martes, 22 de noviembre de 2022

Barcelona abandona el parque de la Ciutadella: suciedad, sintecho y patrimonio olvidado

 

Barcelona abandona el parque de la Ciutadella: suciedad, sintecho y patrimonio olvidado



Metropoli    .........   ANDONI BERNÁ

El céntrico parque de la Ciutadella ha perdido el esplendor con el que fue concebido a finales del siglo XIX para la expo universal de Barcelona de 1888. A lo largo de las más de 17 hectáreas de su superficie puede verse cómo el que supone uno de los pulmones verdes de la ciudad durante el día, y un reclamo para hasta siete millones de visitantes al año, se ha convertido en un refugio para personas sin hogar durante las noches y en un foco de suciedad, y con algunos de sus edificios patrimoniales abandonados durante años.

Restos de un campamento en el parque de la Ciutadella / ANDONI BERNÁ - M.A
Restos de un campamento en el parque de la Ciutadella / ANDONI BERNÁ - M.A

Entre sus árboles, matorrales y monumentos puede observarse, si se pasea a primeras horas de la mañana, cómo muchos han hecho del parque su hogar temporal con poco más que unos cartones y bolsas de basura. A pesar de que, a medida que llega el calor, sea más común que personas sintecho pernocten allí, el actual frío otoñal no ha impedido que en algunos puntos se lleguen a montar verdaderos campamentos.

Glorieta de la transexual Sonia 'reconvertida' en zona de acampada / ANDONI BERNÁ - M.A
Glorieta de la transexual Sonia 'reconvertida' en zona de acampada / ANDONI BERNÁ - M.A

Tal es el caso, de hecho, de la glorieta de la transexual Sonia, una glorieta situada al lado del estanque que recuerda el asesinato de Sonia, una mujer transexual a la que mataron un grupo de neonazis en 1991 por su identidad de género. A los lados de la glorieta, unos carteles sirven como paravientos a un campamento de personas que han llegado a instalar en su interior tiendas de campaña, un tendedero y una cocinilla improvisada donde calentar el café matutino, agua o algo de comida. Casi una decena de pequeñas tiendas de campaña unipersonales sirven de hogar allí para personas y mascotas.

DEGRADACIÓN PATRIMONIAL

No es el único lugar. Las esquinas y callejuelas que separan las desconchadas fachadas de los edificios del Hivernacle, el Umbracle, el castell dels Tres Dracs y el Museu Martorell también sirve de lugar de acogida para personas sin hogar. Cuando llega la mañana, acumulan todos los restos posibles en carritos y cambian su posición, dejando tras de sí los restos de aquellos cartones, comida, mantas o basura consumida el día anterior. En algunas zonas más discretas, incluso es posible encontrar ropa tendida, viejos colchones ajados y residuos variados.

Una persona sintecho cambia de lugar en el parque de la Ciutadella / ANDONI BERNÁ - M.A
Una persona sintecho cambia de lugar en el parque de la Ciutadella / ANDONI BERNÁ - M.A

También es habitual ver a personas asentadas en las zonas aledañas al parque que han ocupado los bancos, dejando sus pertenencias debajo de los asientos tapados con una tela o toldo, distintivo de que ese lugar es ya propiedad de alguien que ha tenido que pernoctar allí.

Es a primeras horas de la mañana cuando los servicios municipales de limpieza hacen también una batida para quitar la suciedad y adecentar una zona que también es un reclamo turístico y zona de paso para todos los visitantes que acuden al Zoo de Barcelona. No obstante, no es extraño que la más que ardua tarea de limpiar todo el terreno quede incompleta.

Restos de un campamento situado en el parque de la Ciutadella en el que habitan personas sintecho / ANDONI BERNÁ - M.A
Restos de un campamento situado en el parque de la Ciutadella en el que habitan personas sintecho / ANDONI BERNÁ - M.A
En respuesta a las preguntas formuladas por Metrópoli 
sobre la situación en el parque de la Ciutadella, fuentes 
municipales han asegurado que "el Ayuntamiento hace 
un seguimiento de todas las dinámicas que se dan en la 
ciudad, también las que a priori son más excluyentes e 
invisibles". Añaden que "dentro de su marco 
competencial, atiende a todo el mundo que se encuentra 
en la ciudad, independientemente de su origen".
 
Por otro lado, también han detallado desde el 
Ayuntamiento que la Guardia Urbana no se encarga de 
hacer patrullas y procurar que no quede nadie dentro del 
parque a la hora del cierre. De hecho, añaden que la 
policía municipal de la capital catalana solo se presenta 
allí cuando es llamada por terceros, sean personas o 
servicios municipales. El consistorio no ha dado más 
detalles a este medio respecto a las actuaciones que se 
llevan a cabo en el área.
 
Restos de campamentos de sintecho en La Ciutadella / ANDONI BERNÁ - M.A
Restos de campamentos de sintecho en La Ciutadella / ANDONI BERNÁ - M.A

El parque se cierra por las noches y se vuelve a abrir 

todas las mañanas. Durante el día, el parque es un lugar 

de paseo y ocio al que miles de barceloneses acuden 

para hacer ejercicio, picnics, ir al zoológico, patinar y 

montar en bicicleta. El parque no es solo el pulmón verde 

por excelencia del distrito de Ciutat Vella, sino que es uno

 de los rincones más emblemáticos de la ciudad, así como 

la actual sede del Parlament de Catalunya. Por las noches, no obstante, se ha convertido en el refugio de decenas de 

personas que no tienen otro lugar al que acudir en una 

ciudad en la que iban a crearse 8.000 viviendas sociales, 

según prometió la actual alcaldesa, Ada Colau.

DEGRADACIÓN PATRIMONIAL

Desde hace escasos meses, los "inquilinos" del parque han perdido un lugar que desde hacía tiempo habían ocupado para resguardarse del calor, el viento, el frío o 

la lluvia. Se trata del Hivernacle, uno de los edificios más icónicos situado en el lateral derecho del parque, a 

medio camino entre la entrada y el Zoo. Sus antiguas salas, que datan del año 1884, estuvieron cupadas por personas migrantes y sintecho.

Estado del Hivernacle de La Ciutadella, actualmente en obras / ANDONI BERNÁ - M.A
Estado del Hivernacle de La Ciutadella, actualmente en obras / ANDONI BERNÁ - M.A

Actualmente, el consistorio trabaja en la rehabilitación del 

lugar y un proyecto para abrirlo de nuevo a la ciudadanía 

tras 16 años de abandono por parte de la administración 

pública. El verano de 2020, sin embargo, las instalaciones 

eran un hogar para siete personas inmigrantes de 

nacionalidad marroquí, algunas de las cuales habían 

llegado a Catalunya como menores no acompañados y 

que, tras alcanzar la mayoría de edad, el sistema "les 

pegó la patada" y tuvieron que acostumbrarse a vivir entre vidrieras rotas, el rovín de las vallas y los agujeros en paredes y 

suelo, según denunciaban.



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