Son las 11 de la noche y el paseo del Born está a reventar. Cientos de jóvenes llenan la calle: música a tope, copa en mano y mascarilla bajo la barbilla, si la llevan. "Estamos al aire libre, ¿no?", excusan muchos. Los locales de baile abren hasta la una de la madrugada. "Los clientes se sientan en la mesa y si salen deben usar mascarilla", aclara un responsable de seguridad. En la cola del mismo local esperan Pedro, Jorge, Martín y Jesús. "Tenemos ganas de pasarlo bien, vivir un buen verano y conocer a gente nueva", dice Jorge, de Mallorca. "Aunque hoy vamos de 'tranquis', después de lo de anoche...", añade Pedro. El grupo se funde en una carcajada. Jesús confiesa que se besó con cinco desconocidas en una discoteca del Poble Espanyol. ¿No te da miedo contagiarte? "Creo que ya tengo anticuerpos", dice riendo.
La fiesta en el Born no termina hasta la una de la madrugada, cuando cierran los locales. "Esto que estáis viendo es ilegal. No se cumple la distancia de seguridad. Pero no podemos entrar aquí, nos funden, tendríamos que salir nosotros por patas", comenta un agente de los Mossos d'Esquadra. "Estamos haciendo el ridículo", dice, si bien admite que la presencia policial evita que los carteristas actúen. "Justamente me acaban de robar el móvil", se lamenta Rodrigo, un argentino que seguía la fiesta en la calle. Pasada la hora, la Guàrdia Urbana precinta las calles adyacentes y expulsa a los fiesteros.
Discotecas sin mascarilla
"No hemos acabado, hoy terminamos en la boya", reta Dani, un treintañero del barrio de Gràcia con varias horas de alcohol y baile en los talones. Efectivamente, las playas se empiezan a llenar. En la zona de las discotecas de Vila Olímpica la actitud es de desenfreno. "Te piden la mascarilla para hacer la cola, pero una vez dentro, nadie la lleva ni te dicen nada", cuenta Enzo, un joven suizo de 23 años que sale de un famoso local para fumar pasadas las dos de la madrugada. Desde el exterior se ve cómo, en el interior, las mascarillas brillan por su ausencia
Tampoco las hay en la arena de la Barceloneta, que ya se ha acostumbrado a ver a jóvenes bailando o vomitando. "Es irresponsable pero inevitable", explica Luna, estudiante de 19 años que toma alcohol con un grupo de amigos en la playa. "Nos han robado un verano y, además, yo no conozco a ninguna persona joven que haya estado en la uci por el coronavirus", justifica Juan, también en el mismo grupo.
"Pues los ha habido. Ahora tenemos una chica de 30 años en semicríticos que está empeorando", explican varios enfermeros y auxiliares de la uci del Hospital del Mar que se encuentran de guardia. Desde la puerta del centro ven cómo las discotecas cierran, a las tres de la mañana, y los clientes se amontonan en la playa. "Estamos flipando. No sé si me molesta más la irresponsabilidad de unos o que la policía esté aquí y no haga nada. Somos gilipollas", se quejan. "Piensa que así estamos cada noche. Viendo este panorama en la playa; en urgencias, los comas etílicos; y en la uci, los pacientes covid", describen. ¿Y que pensáis de todo esto? "Sentimos una enorme impotencia. Por salud mental estamos aprendiendo a tragárnosla e intentar ignorarlo. ¿Qué otra cosa podemos hacer?".
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