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Sabemos que la contaminación de la humanidad está destruyendo el planeta. Pero, ¿cuánto daño hemos hecho a nuestros ecosistemas desde que empezamos? Han encontrado un registro histórico en el fondo del mar; Tiene vida en él, y ahora están tratando de llegar a él para investigar.
La contaminación de los mares se agrava: cómo se han convertido en vertederos
Cada año, literalmente toneladas de tierra baldía están en el océano, creando una sopa mortal que destruye la vida marina y ecosistemas enteros. Codiciados por la humanidad durante siglos, los mares se han convertido en un depósito de basura humana que llega a ellos, desde plásticos desechados hasta escorrentía química de la agricultura; todo contamina, matando la vida marina y amenazando sistemas vitales.
la Mancha de Basura del Pacífico.
Todo esto es la Gran Mancha de Basura del Pacífico, una vasta masa de escombros flotantes y plástico que sirve como un escalofriante recordatorio de la ligereza con la que el Homo sapiens se trata en sus mares. Aunque los países han hecho avances significativos para frenar la contaminación plástica a nivel internacional, el proceso ha sido dolorosamente lento ya que muchas otras naciones ignoran este problema sin considerar acciones para resolverlo.
El registro que delata la contaminación de la humanidad: está en el fondo del mar y tiene vida
El descubrimiento ha revelado una nueva perspectiva sobre el impacto que los humanos han tenido en sus océanos, con el mar estacionario de esponjas que actúan como centinelas poco probables para los cambios ambientales. Al documentar silenciosamente décadas de temperatura del mar, estos discretos nadadores habitan por la cuenca abisal del Caribe.
Como sugieren los expertos, proporcionan información valiosa sobre el impacto a largo plazo del cambio climático. A través del análisis de los restos óseos de las esponjas del Mar Caribe, los científicos han podido recrear el clima histórico con una precisión increíble.
Los resultados obtenidos indican que el planeta puede haber sido considerablemente más cálido de lo que se pensaba, evidencia dada por la industrialización que dejó una huella irreductible en el clima mucho antes del desarrollo de los métodos modernos de registro de temperatura.
Sin embargo, tenemos un problema que manejar, y es que este tipo de registros tienen graves daños. Precisamente, los ecosistemas existen para ser sostenidos, no como algo de lo que seguimos sacando esponjas y buscando respuestas de cuánta es nuestra contaminación.
¿Cómo pueden las esponjas marinas revelar cuánto hemos contaminado?
Esto proporciona una revisión de la opinión popular sobre las temperaturas ambientales preindustriales y los niveles en los que los humanos podrían haber influido en el clima. Al estudiar cuidadosamente los esqueletos de las esponjas marinas, los científicos pueden analizar las fluctuaciones climáticas en tiempos pasados y obtener información valiosa sobre lo que impulsa el cambio climático contemporáneo.
Así, cada capa de esqueleto calcificado que nos ofrecen las esponjas marinas para reconstruir un pasado mutilado aporta valiosas pistas sobre la evolución futura. Al tratar de hacer frente a la evidencia tangible del cambio climático, estos pequeños animales también son una advertencia de que nos utilizan a todos en nuestro desafío de ser preservados saludables para las generaciones venideras.
Encontrar un registro que revele un balance sobre la contaminación de la humanidad no es nada agradable. Lo cierto es que encontrarnos cara a cara con el daño que le hemos hecho al planeta nos hará reflexionar. Un ser vivo que, al parecer, no tiene capacidad para pensar, ha dejado en evidencia uno que destaca por hacerlo.
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