sábado, 31 de mayo de 2025

Científicos hallan bajo el agua pruebas de nuestros antiguos antepasados humanos

 


Hace unos 140.000 años, durante una glaciación que enfrió considerablemente el planeta, el nivel del mar descendió tanto en la región indonesia de Sundaland que las islas que hoy conocemos se elevaban como si fueran cordilleras, conectadas por extensas llanuras de sabana. Este paisaje estaba formado mayoritariamente por pastizales secos, con franjas de bosque siguiendo el curso de los ríos. Era un entorno ideal para especies como cocodrilos, tiburones de río, elefantes, hipopótamos, rinocerontes y lagartos carnívoros.

Sundaland también ofrecía condiciones excepcionales para los primeros seres humanos. Durante mucho tiempo se pensó que el Homo erectus había quedado aislado en la isla de Java. Sin embargo, dos fragmentos fósiles de cráneo hallados recientemente en el lecho marino, durante labores de dragado para la construcción de una isla artificial, han cambiado esa visión. Estos restos revelan que esta especie humana no solo habitó Java, sino que también se desplazó por el antiguo territorio insular cuando las islas aún estaban unidas por tierra firme.

Aunque el Homo erectus fue descubierto por primera vez en Java —donde se le conoció como el “Hombre de Java”—, nunca antes se habían encontrado restos en el fondo marino entre Java, Bali, Sumatra y Borneo. Ahora, con estos fósiles recuperados, el arqueólogo Harold Berghuis, de la Universidad de Leiden en los Países Bajos, sostiene que el Homo erectus aprovechó el terreno emergido para asentarse en las orillas de los grandes ríos de la región.

“Bajo el clima relativamente seco del Pleistoceno Medio en Java oriental, los herbívoros y los homínidos que habitaban las llanuras dependían probablemente de grandes ríos perennes para abastecerse de agua y alimentos, tanto terrestres como acuáticos”, explica Berghuis en un estudio publicado en Quaternary Environments and Humans.

Los recursos a su alcance eran abundantes: árboles con frutos durante todo el año, plantas comestibles, peces, moluscos y hasta tortugas de río. Se cree que incluso usaban conchas de mejillón como herramientas —las evidencias más antiguas de su uso provienen precisamente de Java—, e incluso algunas de ellas fueron grabadas con incisiones, consideradas los grabados humanos más antiguos conocidos. También hay pruebas de que cazaban tortugas y bóvidos ancestrales, como demuestran los huesos con marcas de corte y fracturas típicas de la extracción de carne y médula ósea.

Mientras en el continente asiático ya se sabía que especies más modernas como los denisovanos y los neandertales cazaban grandes mamíferos, en Java no se había encontrado evidencia directa. Este nuevo hallazgo sugiere que podrían haber existido intercambios culturales entre especies, e incluso cruce genético. Además, cuando el nivel del mar bajó, animales del continente como el hipopótamo asiático (ya extinto) o el dragón de Komodo (aún existente pero en peligro) pudieron llegar hasta las islas.

El Homo erectus representa un punto de inflexión en la evolución humana. Fueron los primeros homínidos con cuerpos más parecidos a los nuestros: piernas largas, brazos más cortos y mayor masa muscular, lo que les permitía caminar y correr con mayor eficacia. Este aumento corporal fue acompañado por una expansión del cerebro, que ya era un 50% mayor que el de especies anteriores como el Australopithecus, aunque aún quedaba camino hasta alcanzar el tamaño del cerebro humano moderno.

“La datación de este yacimiento en el Pleistoceno Medio Tardío es especialmente interesante desde el punto de vista evolutivo, ya que este periodo se caracteriza por una gran diversidad morfológica y movilidad entre las poblaciones de homínidos de la región”, concluyen Berghuis y su equipo.

Hoy, aunque las aguas hayan cubierto aquel mundo perdido, el dragado de estos suelos marinos nos brinda una mirada inédita a la vida de nuestros antepasados en la antigua Sundaland.

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