Ahogados por la inflación: llenar el cesto de la compra con 250 euros al mes

El incremento desbocado de los precios complica aún más la compra de alimentación básica a familias atendidas por entidades sociales

Ir al supermercado es cada vez más un maldito. Lo es para todos pero especialmente para personas que ya iban justas antes de la subida imparable de precios. Algunas tenían que recurrir habitualmente a la ayuda de entidades sociales, tensionadas también por la inflación. ¿Cómo se lo hacen ahora estas familias para llenar el cesto de la compra y no vaciar al mismo tiempo el bolsillo?

Yelmer Osorio y Antonia Torres tienen claro que, al volver del súper, el carrillo va ahora más vacío que seis meses atrás. En ese momento comenzaron a utilizar una tarjeta de prepago que les proporciona Cáritas para cubrir gastos básicos. Cada mes les ingresan 250 euros para gastar solo en supermercados y establecimientos de alimentación. "Al principio estábamos emocionantes porque podíamos comprar por el mes entero", explica Antonia, "pero desde hace dos meses es más dramático".

Menos poder adquisitivo, más renuncias

Aparte de ese dinero, la pareja, venida del Perú el año pasado y en proceso de regularización, dispone sólo de ingresos esporádicos por trabajos irregulares en el sector de la construcción y de los cuidados. Apenas unos 900 euros que se van íntegramente a pagar el alojamiento: dos habitaciones relámpago en el barrio del Buen Pastor donde viven con dos hijos. Un tercero está en camino. "Para mí, como padre de familia, es preocupante la situación", dice Yelmer, "no quiero pensar en qué puede pasar mañana".

De momento, la fórmula para llegar a final de mes es, por un lado, comparar al detalle precios ("puede ir de un céntimo") entre diferentes supermercados del barrio, y por otro, renunciar a algunos productos fuera del presupuesto. "Antes comíamos de todo un poco, carnes de todo tipo, como conejo, pero ahora ya no. Tenemos que ver qué es lo que cocinaremos y comprar exactamente lo que comeremos".