Siempre surge la polémica cuando se habla del origen de los símbolos de España, ya sea su bandera o su himno. Pero a nivel histórico no hay discusión posible. Durante siglos los españoles combatieron, navegaron y se identificaban entre las demás naciones con los colores de los Austrias y los Borbones o los pendones propios de cada reino. Para indagar en la procedencia de la enseña nacional española hay que trasladarse a mediados del siglo XVIII, y embarcarse en cualquier navío español, porque ,«nuestra bandera nació del mar»como se titula el documental con el que la Armada ha querido conmemorar los 240 años de su existencia.
Fue en 1785 cuando Carlos III, el mejor alcalde de Madrid, y monarca ilustrado por excelencia, decidió poner orden al caos heráldico que imperaba en los navíos de guerra: «Para evitar los inconvenientes, y perjuicios, que ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la Bandera nacional, de que usa mi Armada naval, y demás embarcaciones españolas, equivocándose a largas distintas, 6 con vientos calmados, con las otras Naciones».
La bandera blanca con el escudo de los Borbones era indistinguible en alta mar respecto a la francesa o la de Nápoles. Eran tiempos convulsos para España y no se podían permitir atacar a un barco amigo por un error de identificación. El Ministerio de Marina de entonces, siguiendo las instrucciones del rey, abrió un concurso «público» para diseñar una nueva bandera para la Real Armada.
Carlos III descartó diez diseños y al final solo una fue la elegida: «He resuelto, que en adelante usen mis Buques de guerra de Vandera dividida a lo largo en tres listas, de las que la alta, y la baja sean encarnadas, y del ancho cada una de la quarta parte del total, y la de emmedio amarilla, colocándose en esta el escudo de mis reales Armas», decía la Real Orden firmada en Aranjuez el 28 de mayo de 1785, por el ministro de Marina A D. Antonio Valdés, en la que se definía e instauraba la rojigualda para representar a la Marina del rey.
Esta es solo una parte de una historia que se puede descubrir en el Museo Naval de Madrid, que ha actualizado su catálogo de casi 400 banderas históricas de un valor incalculable «por lo que las banderas nos cuentan, porque son trozos importantísimos de la historia de España», apunta durante el documental el capitán de navío Juan Escrigas Rodríguez, quien realiza un recorrido histórico por varias gestas del pasado en las que la bandera nacional estuvo presente.
Durante los siguientes sesenta años aquella bandera que «nació del mar», surcó los mares y océanos del mundo como símbolo del poder naval español. En 1843, la reina Isabel II, estableció la bandera rojigualda como la enseña nacional para «los Ejércitos del mar y tierra y para los edificios públicos». De facto, la bandera se convirtió en la de todos los españoles. «Representa a aquellos que nos precedieron, aquellos que se han ido integrando con el paso del tiempo, a nuestros pueblos y ciudades, nuestras costumbres, nuestra manera de vivir, nuestras ilusiones, nuestra historia», afirma el almirante Enrique Torres Piñeyro en el vídeo conmemorativo.
Desde entonces el diseño casi no ha cambiado, lo que sí lo ha hecho ligeramente es el escudo. Durante la Segunda República española se adoptó otra bandera y después el franquismo recuperó la rojigualda y modificó el escudo. La Constitución de 1978 estableció la bandera con colores rojo y gualda como bandera nacional de todos los españoles, y el escudo obtuvo el aspecto actual por una ley en 1981.
La historia de la enorme bandera española capturada por los ingleses en la batalla de Trafalgar
Más allá de los usos políticos que se haga de la bandera, la historia se aleja de extremismos y recuerda los valores que representan la rojigualda desde hace 240 años, porque «nuestra bandera nació del mar», un espacio lleno de peligros donde valores como el honor, la disciplina, el compañerismo y lealtad son una máxima que acompaña durante siglos a los marinos españoles y, por tanto, también al pueblo español.
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