Metropoli
El plan inicial del Ayuntamiento de Barcelona era instalar una para cada sentido, pero la anchura de la calle no lo permitió, una situación que ha desatado el caos en esta subida de acceso al Park Güell
Parece una broma, pero no lo es. Las nuevas escaleras mecánicas de la Baixada de la Glòria de Barcelona no han durado ni veinticuatro horas en funcionamiento y se han estropeado el mismo día de su inauguración. Anecdótico, o como denuncian los vecinos del barrio de Gràcia, “vergonzoso”. La decepción se ha instalado en las caras de la gente mayor, que durante más de dos años han esperado pacientemente a unas obras que, finalmente, han acabado siendo una “chapuza”.
“Es un desastre”, comentan los vecinos a Metrópoli mientras esperan a poder utilizar la nueva instalación. Los trabajos de sustitución de las antiguas escaleras, iniciados a finales de 2022, han costado 3,8 millones de euros y tienen el objetivo de mejorar la accesibilidad en toda la calle. Lo paradójico es que, tras su inauguración, se ha visto que consiguen todo lo contrario: entorpecer la movilidad de los vecinos, sobre todo de los mayores. “El otro día se cayó un hombre”, apunta una mujer a este medio.
Escaleras reversibles
Las escaleras de la Baixada de la Glòria son reversibles –como el 60% de las escaleras de la ciudad–, pero funcionan automáticamente en sentido de subida. Para poder bajar, se debe pulsar un botón situado en los tótems metálicos presentes en los accesos superiores de cada tramo. Entonces, cuando las escaleras detectan que no hay usuarios en el interior, y después de unos minutos de seguridad, cambian en dirección descendente. Cuando la infraestructura nota que no la está usando nadie, vuelven al sentido de subida de manera automática.
Un mecanismo que tiene a todos los vecinos desorientados. Pero no solo a ellos, también a los miles de turistas que las utilizan para subir hasta el Park Güell, situado en lo alto de la calle. “Menudo iluminado el que ha decidido instalar este funcionamiento en la Baixada de la Glòria”, apunta una señora con gesto de desagrado en la cara. “La persona que ha hecho esto no debe haber venido nunca al barrio”, añade otra.
La verdad es que la situación es bastante anecdótica. Grupos de turistas bajando por las escaleras mecánicas, gente mayor del barrio con carritos esperando a poder usarlas para subir y los operarios trabajando mientras esquivan a la gente y a los coches que circulan por la zona. Cuando no se respetan los tiempos de espera, algo que ocurre a menudo, las escaleras se detienen y dejan de funcionar. En esta situación es cuando entran en escena los agentes cívicos que, durante tres meses, señalizarán el funcionamiento de la infraestructura a las personas usuarias. Pero, ¿qué pasará cuando no estén para regularizar el tráfico de personas? La respuesta la da una vecina: “esto no durará ni dos días”.
La gente joven opta por subir por las escaleras normales. Los ancianos, en cambio, no tienen esta opción. “Los mayores nos tenemos que esperar para subir porque las escaleras van llenas de turistas que bajan del Park Güell”, apunta un hombre a este medio, que tilda las obras de “un auténtico desastre”. La espera mínima para que las escaleras cambien de sentido es de unos cinco minutos, nada práctico. “Es absurdo”, sentencia una mujer.
Alud de turistas
Los vecinos de la zona de la Baixada de la Glòria coinciden en que el Ayuntamiento de Barcelona debería haber instalado dos escaleras mecánicas: una para subir y otra para bajar: “caben perfectamente”. El plan inicial era colocar una para cada sentido, pero la anchura de la calle, según el gobierno municipal, no lo permitió. La paradoja es que se trata de una de las rampas automáticas más usadas de Barcelona, y, como ha podido verse, esto va en contra del invento. “Que las dejen todas de subida”, propone un hombre como solución.
Por ahora, han entrado en funcionamiento dos tramos de los tres que va a haber, situados entre la avenida de Vallcarca y la calle Mare de Déu del Coll, y entre la calle de Sostres y la avenida del Coll del Portell. El tercer tramo de escaleras mecánicas, entre las calles de Verdi y Sostres, estará listo en verano. Además, se prevé instalar asientos y jardineras en los tramos de la calle sin escaleras.
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