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Es urgente adaptar las ciudades a las olas de calor
Las olas de calor son eventos climáticos extremos prolongados en el tiempo con temperaturas excepcionales. Hoy activistas de Greenpeace han desplegado una gran pancarta en la plaza de Felipe II, hormigonada y sin sombras, para mostrar la necesidad de transformar los municipios ante los impactos de la crisis climática.
España es el país europeo donde más aumenta la tasa de mortalidad atribuible al calor extremo que, según los estudios, es el doble en mujeres que en hombres. El informe de la organización ecologista ‘Adaptación de las ciudades al calor extremo: protección frente a los impactos en la salud‘ analiza los planes de adaptación de 15 ciudades y denuncia su falta de urgencia y ambición.
La organización ecologista demanda, entre otras propuestas, más vegetación, refugios climáticos, planes de sombra y desplazamientos confortables, y medidas específicas para proteger a la población más vulnerable. La organización ecologista ha desplegado una pancarta de 30 metros con el mensaje “Peligro, plaza no adaptada al calor extremo” en la plaza de Felipe II de Madrid.
Alrededor de una decena de activistas han ofrecido también agua, sombra y asientos a las personas que estaban por la zona para ayudarlas a disminuir su riesgo ante las altas temperaturas.
Con esta acción, la organización ecologista quiere denunciar la falta de adaptación al calor extremo en los entornos urbanos y la urgencia de implementar las medidas necesarias a corto, medio y largo plazo para proteger a la población y transformar los municipios ante el agravamiento de la crisis climática.
La plaza de Felipe II es un claro ejemplo de espacio no adaptado al calor extremo, dada su amplia extensión sin sombra, donde se concentra el calor y se eleva la temperatura. Tanto es así que el propio Ayuntamiento de Madrid canceló el pasado 5 de julio la pantalla gigante prevista en esta plaza para el visionado del partido de la Eurocopa de España – Alemania ante la alerta vigente por calor.
“Esta plaza es un símbolo de lo que sucede en muchos municipios españoles. Faltan muchos espacios públicos con vegetación, que ofrezcan refugio a las personas ante las altas temperaturas y fomenten la convivencia.
Es urgente reducir las emisiones para frenar la crisis climática y a su vez adaptar los entornos ante los efectos irreversibles que ya se están produciendo”, ha declarado Elvira Jiménez, responsable de campañas de la organización ecologista en España.
La protesta tiene lugar al mismo tiempo que la publicación del informe Adaptación de las ciudades al calor extremo: protección frente a los impactos en la salud,en el que la organización ecologista recoge las evidencias científicas existentes sobre los graves impactos del calor extremo en la salud de las personas, determinando los colectivos en mayor situación de vulnerabilidad: personas mayores, infancia, embarazadas, población trabajadora en exteriores, género y salud mental.
Además, el informe analiza en detalle los planes de adaptación al calor de una muestra de 15 ciudades españolas: Barcelona, Bilbao, Cáceres, Córdoba, Guadalajara, Madrid, Murcia, Palma, Pamplona, Sevilla, Tarragona, Valencia, Vigo y Zaragoza.
Impactos de las olas de calor en la salud de la ciudadanía
Las olas de calor son uno de los eventos meteorológicos extremos que se están intensificando y agravando como consecuencia del cambio climático y que más muertes causa en Europa. Entre 2022 y 2023 murieron más de 8.000 personas en España a causa del calor, según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo). España es el país europeo donde más aumenta la tasa de mortalidad atribuible al calor extremo que, según los estudios, es el doble en mujeres que en hombres.
La mayoría de las muertes atribuibles al calor se dan por agravamiento de enfermedades existentes, como cardíacas, respiratorias, renales, gastrointestinales y neurológicas. También tiene un alto impacto en la salud mental e incluso se ha relacionado con un aumento de la tasa de suicidios.
Pero además de las condiciones de salud de partida, otras características como la edad, sexo, el tipo de trabajo, el nivel de renta u otras cuestiones económicas o sociales también influyen. Cuando se superponen unas características con otras, la vulnerabilidad se dispara. Los estudios muestran la evidencia de la desigualdad en la vulnerabilidad al calor tanto por características sanitarias como socioeconómicas.
