La mitología japonesa lo denomina el “Mensajero del Dios del Mar” y mantiene que el que se topa con él queda maldito

Pez remo avistado en Chile
Pez remo avistado en Chile FOTO: Twitter

El pez remo, también conocido como pez sable, es uno de los animales marinos más enigmático y desconocido de las profundidades del mar. Protagonista de numerosas leyendas es de los animales más temidos a pesar de no ser un depredador. Considerado como uno de los peces óseos más largos, puede alcanzar los 11 metros -aunque se han reportado avistamientos de ejemplares de hasta 17 metros-, puede llegar a pesar 200 kilos y vive en las profundidades del océano, por debajo de los 200 y hasta los 1.000 metros. Su principal característica es su aspecto, similar a una cinta. Son delgados y chatos, con bocas pequeñas pero con mandíbulas fuertes y dentadas. No tienen escamas y su piel es viscosa y plateada y se alimentan principalmente de peces pequeños, crustáceos y calamares.

La ciencia lo denomina pez remo gigante (Regalecus glesne), el rey de los arenques, una especie que habita en aguas profundas, por debajo de los mil metros de profundidad, por lo que no es nada común hallarlo y lo que hace que sea tan desconocido. Debido a su naturaleza, es difícil verlos y sólo suben a la superficie cuando están enfermos, a punto de morir, para desovar o para predecir algún tipo de desastre natural.

Esta última característica se debe a la mitología japonesa. Conocido como Ryugu no tsukai, -o lo que es lo mismo el “Mensajero del Palacio del Dios del Mar”. La leyenda indica que si un grupo de peces remo se acerca a la playa es que un gran desastre natural se va a producir. Le asignan la capacidad de anunciar terremotos, tsunamis, e incluso huracanes. Además, los japoneses lo temen porque el que se encuentre cara a cara con él quedará maldito.


¿Tienen alguna relación sus apariciones con la previsión de desastres naturales?

La mitología japonesa narra la vida de los yakoi, unas criaturas cuya existencia va más allá del entendimiento humano. Entre ellas, está el pez remo que es comparado con “Namazu”, un siluro gigante que se refugia en las profundidades de la isla asiática, que tiene una fuerza incontrolable y al que se asocian todo tipo de desgracias o desastres naturales.

A las 14 horas con 46 minutos del 11 de marzo de 2011, la región japonesa de Tohoku registró el mayor terremoto de la historia del país, con una magnitud de 9 en la escala de Richter, al que le siguió un tsunami con olas de hasta 40 metros. Sus consecuencias fueron devastadoras. perdieron la vida más de 19.000 personas. Pues bien, el sismo se produjo después de que el pez remo apareciera por las costas de Japón entre 2009 y 2010.

No está comprobado científicamente, pero hay muchas variables que así lo indican. El sismólogo japonés Kiyoshi Wadatsumi, explica que ”los peces de aguas profundas -como el pez remo- viven cerca del fondo del mar y son muy sensibles a los movimientos de fallas activas que los que se encuentran cerca de la superficie del mar”. Esto podría justificar su salida a la superficie cuando noten movimientos extraños en el fondo del mar.

Rachel Grant, profesora de Biología Animal de la Universidad Anglia Ruskin en Cambridge, también considera que esta teoría es posible porque “cuando se produce un terremoto puede haber una acumulación de presión en las rocas que pueden conducir a cargas electrostáticas, generando iones con carga eléctrica, que luego se transmitirán en el agua. Esto puede conducir a la formación de peróxido de hidrógeno, que es un compuesto tóxico. Los iones cargados también pueden oxidar materia orgánica que podría o bien matar a los peces u obligarlos a abandonar las profundidades del océano y subir a la superficie. Procesos geofísicos detrás de este tipo de avistamientos pueden ocurrir antes de un terremoto”, concluyó.


En cambio, también son muchos los expertos que rechazan esta teoría. El sismólogo Yoshiaki Orihara y un grupo de colaboradores escribieron un artículo en el Boletín de la Sociedad Sismológica de América que “difícilmente se puede confirmar la asociación entre los dos fenómenos” ( la aparición del pez remo y los desastres naturales).

A pesar de ello, cada vez que son avistados en algún lugar del planeta surge el nerviosismo y el miedo. Precisamente hace unos días (el 25 de enero), un grupo de pescadores de la provincia ecuatoriana de Esmeraldas se toparon con un ejemplar de más de tres metros cerca de la playa de Tonsupa, lo que levantó mucha expectación ante el miedo a que estuviera vaticinando un terremoto.

El 26 de julio del año pasado, otro pez remo llegó a las costas de Santa Elena y el 30 de julio llegó a otro a playa Esmeraldas. Poco después se registró un sismo de magnitud 3,5 en la localidad de Carchi. El 20 de octubre pescadores de Santa Elena volvieron a toparse con otro, aunque esta vez sin consecuencias.


En cambio, en Chile o México hubo sendas apariciones en julio de 2020 y en ambos casos se produjo un seísmo a los pocos días. En el caso de México, el 11 de julio se avistó un ejemplar en Cozumel. Diez días después se produjo un terremoto de 7,5 grados. Un mes después, otro pez remo llegó a la Bahía Pichilingüe, aunque en esa ocasión no se produjo ningún desastre natural.


El 16 de julio del mismo año, David de Zabedrosky, editor de la Red Climática Mundial, se topó con otro. En esta ocasión estaba una playa de Baja California, muerto y en descomposición. Días después la tierra tembló en la Península de Alaska y llevó el medidor de la escala de Richter hasta el 7,8. Hubo una alerta de tsunami que no llegó a producirse.