martes, 1 de noviembre de 2022

No somos descendencia directa del mono, sino de L.U.C.A.

 

No somos descendencia directa del mono, sino de L.U.C.A.




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 LUCA, fue un microorganismo muy simple y que probablemente vivió hace unos 4.000 millones de años junto a una chimenea hidrotermal

* Según un análisis genético LUCA, (last universal common ancestor) o último antepasado común universal, era un ser extremófilo amante del calor que se alimentaba de hidrógeno gaseoso alrededor de chimeneas hidrotermales.

La evolución del hombre y de todas las demás especies de seres vivos es un hecho científicamente comprobado.

La evidencia del registro fósil y los resultados de los estudios genéticos son tan apabullantes que parece muy poco serio el intentar desecharla.

En nuestro caso, ahora sabemos que el hombre no desciende del mono, pero sí que ambos descienden de un antepasado Primate común que existió hace aproximadamente 8-10 millones de años, un primate con el que hombres y monos comparten ciertas características.

También sabemos que ese antepasado común desciende de otros más antiguos en el tiempo, cuando los primeros primates se separaron de los mamíferos primitivos hace unos 85 millones de años, y que los mamíferos tuvieron su origen en los sinápsidos del Carbonífero superior; hace unos 320 millones de años, y así sucesivamente hasta llegar hasta lo que los paleo-biólogos han bautizado como L.U.C.A. Last Universal Common Ancestor, el Último Ancestro Común Universal.

Un organismo muy simple

Durante décadas, los investigadores han tratado de determinar las características de este ser excepcional, y los mecanismos que le permitieron «estrenar» y propagar la vida tal y como la conocemos.


Gracias a un estudio publicado por un equipo de investigadores alemanes en «Nature Microbiology», estamos más cerca que nunca de tener un «retrato genético» de LUCA.

Aunque no todos están del todo convencidos de su exactitud. Según el estudio, nuestro primer antepasado fue un microorganismo muy simple y que probablemente vivió hace unos 4.000 millones de años junto a una chimenea hidrotermal en el fondo de los primitivos océanos terrestres.

El «retrato» se obtuvo tras el estudio y clasificación sistemática de más de seis millones de genes, de los que los investigadores extrajeron los 355 que creen que pudieron pertenecer a LUCA.

Los genes, en efecto, cambian en el tiempo de una forma que puede preveerse y calcularse, lo que significa que comparar secuencias genéticas de organismos vivientes puede permitir a los científicos formular hipótesis sobre criaturas que no hay forma de estudiar directamente.


Por eso, el equipo dirigido por William Martin, de la Universidad alemana Heinrich Heine, se centró en los genes de los dos mayores (y más antiguos) grupos de organismos unicelulares que existen: bacterias y arqueas. Según afirman en «Nature Microbiology», es muy probable que LUCA perteneciera a una de estas dos grandes familias.


Con todo ese material en la mano, los investigadores construyeron árboles filogenéticos (similares a un árbol genealógico) para cada uno de los genes evaluados, y determinaron cuáles de ellos estaban presentes tanto en bacterias como en arqueas. De ese modo, identificaron hasta 355 genes comunes y que, por lo tanto, debieron pertenecer a un antepasado común de ambos grupos.
Los 355 genes sugieren que LUCA fue un organismo muy simple que podía sobrevivir sin oxígeno, obteniendo energía a partir del dióxido de carbono, hidrógeno y otros gases calientes expulsados por la Tierra a través de fisuras en la corteza terrestre en el fondo del océano.


LUCA, además, poseía una enzima que le permitía sobrevivir a temperaturas muy elevadas, incluso de varios cientos de grados, y que la hacía dependiente de los elementos metálicos, como el hierro. Organismos parecidos abundan aún en la actualidad, y resulta curioso pensar que su existencia se consideraba imposible hasta hace apenas cuarenta años, cuando aún se pensaba que todas las formas de vida necesitaban luz y oxígeno para sobrevivir.

Sin embargo, y aunque LUCA es nuestro antepasado más antiguo, no tuvo por qué ser, necesariamente, el primer ser vivo de la Tierra, sino el más afortunado de todos los que había, el que consiguió sobrevivir y perpetuarse para llegar a ser el «padre» de todos los seres vivientes que hoy pueblan nuestro planeta.

