Ls avances en las investigaciones son cada vez más notables, y es que a medida que pasa el tiempo, la especialización, la maquinaria y los propios científicos han dado un paso al frente como es el caso de la Inteligencia Artificial, la posible vacuna contra el cáncer o el hallazgo de agua líquida en Marte.
Ahora bien, en el campo de la genética y el análisis celular se ha encontrado resultados sorprendentes. En relación al llamado "temporizador de mortalidad", que analiza las células y en base a las características de sus diferentes etapas determinar su ciclo vital
¿Qué es este "temporizador de mortalidad"?
Un reciente estudio de los investigadores de Weill Cornell Medicine ha dado una pista interesante sobre cómo podríamos frenar el envejecimiento celular: todo parece estar relacionado con el tamaño del nucléolo, una pequeña estructura dentro del núcleo de la célula. Este hallazgo, basado en investigaciones realizadas en levadura (un organismo semejante a un hongo, sorprendentemente parecido a los humanos en muchos aspectos celulares),este estudio se publicó el 25 de noviembre en la revista Nature Aging.
"La clave está en entender cómo el envejecimiento es el mayor factor de riesgo para estas enfermedades", explica la Dra. Jessica Tyler, profesora de patología y medicina de laboratorio en Weill Cornell Medicine. "En lugar de tratar cada enfermedad por separado, sería más efectivo encontrar un tratamiento o suplemento que retrase el envejecimiento y evite los daños moleculares que las causan".
El nucléolo, es una pequeña estructura dentro de una célula, tiene un papel crucial en la producción de proteínas. Ahí es donde se encuentra el ADN ribosómico (ADNr), que es fundamental para la fabricación de las proteínas que necesita nuestro cuerpo. Pero aquí está el problema: el ADNr es especialmente vulnerable al daño debido a su naturaleza repetitiva, lo que lo hace difícil de reparar. Si no se repara bien, los daños pueden causar desordenes en los cromosomas, acelerando el envejecimiento celular y las enfermedades asociadas.
Este estudio podría ser el primer paso para encontrar nuevas formas de mantener nuestras células jóvenes por más tiempo.
Desde las levaduras hasta los gusanos y los humanos, se ha observado que los nucléolos, esas pequeñas estructuras dentro de nuestras células, tienden a expandirse con la edad. Sin embargo, estrategias antienvejecimiento como la restricción calórica —es decir, comer menos— parecen tener el efecto contrario: mantienen los nucléolos más pequeños. "La restricción calórica tiene muchos efectos, pero nadie sabe exactamente cómo ayuda a prolongar la vida", explica la Dra. Tyler.
La Dra. Tyler, junto con el investigador J. Ignacio Gutiérrez, autor principal del estudio, tenían la hipótesis de que mantener los nucléolos pequeños podría ser una forma de retrasar el envejecimiento. Para poner a prueba esta idea, crearon un método artificial para fijar el ADN ribosómico (ADNr) a la membrana que rodea el núcleo celular en levaduras, lo que les permitió controlar cuándo se mantenía el nucléolo anclado y cuándo no. "Lo interesante de nuestro sistema es que pudimos aislar el tamaño del nucléolo de otros efectos de las estrategias antienvejecimiento", comenta el Dr. Gutiérrez.
Los resultados fueron sorprendentes puesto que cuando los investigadores consiguieron mantener el nucléolo compacto, el envejecimiento de las células se retrasó de manera similar a los efectos de la restricción calórica. Este hallazgo podría abrir nuevas puertas en la búsqueda de tratamientos que frenen el envejecimiento celular.
Curiosamente, los investigadores descubrieron que los nucléolos no se expanden de manera constante a lo largo de la vida de las células. Durante la mayor parte de la vida de la levadura, los nucléolos se mantuvieron pequeños, pero una vez alcanzaron un cierto tamaño, comenzaron a crecer rápidamente. Este cambio provocó que los nucléolos se expandieran hasta un tamaño mucho mayor. Después de llegar a este punto, las células solo lograron sobrevivir, en promedio, cinco divisiones celulares más.
"Cuando vimos que no se trataba de un aumento de tamaño lineal, supimos que algo muy importante estaba sucediendo", dijo el Dr. Gutiérrez. En definitiva, alcanzar ese umbral de tamaño en el nucléolo parece actuar como un "cronómetro de mortalidad", marcando el inicio de los momentos finales en la vida de una célula.
Posible aplicación de este hallazgo
Los investigadores ahora tienen en mente estudiar cómo el tamaño del nucléolo influye en el envejecimiento de las células madre humanas. Las células madre son únicas porque tienen la capacidad de reemplazar a otras células cuando mueren. Sin embargo, con el paso del tiempo, las células madre pierden la capacidad de dividirse. Por eso, los científicos esperan que lo que aprendan en este estudio pueda ayudar a hacer que las células madre vivan más tiempo y sigan funcionando de manera eficiente.
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