Los particulares solo podrán acceder a ayudas europeas para cambiar las ventanas
Los fondos Next Generation UE para la reconstrucción pueden suponer un impulso para la eficiencia energética de los edificios españoles, pero su impacto directo en los bolsillos de los ciudadanos será limitado: el programa que ha hecho llegar España a la Comisión Europea solo prevé ayudas a los propietarios de edificios para cambiar las ventanas, de hasta el 40% de la inversión y por un máximo de 5.000 euros por vivienda.
Según los datos del Colegio de Aparejadores, el programa prevé movilizar 6.820 millones de euros en ayudas a la rehabilitación, centradas en mejorar la eficiencia energética de las viviendas, pero de estas solo la mitad (3.420 millones) se destinará a la rehabilitación “para la recuperación económica y social en entornos residenciales”, un concepto en el que se incluyen cinco programas: actuaciones para mejorar los barrios; apoyo a las oficinas de rehabilitaciones de las administraciones locales; ayudas a la rehabilitación de edificios enteros; ayudas para elaborar el “libro del edificio” de los inmuebles que identifica las posibles mejoras y un “Programa de fomento de la mejora de la eficiencia energética de las viviendas”, que es el único dirigido a los propietarios de los inmuebles.
Las ayudas se otorgan después de hechas las obras, de manera que se han de acometer sin conocer el coste final
Jordi Marrot, director del área técnica del Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Barcelona, destaca que el programa de ayudas, tal como se ha diseñado, se enfoca a impulsar la rehabilitación de edificios enteros, que han de acometer las comunidades de propietarios, y en apoyar a las administraciones públicas en actuaciones como la regeneración de barrios enteros. A última hora, además, se ha introducido una línea de ayudas para construir vivienda social en alquiler. Esto, destaca Marrot, “es la propuesta española. Cuando se sepa la respuesta de la Comisión Europea el Gobierno publicará un decreto, y entonces conoceremos los detalles”.
La mayor novedad respecto a los planes anteriores de ayudas a la rehabilitación es la creación del agente rehabilitador, una figura que quedará seguramente reservada a grandes empresas o grandes propietarios: se ha de comprometer a realizar las obras, asumiendo el posible riesgo de que al final no obtengan las ayudas públicas, explica Marrot.
Este agente, sin embargo, puede salvar algunos de los problemas que enfrentan hoy las comunidades que quieren rehabilitar sus inmuebles: que no pueden deducirse el IVA y que han de imputar las ayudas que reciba la obra como ingresos en la declaración de renta de los propietarios.
Esta parte, explica Marrot, obliga a los propietarios a “hacer números sobre si vale la pena pedir las ayudas públicas”, puesto que además de asumir la complejidad de las gestiones para solicitarlas computan como un ingreso en el IRPF por el que han de tributar a su tipo marginal.
Una vía alternativa que estudia el Gobierno para conceder estas ayudas es recuperar la deducción por rehabilitación de vivienda habitual en el IRPF cuando las obras mejoren la eficiencia energética de la vivienda. La deducción sería del 20% cuando las obras reduzcan, como mínimo, un 7% la demanda de calefacción y refrigeración de la vivienda; del 40% para las que logren disminuir un 30% el consumo de energía primaria no renovable; y del 60% al hacer obras de rehabilitación en edificios completos, gracias a las cuales se consiga reducir la demanda de energía primaria no renovable, como mínimo, un 30%.
Mientras que las ayudas a los propietarios no tienen condiciones (se cobran simplemente documentando el cambio en los cerramientos, con un número de perceptores limitado por el presupuesto público) el resto de ayudas a la comunidad de propietarios están condicionadas a que se reduzcan las emisiones de CO2, por lo que se habrán de centrar en actuaciones de cubiertas y fachadas, aunque podrán acceder también a las ayudas los proyectos que incluyan mejoras en la accesibilidad y seguridad del inmueble o que retiren elementos con amianto.
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Pilar BlázquezLas ayudas a la rehabilitación se conceden siempre después de realizadas las obras, de manera que los propietarios han de acometerlas sin saber cuál será el coste final de su inversión. Esto, reconoce Marrot, hace que se concedan mayoritariamente a comunidades con familias acomodadas. En el Plan Next Generation se han incluido unas líneas de apoyo a la vulnerabilidad, que permitirán a las comunidades de vecinos llegar a recibir una subvención por el 100% de la obra. Se entienden por vulnerables las familias que tienen dificultades para pagar el suministro eléctrico, una situación que se estima afecta al 10% de la población, explica Marrot. En la ciudad de Barcelona hay además ayudas a intervenciones en fincas de alta complejidad (que albergan familias con problemas económicos y sociales, como delincuencia o violencia intrafamiliar). “El problema está en las clases medias, que ni cuentan con tantas ayudas, ni con tanta capacidad económica”, resume Marrot.
A la hora de renovar las ventanas, no vale todo. Los expertos de Sto, una firma alemana especializada en edificaciones sostenibles, señalan que son los elementos más importantes a la hora de asegurar la envolvente de un edificio, y han de tener rotura de puente térmico y vidrio doble con cámara de aire intermedia de, al menos, 10 mm. Asimismo, señalan, es preferible que sean de hoja batiente u oscilobatiente, ya que las correderas no son tan herméticas
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