¿Podría Países Bajos convertirse en un narcoestado? Así es la mafia que siembra el terror y amenaza a la Casa Real
Tiroteos y decapitaciones de la Mocro Mafia siembran el miedo y ponen en jaque al gobierno de Mark Rutte, que también ha sido amenazado
![Agentes armados en las inmediaciones del tribunal que juzgó a miembros de la Mocro Maffia en Países Bajos acusados de haber planificado 13 asesinatos enunla guerra de drogas.](https://www.larazon.es/resizer/RjsbdEWdCj8p_ADRwoUDrLBS59c=/600x400/smart/filters:format(jpg)/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/larazon/TFDJ5OB7YFDMLHTZLXVUEDG2FE.jpg)
- MIRENTXU ARROQUI.....larazon
El crimen organizado en Holanda tiene nombre propio, la Mocro Maffia. Empezó a operar en los años 80 y 90 del pasado siglo aprovechando los puertos de Rotterdam (Holanda)y Amberes (Bélgica) como lugares estratégicos a través de los que distribuir hachís por toda Europa. Pero los analistas coinciden en que fue a principios de este siglo cuándo estos grupos de origen magrebí se vuelven más peligrosos al entrar en contacto con los cárteles de droga latinoaméricanos que trafican con cocaína. Sus tentáculos no dejan de crecer y también comienzan a tener contactos con el norte de África.
Esta mafia holandesa puede ser menos conocida que la italiana, americana o rusa, pero no resulta menos peligrosa. El termino Mocro Maffia empezó a utilizarse en 2010 para definir a estos nuevos delincuentes conectados desde Holanda y Bélgica con las principales redes del crimen organizado internacional, pero que todavía no había sembrado el pavor en las calles.
En 2012 todo cambió con la lucha intestina entre dos clanes rivales después de la desaparición de 200 kilos de cocaína en el puerto de Amberes (Bélgica). Esto dio pie a una serie de sangrientos ajustes de cuentas que podrían haber desencadenado el asesinato de hasta 100 personas. En el año 2016 era ya difícil que la tranquila sociedad holandesa no se percatara de la violencia de estos grupos marginales.
El joven Nabil Amzieb, de tan sólo 23 años, fue asesinado en un coche y, para que no quedasen dudas sobre quién estaba detrás, fue decapitado. Posteriormente, su cabeza fue expuesta en una acera en Ámsterdam justo enfrente de un local habitual de las reuniones de la Mocro Mafia. Estos ajustes de cuentas han seguido propagándose en los últimos años y también han llegado a la española Costa del Sol.
En la Costa del Sol
En enero del año pasado, se encontró un cadáver con un disparo en la cabeza en una pedanía de Chiclana de la Frontera. Sus asesinos incendiaron el vehículo para no dejar huellas, el típico modus operandi de la mafia. Aunque el fallecido había declarado en un juicio contra Taghi y éste había puesto precio a su cabeza, parece que finalmente fue otra organización diferente a la Mocro Mafia, la encargada del asesinato.
¿Se puede definir a Holanda como un narcoestado? En 2018 la Asociación de la Policía del país (NBP por sus siglas en inglés) envió un controvertido informe al Parlamento en el que se aseguraba que el país “cumple muchas características de un narcoestado”. Un informe de Europol del año 2016 concluía Holanda se había convertido en el principal núcleo del tráfico de estupefacientes en el continente y que la gran mayoría del éxtasis que se consume en EEUU tiene su origen en laboratorios secretos del sur del país.
Las autoridades holandesas, si bien reconocen la magnitud del problema, creen que utilizar este término es exagerado. Defienden que los tentáculos de la Mocro Maffia no han alcanzado a sus instituciones. A pesar de que los funcionarios que vigilan los cargamentos de los puertos de Bélgica y Holanda han sido amedrentados, todavía no se puede demostrar que políticos, empresarios, jueces e incluso altos cargos policiales hayan sido comprados por la mafia, tal y como sí sucede en Latinoamérica. De momento, el gobierno holandés ha incrementado los fondos destinados a la policía para luchar contra el crimen organizado y esta cifra alcanzará los 100 millones a partir del año 2025.
Estas mafias operan en entornos humildes, muchas veces inmigrantes de segunda y tercera generación, que ven a los cabecillas de estos grupos como auténticos héroes. Comienzan a edades muy tempranas, incluso antes de haber llegado a la adolescencia, con trabajos de poca monta, a cambio de pequeñas cantidades, hasta que, desgraciadamente, su incursión en este peligroso mundo acaba costándoles la vida.
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