Otros investigadores, aún más escépticos, no creen que la vida pudiera surgir espontáneamente alrededor de las fuentes hidrotermales oceánicas, y apuestan más bien por la posibilidad de que surgiera en pozas de agua superficiales, donde los rayos ultravioleta pudieron poner en marcha las reacciones químicas necesarias.

Martin, por su parte, afirma que el genoma reconstruido de LUCA no incluye ninguna de las codificaciones genéticas necesarias para la síntesis de energía a partir de la luz, sino solo las que se necesitan para alimentarse, exclusivamente, de energía química, cosa que hacía sin problema en la oscuridad de las profundidades marinas.

Y sobre la cuestión de si pudo haber otros organismos anteriores a LUCA que no lograron perpetuarse, Martin responde con un simple:

«sí, es posible, pero no estoy seguro de que podamos hacer investigación de ningún tipo a partir de preguntas como esa».

Sin evidencia fósil ni herencia genética alguna, lo que pudiera suceder antes de LUCA es algo que jamás podremos averiguar.

«El objetivo de la biología evolutiva -concluye Martin- es comprender la historia de los organismos que conocemos. Solo cuando hayamos terminado con eso podremos empezar a preocuparnos de los que podemos imaginar».



Árbol fiolgenético

Desde que Darwin sentó las bases, los científicos han estudiado miles de especies vivas y extintas y han encontrado una serie de características comunes, que han servido para catalogarlas en lo que llamamos un «Árbol Filogenético», en el que se aprecian todas las especies en el nivel anterior. Descendiendo en el tiempo, las especies se agrupan en la categoría Filo tree of elephants de género con otras especies con las que comparten algunas de esas características.

Por ejemplo, el animal terrestre más grande en la actualidad, el elefante africano, (sí, ese mismo que viste en Baki) de la especie Loxodonta africana, se agrupa en la familia Elephantidae, que comparte con el Elefante AsiáticoElefas maximus, y ambos a su vez entran en la Subclase Eutheria, que incluye a todos los animales con placenta.

La Clase Mammalia, los mamíferos, agrupa a todos los animales que poseen glándulas mamarias en las hembras de todas las especies de la Clase, que segregan leche para alimentar a las crías durante los primeros meses de vida.


Si continuamos el viaje retrospectivo, encontraremos a todos los mamíferos en la Superclase de los tetrápodos, o sea, los animales con cuatro extremidades, donde ya comparten dominio con los reptiles, aves.

El Phylum Chordata hermana a todos los animales que presentan un cordón nervioso dorsal, ya sean mamíferos, aves, reptiles, peces y demás animales conocidos como vertebrados. Dichas características jamás han sido encontradas en miembros que no pertenezcan a uno de los grupos, por ejemplo, no existen serpientes o lagartijas con plumas, solo las aves las tienen (heredadas de sus antepasados los dinosaurios), y sólo los mamíferos tienen pelo y glándulas mamarias.

Observando el árbol Filogenético, podemos ver cómo todas las especies descienden en algún momento de la historia de un antepasado común con el que compartían ciertas características. Esto hizo pensar a los expertos en que, eventualmente, encontrarían a último ancestro común universal, el origen del tronco común del árbol, y tanto la observación como las investigaciones moleculares lo han comprobado.


Ahora bien, LUCA se dividió por mitosis, como todas las células, y su descendencia evolucionó lentamente hasta crear los primeros seres multicelulares gracias a las mutaciones aleatorias que se producen ocasionalmente en la transmisión del ADN.

En algún momento de la historia, sus descendientes se separaron para formar los cinco reinos: plantas, animales, hongos, algas y bacterias, y cada uno de estos se dividió en subreinos, ramas, filos, clases, órdenes, familias y géneros hasta llenar el planeta de varios millones de especies de seres vivos.

¿Interesante no? No puedo ni quiero seguir para no abrumarlos con más detalles, tomando en cuenta que ¡Solo los valientes terminaron de leer este increíble artículo! Con bases sustanciales como para modificar el registro y el paso de nuestra evolución en este pequeño instante llamado vida.




















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