Uno de los factores más destacables es que el calor impacta en las personas especialmente en las ciudades, donde la población es hasta seis veces más vulnerable que en las zonas rurales (4). Además, según apunta la Agencia Europea del Medio Ambiente, en las ciudades del sur de Europa esta vulnerabilidad se acentúa al tener un efecto isla de calor urbana más pronunciado y contar con un menor porcentaje de zonas verdes que actúan como amortiguadoras del calor.
Planes de adaptación: falta de urgencia y de ambición
El informe de destaca que no hay ninguna ciudad que tenga planes adecuados al calor extremo (no se ha evaluado la puesta en marcha de estos planes) a pesar de que las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas debido al cambio climático:
- Vigo y Guadalajara son los municipios que cuentan con los planes publicados más deficientes, mientras que Barcelona y Zaragoza cuentan con los planes mejor planteados, aunque deben seguir trabajando para reforzar las medidas y adecuarlos a la urgencia necesaria y a la vulnerabilidad de la población.
- Sólo cuatro ciudades, Barcelona, Bilbao, Murcia y Tarragona, cuentan con una red de refugios climáticos disponible, una de las medidas más efectivas y de fácil implementación a corto plazo.
- Barcelona, Cáceres, Valencia y Zaragoza son las únicas cuyos planes tienen ejes o líneas de acción enfocadas a la reducción de desigualdades.
- La mayoría de los planes carecen de objetivos medibles, sin los cuales los planes quedan vacíos de ambición y dirección. Tan sólo Barcelona y Bilbao dan un valor cuantitativo a las medidas que plantean.
- Únicamente Barcelona cuenta con un estudio local de vulnerabilidad y mapas de impacto del calor extremo. La mayoría (8 ciudades) no tienen ningún tipo de estudio o cuentan sólo con un análisis parcial (5 ciudades). Esta medida es imprescindible para invertir los recursos en las zonas y medidas prioritarias.
- Aunque todos los planes incluyen alguna medida de infraestructura verde, hay mucha heterogeneidad en cuanto su extensión, variedad y ambición.
Medidas que los ayuntamientos deben tomar de forma urgente
Los datos extraídos muestran la necesidad imperiosa de desarrollar políticas comprometidas y vinculantes de reducción de emisiones que pongan fin al uso de los combustibles fósiles causantes del cambio climático y eviten agravar las consecuencias de la crisis climática. Además, para los impactos que ya se están sufriendo y que se acentuarán en los próximos años, es imprescindible que los ayuntamientos pongan en marcha planes con todas las medidas necesarias para transformarse en municipios mejor adaptados al cambio climático, resilientes y justos, y que se detallan en el análisis realizado:
- Renaturalizar las ciudades; aplicar la regla 3-30-300 para aumentar la cobertura vegetal de forma equitativa: toda persona deberá ver tres árboles desde su casa, tener un 30% de cobertura vegetal en su barrio y un espacio verde a 300 metros, de calidad, accesible y seguro.
- Habilitar una red de refugios climáticos públicos accesibles, cercanos y gratuitos, con zonas de descanso e hidratación, una medida clave de salud pública y de fácil implementación.
- Desarrollar planes de sombra, mapas de vulnerabilidad y de desplazamientos confortables, para ir al colegio, trabajo o al centro de salud con menos riesgo de exposición a altas temperaturas.
- Implementar urgentemente medidas sociales que aumenten la protección de las personas, especialmente de las más vulnerables.
“Elaborar estos planes es sin duda un primer paso positivo por parte de los Gobiernos municipales, pero deben adecuarse a la urgencia necesaria y avanzar en su implementación. Las olas de calor están provocando muertes cada año. Adaptar los municipios al calor extremo no es una moda ni un capricho, es una cuestión de salud pública y de equidad. Se trata de salvar vidas sin dejar a nadie atrás», ha concluido Jiménez.
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