurrir la sentencia. La magistrada consideró que, mientras el marido incrementaba su patrimonio, Ivana se vio privada de toda posible trayectoria laboral en pos de la atención a su familia y a su hogar.
Las amas de casa inician la rebelión
Como hemos dicho antes, la sentencia favorable a Ivana no es la primera que se dicta en favor de una ama de casa en España, pero sí es pionera en establecer una cuantía lo suficientemente alta como para dar a la mujer un apoyo económico casi inmediato que la ayude a salir del atolladero.
Sin ir más lejos, en febrero de este mismo año, la jueza Rodríguez González de la Audiencia Provincial de Pontevedra fijó en 34.980 euros la indemnización a una mujer en concepto de labores del hogar por 33 años de matrimonio. El agravio comparativo con Ivana es, a todas luces, tremendo. Aunque este caso tiene varios asteriscos con respecto a la sentencia ejecutada en Málaga.
El exmarido recurrió el fallo de primera instancia, alegando que su pareja había trabajado de enero a diciembre de 2011, así como de enero de 2012 a octubre de 2014, cuando realizó algunos cursos de formación. Además, apuntó que el trabajo llevado a cabo por ella en el hogar no fue relevante y que se repartían las tareas. Finalmente, la cantidad fijada por la magistrada no dejó muy contenta a la parte denunciante.
En octubre de 2022, la Audiencia Provincial de León obligó a un hombre a indemnizar con 150.000 euros a su exmujer por las mismas razones que los dos anteriores expedientes citados, aunque esta unión duró 22 años. Una cantidad más acorde a lo acontecido en Málaga que al caso de Pontevedra.
La Audiencia Provincial de León ha obligado a un hombre a indemnizar con 150.000 euros a su exmujer por dejar su trabajo para cuidar a sus hijas y dedicarse en exclusividad a actividades del hogar durante los 22 años que se prologó su matrimonio.
Esta revolución silenciosa de las amas de casa se está extendiendo por todo el país, y próximamente veremos muchas más sentencias favorecedoras a las demandantes, que han decidido levantarse contra un hecho tan claro como tabú en la sociedad a lo largo de las últimas décadas. La percepción social de las obligaciones en el hogar han cambiado, y es raro ver ya mujeres que abandonen su profesión al dar el sí quiero en el altar, pero en la generación de nuestras madres y abuelas era la norma. La justicia está de su lado, y la valentía parece que también.