Ada Colau pierde poder en Turisme de Barcelona
La alcaldesa pasa de prometer la fiscalización del consorcio de promoción a blindar el carácter público-privado
Ada Colau pierde poder. Esto es lo que ha ocurrido en Barcelona Turisme, el consorcio público-privado de promoción de la Ciudad Condal, que ha renovado sus estatutos recientemente. Y no en la dirección que proponía BComú, el partido de la alcaldesa, que alcanzó la vara de mando en 2015 prometiendo "fiscalizar" el organismo.
El Ayuntamiento de Barcelona ha publicado esta semana la aprobación inicial de la modificación de los estatutos de Turisme [ver aquí], que consigna el nacimiento del nuevo consorcio del siglo XXI. El nuevo texto rector emana de un acuerdo elevado a plenario en abril, cuando BComú, PSC y ERC explicaron que se renovaba el documento con la voluntad de mejorar el control público de la institución, como explicó este medio.
El modelo mixto, blindado
Pero es que ha ocurrido lo contrario. La modificación estatutaria mantiene el equilibrio de poder anterior: 45% ayuntamiento, 45% Cámara de Comercio de Barcelona y 10% Fundació Barcelona Promoció, una entidad de representación hotelera. Preguntados por la cuestión, gobierno municipal y Turisme han preferido no comentar hasta que el proceso de modificación estatutaria haya concluido.
Hoteleros de a pie consultados por este medio han celebrado que "se salve la naturaleza público-privada" del consorcio con una "adaptación estatutaria a los nuevos tiempos". Ello es importante en el capítulo económico, por cuanto el ayuntamiento seguirá controlando el gasto de Turisme de Barcelona, pero lo hará a posteriori y no a priori.
Consenso
¿Qué cambios tangibles hay? El consorcio de promoción de Barcelona apostará ahora por la búsqueda del consenso, cuando hasta ahora quienes inclinaban la balanza en caso de empate en el consejo ejecutivo eran los hoteleros y su fundación. Ello era sobre el papel, pues en la práctica ninguna decisión se tomaba con el 45% de los representantes, los municipales, en contra.
En el plano conceptual, Turisme de Barcelona trabajará ahora enfocado hacia la economía del visitante. Amplía el foco y pasa de centrarse en las estancias a hacerlo en todo el ciclo de gasto del turista, incluyendo la restauración, el comercio, los equipamientos culturales y la movilidad, entre otros. El consorcio, pues, hablará de todo, y no solo de las pernoctaciones.
Colau, que prometió "fiscalizar", cede
El consorcio que tiene que vender la capital catalana a los mercados emisores queda salvaguardado de las batallas ideológicas de BComú, partido de Colau. Barcelona Turisme continuará con su labor de promoción que emana de lo mixto, de la colaboración público-privada. Es un modelo, con algunos lunares, que genera consenso en la industria vacacional.
Pero no en el campo político. Ada Colau alcanzó la alcaldía de Barcelona en 2015 prometiendo "fiscalizar" el ente "para que cumpla la ley". Lo ponía en la página 28 de su programa electoral [ver aquí]. El pasado mandato, el más ideológico de la munícipe, los comunes buscaron el cuerpo a cuerpo con el consorcio. Llegaron a colocar a un controller y machacaron al ex director general Jordi William Carnes, un gestor considerado de consenso, mientras la CUP presionaba desde la izquierda radical para intervenir. Carnes se marchó a Leitat, donde continúa.
Hotelero: "El mundo empresarial, satisfecho"
Ahora se ha firmado la paz. En conversación discreta con este medio, un conocido dueño de hoteles de Barcelona subraya que "el mundo empresarial está satisfecho", pues pese a que se podan y modernizan los estatutos de Barcelona Turisme, "todo se ha negociado, se mantiene igual". Lo que es más, en el plano económico, "el ayuntamiento seguirá colaborando en Turisme por medio de los fondos recaudados con la tasa turística".
Ello es importante porque la Cámara de Comercio de Barcelona y la Fundació tienen limitado su papel aportador por la normativa nacional aprobada en época de contención presupuestaria. Y el sostenimiento municipal del consorcio es nuclear porque la pandemia ha laminado la capacidad del organismo de generar recursos propios con, por ejemplo, su bus turístico.
FAVB: "Perdemos control público"
Si hay una entidad que encarna la cesión de Colau con Barcelona Turisme, esta es la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB). La agrupación afín a los comunes tenía hasta ahora silla de invitada en el comité ejecutivo del consorcio. "Y era una posición muy débil, pues acudíamos y las decisiones ya estaban tomadas", explica Pere Mariné, del grupo de Turismo de la FAVB. "Pero es que ahora perdemos esa silla y nos quedamos con representación en el consejo general. Como las asambleas anuales de los bancos", se queja el activista.
Según Mariné, Barcelona Turisme "pierde control público, cuando por ley se imponía más fiscalización, transparencia y que cumpla lo que dicta la normativa". El residente asegura que "ahora se abría una oportunidad con el pos-Covid para el turismo de proximidad, contra los mercados internacionales distantes", pero esta ventana "se cierra en Turisme" pues, según él, "se refuerza el control privado del consorcio".
Diga lo que diga la FAVB, pues, Colau y los suyos ceden poder en Barcelona Turisme y lo ceden a la colaboración público-privada, algo que no defendían en 2015.
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