La concentración de autocares turísticos en el paseo de Colom empuja a vecinos y profesionales

Denuncian que la eliminación de otras paradas del centro satura la única que queda en el Gótico y que genera ruido y contaminación

La actividad es frenética las migas y en especial los días que llegan cruceros a Barcelona. Por la parada de autocares turísticos del paseo de Colom, junto a Correos, pasan prácticamente todos los que llevan turistas a visitar el centro de la ciudad. Esto incluye no sólo el Gótico o Ciutat Vella, sino también los que quieren ir por ejemplo hasta La Pedrera. Ahora mismo no hay una alternativa más cerca y los vecinos del paseo sufren las consecuencias.

José Luis Cabello conoce bien la problemática, por partida doble: es presidente de una de las fincas afectadas y también es guía turístico. "Han sacado todas las paradas de Ciutat Vella donde se podía encochar y desencochar, y donde vienen ahora todos los autocares? Pues aquí", explica. Los últimos estacionamientos en desaparecer han sido los de la plaza de Cataluña, que se eliminaron hace un año y medio.

Antes ya se habían eliminado paradas como la de la plaza de Ramon Berenguer el Gran y a cambio, para descongestionar, se había creado justamente la del paseo de Colom. De eso hace ocho años y con el tiempo ha quedado como la más próxima al Gótico donde los autocares pueden hacer paradas sin reserva. Solo en la vía Laietana hay otra, con espacio para un autocar, pero donde hay que reservar 24 horas antes.

Esperas largas con el motor encendido

Estas áreas de estacionamiento, llamadas zona bus, están reguladas. La de Colom tiene seis plazas y, en este caso, un límite de 10 minutos para detenerse. Pero según Cabello hay conductores que no cumplen este tiempo y además dejan el motor encendido durante el parón.

El problema no se da tanto en el momento de dejar a los turistas, sino sobre todo a la hora de recogerlos. "El autocar llega un tiempo antes de la hora acordada, el chófer pone el aire acondicionado para que el grupo no tenga calor al subir y si al final se retrasa, el autocar puede estar media hora con el motor encendido", asegura.

"Lo que más se nota es la contaminación", dice Virginia Minaia, que lleva un quiosco junto a la parada: "Me empacho todo el humo". Emilio Alonso también es vecino y ha pedido muchas veces sin éxito a los conductores que apaguen los motores: "Dicen que tienen que mantener el autocar fresco para los turistas".

Más paradas o lejos de edificios de vecinos

Dani Jiménez, que es conductor, reconoce que deja el aire puesto en marcha pero solo "si el grupo está a punto de llegar". Discrepa, sin embargo, de los vecinos sobre las esperas. Cree que la mayoría de compañeros marchan si pasan los 10 minutos: "Haces una vuelta y vuelves a venir". En lo que sí coincide es en criticar la concentración excesiva en la parada de Colom: "Todo el mundo viene aquí, a las mismas horas, y en verano, la fila de autocares llegará al Zoo, será bastante dramático".

También las asociaciones de guías profesionales están reclamando más paradas para descentralizar el turismo y descongestionar el centro. Kristine Danner y el grupo de turistas alemanes que guía hoy llegan extenuados al autocar que les espera a Colom. "Venimos caminando desde La Pedrera y algunos ya querían coger un taxi".

Cabello cree que hay otros espacios alternativos donde se podría reubicar la parada. Una de las propuestas que pone sobre la mesa es unos metros más allá, en la avenida del Marqués de l'Hostoles, frente a la Estación de Francia.