Vecinos de un 'botellómetro' del Raval: "No dormimos cuatro horas seguidas"
Los vecinos de la plaza de Terenci Moix de Barcelona viven instalados en el día de la marmota. Los residentes siguen denunciando una situación que no es nueva, pero no por ello menos importante. A los botellones enquistados, también durante la pandemia y el toque de queda nocturno, se le suman las frecuentes peleas registradas en las últimas semanas bajo los balcones de tres edificios de viviendas.
Los habitantes de estos bloques viven el calvario con una mezcla de indignación y temor debido a las amenazas constantes hacia aquellos que osan o ni siquiera intenten recriminar alguna de las numerosas actitudes incívicas.
SIN DORMIR
"Desde el 1 de agosto no he logrado dormir cuatro horas seguidas", sentencia uno de los vecinos, harto de intentar conciliar sin éxito el sueño en uno de los ya consolidados botellómetros de Ciutat Vella. Las patrullas policiales logran desalojar la plaza, pero la escena solo se alarga unos minutos. Cuando los agentes doblan la esquina, la plaza ya empieza a acoger a los mismos que habían abandonado de manera forzoso el espacio.
El pasado lunes, sobre las 04.00 de la madrugada, se produjo una pelea multitudinaria. Ocurrió apenas cinco minutos después de la visita de los Mossos d'Esquadra. Un hombre atacó a otro en la cabeza con un casco de moto. En alguna ocasión los botellones también han empezado a esa hora, sale el sol y a las 10.00 siguen bebiendo.
AMENAZAS
Cuando se producen las peleas, muchos vecinos asoman las cabezas por el balcón, pero nadie abre la boca. Recientemente, a un residente que les recriminó el jolgorio a altas horas de la madrugada, le contestaron: "Baja, baja que te voy a explicar lo que es el botellón". "Si tu hijo no puede dormir que baje y se una a la fiesta", le contestaron en otra ocasión. A los vecinos también se les ha amenazado con quemarle la casa.
En Terenci Moix se concentran todos los elementos que facilitan los botellones: alcohol, peleas, suciedad, orines y drogas. Es fácil detectar en este punto del Raval a los traficantes circular arriba y abajo montados en patinetes eléctricos. Los vecinos ya los conocen. La última moda es el óxido nitroso, el helio, consumido a través de glovos hinchados con el gas. "Lo mezclan con alcohol y se ponen como una moto", comentan fuentes vecinales. Ningún vecino se atreve a revelar su nombre a Metrópoli.
RATAS
El final de las fiestas de Gràcia y Sants, que dieron un pequeño respiro a los vecinos, ha conllevado que el incivismo regrese con fuerza en la plaza. Muchos de los incívicos, en estado de embriaguez, orinan en la calle. La suciedad, aseguran los vecinos, ha atraído a las ratas que se ven con facilidad.
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