ecoticias
Los tsunamis son parte de los fenómenos que se dan en las costas de todo el mundo, pero en Japón son realmente frecuentes. Partamos de la base de que el fondo marino consta de materiales geológicos existentes desde la creación de la Tierra, si bien, con una historia variadísima a lo largo de millones de años, pero formados por una mezcla de rocas de todo tipo.
El contacto de Japón con la placa Pacífica se realiza a través de la denominada Fosa de Japón, con una profundidad superior a los 10.000 metros. Y que corresponde a la subducción o penetración de dicha placa Pacífica, por ser de mayor densidad que la continental bajo la superficie del Japón. O lo que es lo mismo, de la placa continental Euroasiática.
Esta introducción se produce en realidad al chocar ambas placas. Pero sí además añadimos que por el norte de ambas entra en liza la placa continental Norteamericana, de la misma naturaleza que la Euroasiática. Y que también choca con la placa pacífica, el escenario se complica.
Las fallas activas
La situación citada crea fallas activas en las que al moverse unos bloques sobre otros, todos ellos de gran extensión, se libera una gran cantidad de energía a partir de un punto denominado epicentro y se origina un terremoto, cuya energía se trasmite mediante la vibración de ondas sobre el suelo.
Cuando se produce el movimiento de la falla, si uno de los bloques se hunde por debajo del nivel del suelo submarino, aunque este hundimiento sea pequeño, es muy extenso en superficie y produce una absorción de una inmensa cantidad de agua que se traduce en una retirada del mar desde las costas.
Cuando se ha estabilizado el sistema, el agua tiende a regresar a las costas, viajando con ondas de gran longitud y que al chocar con la plataforma de las costas origina olas muy altas. Y en muchos casos de efectos destructivos enormes, provocando inundaciones. Este fenómeno se conoce como tsunamis.
He aquí el pavor que produce un terremoto cuyo epicentro esté debajo del fondo submarino, ante la duda de que la falla productora haya hecho descender algún bloque y produzca tsunamis. Si el mismo se produce, existe un sistema de alarma muy sofisticado, consistente en flotadores sobre el nivel del mar, cuya comunicación vía satélite a tierra, permite tomar medidas a los ciudadanos que habitan en las costas. Dichas medidas consisten en huir hacia puntos topográficos altos separados de las costas, antes de la llegada de las olas.
Tsunamis: un término japonés
El término tsunami es japonés y significa ‘ola de puerto’. La nación nipona es la que ha sufrido una mayor cantidad de estos fenómenos. Son de destacar los de los años 1896, 1933 y 2011, con efectos devastadores sobre la costa pacífica del país. Los expertos explican que esta línea de costa es particularmente vulnerable a olas tsunamis, porque tiene profundas ensenadas costeras que amplifican las ondas y causan graves inundaciones.
El terremoto en la zona de subducción de magnitud 7.6 de 1896 creó olas de hasta 38 metros y una cifra reportada de 27.000 víctimas. El terremoto de 8.6 del 2 de marzo de 1933 produjo olas del tipo tsunamis de hasta 29 metros en la costa de Sanriku y causó más de 3.000 víctimas.
La última gran ola (y la peor) la experimentó este país el 11/3/2011. Un terremoto, que provocó la formación de tsunamis en la región de Tōhoku. La ola superó los 40 metros de altura y sus resultados fueron catastróficos. Casi 16.000 personas fallecieron, más de 2500 desaparecieron y el número de heridos y afectados fue enorme.
Una de las peores consecuencias de los tsunamis, fue la destrucción de la central nuclear de la ciudad de Fukushima. Su núcleo se fundió y la zona quedo inhabitable. Para enfriarlo se usaron millones de toneladas de agua contaminada con tritio. Estas se volcarán al Océano Pacífico durante los próximos 50 años.
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