Butrón en el Poble-sec para okupar un segundo local del mismo edificio
Los golpes secos hicieron sospechar a Luis (nombre ficticio). Los ruidos no eran ninguna novedad en el número 12 de la plaza Navas de Barcelona, pero esta vez el sonido le extrañó. "Intuíamos que estaban rompiendo la pared. Se notaba", recuerda este vecino del Poble-sec. Avisó a la policía, pero los agentes se marcharon del lugar cuando los ocupantes que habitan los bajos de edificio les dijeron que no estaban haciendo nada. Los golpes siguieron durante dos días más y el ruido subió de nivel. El 7 de abril, las sospechas de los vecinos se hicieron realidad.
Sobre las 19.00 horas, los okupas lograron su objetivo pero la alarma frustró sus planes. Los inquilinos de los bajos, la antigua tienda Pino de colchones y muebles, habían entrado por la fuerza en este amplio local a finales de 2021. Ahora intentaban okupar un segundo local, ubicado encima de sus cabezas, en el entresuelo primero. Su dueño, sin embargo, instaló un sistema de seguridad con una cámara, que captó la fugaz incursión de uno de los intrusos. El dispositivo captó a un hombre vestido de blanco que instantes después retrocedió rápidamente y volvió por donde había venido.
PROSTITUTAS
"Seguramente lo avisaron sus amigos al escuchar la llegada de la policía", comenta el dueño de estas oficinas, que también pide conservar el anonimato. El hombre compró el despacho hace unos cuatro años, antes de la pandemia, y recuerda el esfuerzo que le costó echar a las antiguas inquilinas, unas prostitutas de origen chino que recibían allí a sus clientes. Las mujeres habían pagado el alquiler al antiguo dueño, pero el nuevo propietario no quiso asumir el contrato por la actividad que realizaban. Cuenta que el desalojo se produjo más de un año después.
Los Mossos d'Esquadra le recomendaron sellar el enorme agujero en la pared para evitar una okupación en el local de 210 metros cuadrados. La pared, de ladrillo, no frenar el avance a martillazos ejecutados por estos individuos desde una esquina al lado de un montacargas en desuso. El dueño de esta oficina denunció el intento de okupación a la policía y también el robo de un dispositivo electrónico vinculado a la alarma.
500 METROS CUADRADOS
Los antiguos almacenes de Pino ocupan dos plantas: el bajo y un sótano. Es un gran espacio de unos 500 metros cuadrados, calcula Luis. Llevan más de una década vacíos. Durante esto tiempo han pasado por las manos del Banc Sabadell y la Sareb (conocido como banco malo por gestionar activos financieros tóxicos), titular actual del local y que denunció la okupación.
Luis no sabe con exactitud cuantas personas viven en este insalubre local, pero explica que durante una de las peleas que ocurren en el interior vio salir a una quincena de personas. Muchos son jóvenes; de entre 18 y 30 años, aunque también hay algún hombre mayor y una única mujer. Descarta que haya menores. Una portavoz municipal señala que al consistorio le consta la presencia de entre "tres y cuatro adultos".
SIN VENTANAS NI VENTILACIÓN
Los vecinos de la plaza Navas denuncian una situación que se repite en estos casos. La policía no puede acceder en el interior del edificio sin una orden judicial o sin tener, al menos, un indicio de que se está produciendo un delito grave en ese mismo momento. Alguno de estos jóvenes, según denuncia este vecino, están relacionados con robos que se producen en la zona. Hace unos días, uno de ellos fue detenido después de intentar robar a dos turistas al descuido en la misma plaza.
NARCOLOCALES DEL POBLE-SEC
Los graves problemas de convivencia generados por el narcolocal de la calle Piquer el pasado diciembre dejaron esta okupación de un perfil más bajo en un plano secundario. El barrio en las faldas de Montjuïc fue el objetivo de una gran operación policial que desalojó este y un segundo punto de venta de droga en la calle Blesa. Antes del butrón fallido de la plaza Navas, los vecinos denunciaron al consistorio los problemas de convivencia generados por estos okupas de los que no consta una relación con el tráfico de drogas.
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