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El mundo está pendiente del futuro que se cierne sobre el Atlántico de cara a 2030. El investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, Antonio Turiel asegura que “Europa puede ser inhabitable”. Un contexto que se torna todavía más feroz con los violentos huracanes registrado en el Atlántico Norte.
El Atlántico ocupa titulares desde hace días ante la posible formación de la Tormenta Nadine. Las autoridades compartieron la actualización de una zona de baja presión en el Océano Atlántico. El Huracán Milton ocasionó devastación desde el Océano Atlántico, primero en las costas de Yucatán en México, pero principalmente en las de Florida, Estados Unidos. Ahora, podría darse otra tormenta tropical y existen probabilidades de que llegue un ciclón, según expuso la cuenta ‘Conagua Clima’.
Las probabilidades de desarrollo ciclónico de los próximos días son de hasta el 50%, por lo que los ciudadanos/as de las zonas afectadas deben seguir alerta. Por su parte, la Comisión Nacional del Agua difundió una actualización sobre una zona de baja presión situada en el Océano Atlántico que podría alcanzar las costas de México en los próximos días que podrían desembocar en la creación del Ciclón Tropical Nadine. Esto en cuanto a la información más reciente sobre el Atlántico. Sin embargo, los datos que han aparecido sobre el futuro de esta zona del mundo tampoco son alentadores.
¿Qué puede pasar con el Atlántico y Europa en 2030?
La Corriente Circular del Atlántico, comúnmente conocida como AMOC (Atlantic Meridional Overturning Circulation) por sus siglas en inglés, es uno de los elementos más relevantes del sistema climático de la Tierra. Alberga la responsabilidad de transportar las aguas cálidas desde el Golfo de México hacia el norte, donde se enfrían y vuelven a sumergirse, formando un ciclo con una incidencia considerable a escala global.
Esta operación lleva a la AMOC a actuar como un disipador de altas temperaturas y bomba de calor al mismo tiempo. Hasta aquí todo funcionaría correctamente. Sin embargo, el inconveniente radica que, según han expuesto diferentes estudios, existe una frenada. El más relevante ha sido efectuado por un equipo de científicos del Instituto de Investigación Marina y Atmosférica de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) y publicado en la revista Science Advances.
Sus conclusiones han sido demoledoras. Hasta ahora se pensaba que este colapso tendría lugar, como pronto, en la década de 2050. No obstante, los investigadores avisan de que podría generarse mucho antes. Concretamente, a lo largo de la próxima década, entre 2030 y 2040. De esta manera, quedó reflejado entre el 35 y el 45% de los modelos climáticos que han creado durante la fase de investigación.
Las consecuencias de este colapso podrían ser trágicas. De hecho, los responsables del análisis advierten que traería consigo modificaciones drásticas en el clima y en los patrones meteorológicos. Los ecosistemas marinos serían gravemente perjudicados y los fenómenos extremos aparecerían con una mayor frecuencia. Los menos optimistas mencionan incluso una “glaciación catastrófica”.
El futuro del Atlántico, en entredicho: ¿qué pasará con Europa?
Siguiendo esta línea, el investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, Antonio Turiel, comentó a través de X que “empieza a haber convergencia en las diferentes investigaciones”. Además, señaló que empieza a ser “probable” un “colapso rápido de la AMOC”. “Deberíamos comenzar a tomar en serio de lo de nuestra propia supervivencia”, culminó.
En su blog “The Oil Crash”, Turiel acotó que “las temperaturas en la Europa Central caerían unos 30 grados, el hielo del Ártico llegaría cada invierno a las puertas de París… El continente no solo se volvería más frío, sino también más seco, y probablemente sería completamente inhabitable”.
No obstante, no todos los expertos coinciden en esta misma postura. Las evaluaciones recogidas por el Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC) deslizan que es poco probable que la AMOC cese a lo largo del siglo XXI. Sí mencionan un debilitamiento, pero no de un colapso. Sea como fuere, el debilitamiento de la AMOC fue atribuido al calentamiento global y al incremento del ingreso de agua dulce en el Atlántico Norte.
Mientras se sigue investigando sobre lo que le deparará al Atlántico en 2030, el mundo permanece atento a lo que sucederá con Europa. Un continente que está trabajando arduamente en proyectos energéticos, como el que inyecta energía bajo el suelo en España.
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