Guardia Urbana y Mossos vacían las playas de Barcelona por el toque de queda
El dispositivo de desalojo de casi 2.000 personas funcionó como un reloj y sin registrar ni un incidente
El dispositivo entre Mossos y Guardia Urbana para desalojar casi 2000 personas funcionó como un reloj y sin registrar ni un incidente
En media hora de reloj suizo, la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra desalojaron las playas de Sant Miquel y Sant Sebastián que a la una en punto de esta pasada madrugada reunían a unas 2000 personas, la gran mayoría jóvenes extranjeros de vacaciones, impasibles y ajenos al toque de queda. La policía de Barcelona desde la playa de San Miquel, al final de la calle de Pepe Rubianes, y la policía de Catalunya desde Sant Sebastián, en la plaza del Mar, fueron barriendo los arenales y alrededores de grupos que atacaron a regañadientes, pero obedientes, la orden de ir caminando en dirección montaña, sin posibilidad alguna de adentrarse en las callejuelas de la Barceloneta.
A y media en punto, los servicios de limpieza municipal barrían la arena y a golpe de manguera saneaban las plazas colindantes que ni una hora antes servían de escenario de alegres botellones nocturnos. Aglomeraciones, como siempre, sin mascarilla, ni distancia de seguridad, ni burbujas de convivencia ni nada que sugiera un mínimo sentido común ante unas estadísticas que advierten de que la incidencia de la pandemia entre los más jóvenes supera en Barcelona los mil por cada 100.000 personas.
Diispositivo de desalojo por el toque de queda en la playa de la Barceloneta
Antes de barrer en la Barcelona y los grupos, más reducidos, de las playas de la Vila Olímpica, la Guardia Urbana y los Mossos se centraron en los otros puntos de la ciudad con reuniones igualmente complejas y que podían enquistarse a partir de la una de la madrugada. Tampoco hubieron conflictos ni en las plazas de Gràcia, ni en las de Nou Barris, ni en Sant Andreu, algunos de los distritos en los que la policía municipal había marcado en rojo ante episodios de madrugadas anteriores con alteraciones en la convivencia y la celebración de botellones cada vez más numerosos.
Pero los gestores municipales sabían que el foco mediático y social estaba en las playas y hasta allí concentraron el mayor número de efectivos a partir de la una de la madrugada. Directamente se puede decir que los rezagados fueron encapsulados por un retén numeroso de uniformados de la Guardia Urbana que, tras sacarlos de las playas, los llevaron en volandas hasta fuera del barrio de la Barcelona, sin dejar siquiera pisar la acera de Joan de Borbó habitadas por vecinos.
Detienen in fraganti a dos jóvenes cuando estaban a punto de arrebatar un bolso a un grupo de jóvenes norteamericanas que se divertía en la playa
Tanto la Guardia Urbana como los Mossos tiraron de talonario de horas extraordinarias y en el caso de la policía municipal trabajó buena parte de los recursos de la UREP, los que siempre fueron sus antidisturbios, y mucho más discreta fue al presencia en Barcelona de la Brigada Mòvil que trabajó con dos equipos, dos furgonetas de antidisturbios.
A las dos de la madrugada, todavía esperaban frente al paseo Marítimo, frente al hospital Del Mar, media docena de furas de Ciutat Vella que habían detenido in fraganti a dos jóvenes cuando estaban a punto de arrebatar un bolso a un grupo de jóvenes norteamericanas que se divertía en la playa. Mas de una hora y media después, los dos arrestados continuaban esperando, como los policías de paisano que los habían detenido, a que una patrulla de la policía los trasladara al área de custodia de les Corts para identificarles y terminar de redactar el atestado.
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