El turismo de borrachera quita el sueño a la Barceloneta
El sector del turismo no termina de reactivarse en Barcelona. Los hoteleros y restauradores lamentan el escaso número de visitantes que han venido a disfrutar del verano en la Ciudad Condal. Los comerciantes alegan que el perfil ha cambiado, ya no es el de antes. Consideran que el turismo que ha llegado a la capital catalana no gasta mucho dinero, sino que, en su gran mayoría, viene por la fiesta y hace mucho más ruido que el anterior: se trata del turismo de borrachera.
En la Barceloneta conocen bien a este tipo de visitantes. Muchos de ellos se alojan en hoteles o apartamentos turísticos de la zona. Sus vecinos dicen que es molesto, ruidoso, que no tiene respeto y que "viene a desfasar". La gran mayoría son jóvenes de 25 a 35 años y de procedencia italiana y francesa.
EL TURISMO DE BORRACHERA TOMA LAS CALLES
Según los residentes de la Barceloneta, algunos vienen a pasar unos días a la ciudad, pero muchos hacen estancias largas en las que aprovechan para realizar becas Erasmus, másters o para trabajar en call centers. "Trabajan en trabajos temporales, cobran un sueldo suficiente porque tienen idiomas y pagan alquileres baratos de habitaciones", explica Manel Martínez, vicepresidente de la Asociación de Vecinos de la Barceloneta.
Cuando cae la noche, los turistas, o residentes, de borrachera se concentran en la vía pública y toman el control de las calles. Beben y gritan sin tener en cuenta el descanso de los vecinos. También se aglomeran en grandes grupos sin mascarilla ni distancia de seguridad para socializar por las noches. Son algunos de los participantes de los botellones masivos que se realizan en las playas del litoral barcelonés. Cuando terminan, continúan la fiesta por las calles de la Barceloneta, donde orinan y defecan, se pelean, destrozan coches y motos y revientan portales.
FACILIDAD PARA COMPRAR ALCOHOL Y DROGAS
Los vecinos explican que uno de los factores que más atraen a este tipo de turistas, aparte del buen clima y las opciones de ocio nocturno, es el precio del alcohol. No solo encuentran esta sustancia en los supermercados, donde se vende por un precio muy inferior al de otras ciudades de Europa, sino que lo compran a los lateros que lo reparten en botellones, por la calle, etc. También tienen muchas facilidades para comprar droga, el mercado es amplio en la zona de la Barceloneta y son muchos los que trafican con ella y la ofrecen a los turistas.
Además de dominar el espacio público, el turismo de borrachera monta fiestas descontroladas en pisos turísticos de alquiler. La calle del Almirall Churruca es una de las que más sufre insomnio a causa del turismo low cost. Entre los pisos que mes a mes son ocupados por turistas incívicos y los bares que no respetan las restricciones, los vecinos de la vía informaron hace un tiempo que no pueden dormir
LA BARCELONETA, DESESPERADA
Después de meses de botellones masivos en las playas y tras la llegada sonora de jóvenes italianos y franceses, los vecinos de la Barceloneta han decidido aunar fuerzas y organizarse en patrullas ciudadanas. Un grupo de al menos 10 vecinos recorre las calles del barrio aleccionando a los incívicos, dispersando las aglomeraciones y lanzando agua a los que molestan.
La cruzada vecinal llega después de que el barrio de Ciutat Vella pida por activa y por pasiva medidas más contundentes al Ayuntamiento de Barcelona. Los residentes han llegado incluso a pedir la dimisión de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y diversos miembros de su equipo de gobierno, como el regidor del distrito, Jordi Rabassa.
LOS CASOS DE COVID SE DISPARAN
La llegada del turismo de borrachera no solo atenta contra el bienestar del vecindario, sino también contra su salud. Manel Martínez alega que el barrio era uno de los que tenía menos casos de covid, pero que ahora se posiciona como uno de los que más.
Según datos oficiales de la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB), entre el 28 de junio y el 11 de julio, la Barceloneta supera la barrera de los 2.000 positivos acumulados por cada 100.000 habitantes, con 2.113 para ser exactos, situándose como uno de los 10 barrios de Barcelona en los que el coronavirus está fuera de control. La preocupación es máxima entre el vecindario: "no entendemos como las administraciones no hacen nada", lamenta Martínez. El portavoz vecinal explica que los ánimos están crispados entre los residentes y teme que se produzcan episodios violentos.
ACTUACIÓN POLICIAL
Fuentes municipales de la Guardia Urbana de Barcelona explican a Metrópoli que el cuerpo policial ha aumentado en un 30% los agentes con tal de desalojar los botellones y las aglomeraciones que provocan el turismo de borrachera.
"Tanto la Guardia Urbana como los Mossos intentan paliar los usos intensivos del espacio público, pero hay que entender que en verano hay más gente en la calle y las playas", explican. "Tenemos que procurar que no haya molestias para los vecinos, pero no podemos sacar a la gente de la calle si no hay un toque de queda", sentencia la portavoz de la policía local en el Ayuntamiento de Barcelona, que asegura que "venimos de una época de mucho silencio en la zona" y que por eso ahora se nota con mayor intensidad la llegada de turistas.
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