miércoles, 1 de septiembre de 2021

Las nuevas pensiones superan ya en 540 euros el SMI y dejan pequeña la reforma

 

Las nuevas pensiones superan ya en 540 euros el SMI y dejan pequeña la reforma




Las nuevas pensiones del Régimen General, las dadas de alta en el pasado mes de julio y que perciben los asalariados, ya alcanzan los 1.490 euros, 540 euros más que los 950 euros fijados para el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que cobran dos millones de trabajadores y que pese a todo no ha parado de crecer durante la legislatura y, previsiblemente, lo seguirá haciendo. La brecha entre los salarios y las nuevas prestaciones, muy cuantiosas y que aumentarán su peso en el sistema con el desembarco de la generación del 'baby boom', no ha dejado de ensancharse en los últimos años y limita en buena medida la efectividad de la futura reforma de las pensiones y condiciona la del mercado laboral.Mientras, el salario más frecuente en España se situó en 2018 -último dato disponible- en 18.468 euros anuales, frente a los 20.860 euros que reciben los nuevos pensionistas, casi 2.400 euros más. El Gobierno pondrá en marcha nuevos mecanismos para aumentar la edad de jubilación a través de incentivos al retiro tardío y penalizaciones al anticipado, que permitan más años de cotización de los trabajadores para garantizar las futuras pensiones, pero también prevé en su plan de reformas para los próximos años enviado a Bruselas cambios profundos en el mercado laboral. La incorporación de los jóvenes y las mujeres en el mercado laboral y el fomento del empleo entre los mayores de 55 años serán determinantes, pero también el aumento de la productividad y fórmulas para atraer a España un aluvión de inmigrantes para dar viabilidad a un sistema que a duras penas se sostiene ahora con dos afiliados por pensionista.
Según la estadística facilitada por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que dirige José Luis Escrivá, seis de cada diez pensiones en vigor en el Régimen General -1,8 millones- superan el salario mínimo, aunque la pensión de retiro más frecuente -700.000 beneficiarios- es de 650 a 700 euros. Mientras, la segunda cuantía que más pensionistas agrupa es la de 2.707 euros o más, la prestación máxima prevista por ley, que reciben más de 300.000 retirados. La brecha entre pensionistas 'pobres' y los que tienen una prestación elevada ha aumentado con la entrada de nuevos jubilados con altos sueldos y largas carreras de cotización, que poco a poco irán sustituyendo a la generación de la posguerra, que hasta el momento es la protagonista en el sistema y que lo abandona -fundamentalmente por fallecimiento- con prestaciones 260 euros inferiores a las de las nuevas altas. Por su parte, la pensión media en el régimen de los asalariados se sitúa en 1.335 euros y las altas que se producen antes de los 65 años, que suponen algo menos del 40%, logran prestaciones de 1.743 euros. Las cotizaciones de los trabajadores y los empresarios a la Seguridad Social, a través de contingencias comunes, son el instrumento básico para garantizar el sistema de pensiones, público y de reparto y la subida del SMI podría suponer un pequeño respiro, aunque sin olvidar el coste que supondrá para los empresarios, que podrían frenar determinadas contrataciones. El actual panorama está condicionado por un mercado laboral con un número de activos cada vez menor, una tasa de paro muy elevada, sueldos que no acaban de despegar y un aumento de la cuantía de las pensiones que crece a un ritmo mucho mayor que las retribuciones de los asalariadosEn este contexto habría que garantizar salarios más altos, que aumenten las aportaciones al sistema, impulsar carreras de cotización continuas y fomentar la empleabilidad de jóvenes y mayores, que no serán suficientes y harán necesarios que el mercado laboral español cuente con la inmigración, que fue el motor del 'boom' económico y de la creación de empleo. Sin embargo, no será fácil mantener pensiones que ya superan los 1.300 euros y que seguirán subiendo, si no se asume una reforma traumática, con la llegada a la de edad de retiro de 1,5 millones de 'boomers'.La evolución de los salarios desde 2011 ha sido mucho más moderada que la de las pensiones y han crecido apenas un 5% frente a un incremento de casi un 29% de las prestaciones de los jubilados. La fórmula 'mágica' que garantizaría el equilibrio del presupuesto de la Seguridad Social -dos afiliados por pensionista- ya no funciona desde hace tiempo. El efecto de la pandemia y de las restricciones han sido la puntilla para un mercado laboral que nunca acaba de remontar. A principios del siglo pasado, la esperanza de vida era de 52 años y menos de la mitad de población llegaba a los 65, la edad legal de jubilación desde hace décadas. En los 70 la esperanza de vida era de 73 años y más de dos de cada tres personas sobrepasaban los 65 años. En 2040, cuando estén jubilados prácticamente todos los 'baby boomers' será de 85,8 años de media y mucho más elevada entre las mujeres.Junto a esto, la generación posterior a la de los 'boomers', la 'baby collapse', que se caracteriza por una baja natalidad y es muy poco numerosa, deberá pagar las prestaciones de los primeros, lo que implica muchos menos cotizantes y muchos más pensionistas o ingresos por cotizaciones menores y nóminas de jubilación mucho mayores. En tres décadas, en el mejor de los casos, habrá 1,8 activos por pensionista, casi la mitad de lo que hay ahora. Si España no quiere dedicar un porcentaje mucho mayor al 12,7% del Producto Interior Bruto (PIB) que en la actualidad se destina al pago de pensiones, al que habrá que sumar un 2,5% más en 2050 por la revalorización de las prestaciones de acuerdo al Índice de Precios al Consumo (IPC), las prestaciones de los que se jubilen durante las próximas deberán sufrir un recorte importante.
La otra opción, como ha dejado claro el Banco de España, sería subir las cotizaciones al menos en ocho puntos desde ahora a 2050 y aumentar un 20% la ocupación, una contexto imprescindible para mantener sin apenas recortes las prestaciones de los nacidos entre 1958 y 1977, siempre confiando que los incentivos a la jubilación tardía y las penalizaciones a la anticipada que se pondrán en breve en marcha tengan los efectos deseados. De lo contrario, la cuantía de las pensiones de la generación del desarrollismo debería reducirse un 10%



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