martes, 6 de mayo de 2025

Los minerales que contiene tu móvil

 


Es difícil imaginar nuestro día a día sin un teléfono móvil en el bolsillo. Este pequeño dispositivo nos conecta con el mundo, nos permite trabajar, entretenernos, aprender y hasta gestionar nuestra salud. Pero, ¿te has planteado alguna vez de qué está hecho realmente un smartphone?

Más allá de las pantallas brillantes y los diseños sofisticados, los teléfonos móviles están compuestos por una sorprendente variedad de minerales, metales y tierras raras que provienen directamente del subsuelo. Desde el litio en las baterías hasta el indio de las pantallas táctiles, cada elemento tiene un papel crucial. Y sí, ¡tu móvil viene literalmente de una mina!

¿Cuántos minerales componen un teléfono móvil?

Un smartphone puede contener entre 60 y más de 70 elementos químicos distintos, según el modelo. Estos provienen de aproximadamente 200 minerales y más de 300 aleaciones. No es exagerado decir que el teléfono que tienes en la mano es uno de los objetos más complejos en cuanto a materiales en nuestra vida cotidiana.

Algunos de estos elementos son bien conocidos, como el cobre o el aluminio, pero otros como el tantalio, el disprosio o el praseodimio suenan más bien a fórmulas mágicas. Muchos de ellos provienen de minerales poco comunes o difíciles de extraer, como la calcopirita, casiterita o coltán.

Minerales presentes en cada parte del móvil

Pantalla táctil

La pantalla es uno de los componentes más complejos y costosos del móvil. Para que funcione correctamente y sea táctil, se emplea óxido de indio y estaño, un material conductor transparente que detecta el contacto de los dedos.

También entran en juego tierras raras como el iterbio, disprosio, terbio, europio y praseodimio, que dan color y luz a la pantalla LED. El galio refuerza el rendimiento de la iluminación de estas pantallas, que necesitan ser brillantes, coloridas y eficientes.

Además, algunos modelos utilizan cristal de zafiro en la protección de la lente de la cámara, por su dureza y resistencia a los arañazos. Este mineral es más duro que el vidrio y permite obtener imágenes más nítidas.

Carcasa externa

La carcasa no solo es estética. Suele estar compuesta por aleaciones de magnesio y aluminio, junto a trazas de cromo o níquel para aportar ligereza y resistencia. El níquel también actúa como escudo electromagnético, protegiendo los componentes internos de interferencias externas.

Ciertos modelos emplean

también carbono y bromo (usado como retardante de llama) en la fabricación de sus cubiertas, para mejorar la seguridad ante sobrecalentamientos o cortocircuitos.

Procesadores y circuitos electrónicos

En el corazón del móvil, los chips y procesadores utilizan silicio, que se extrae del cuarzo, por sus propiedades semiconductoras. Estos se combinan con cobre, plata y oro para formar las conexiones eléctricas internas. También se emplean minerales como la calcopirita (fuente de cobre), la arsenopirita (fuente de arsénico para amplificadores) y la blenda (de donde se extrae indio y germanio).

La casiterita, un mineral del que se obtiene el estaño, es esencial para las soldaduras de los circuitos, sobre todo en compañía del plomo. Otros metales relevantes en este entramado electrónico son el paladioplatino y el germanio.

Baterías y almacenamiento de energía

Las baterías de iones de litio son las más habituales hoy en día. Estas utilizan litio procedente de minerales como la espodumena o la lepidolita, aunque una fuente creciente son las salinas de Sudamérica, especialmente los salares de Bolivia, Chile y Argentina.

Para el cátodo, se utilizan óxido de litio-cobalto y, en ocasiones, manganeso (proveniente de la pirolusita) como alternativa al cobalto, que es más escaso y controvertido. El grafito, derivado del carbono, se usa en el ánodo por su alta conductividad y estabilidad térmica. También se necesita níquel para aumentar la densidad energética de la batería.

Altavoces, micrófonos y vibraciones

Los componentes que generan sonido o vibraciones emplean imanes hechos con tierras raras. El neodimio es el más común, pero también se emplean praseodimio y disprosio. Estos minerales proporcionan potencia y precisión con un peso reducido.

Para las vibraciones, además, destaca el uso del wolframio, extraído de la wolframita, debido a su alta densidad, que permite generar vibraciones intensas en poco espacio. También se emplea en disipadores térmicos y microprocesadores por su resistencia a altas temperaturas.

¿Qué son los minerales del conflicto?

Algunos de los minerales usados en los móviles se extraen en regiones del mundo afectadas por conflictos armados, violaciones de derechos humanos y condiciones de trabajo extremas. Estos son conocidos como minerales del conflicto, también denominados 3TG por sus siglas en inglés:

  • Tungsteno (wolframio)
  • Estaño
  • Tantalio (del coltán)
  • Oro

Su extracción, especialmente en países como la República Democrática del Congo, ha financiado guerras locales y ha sido objeto de severas críticas por las condiciones laborales en las minas, donde incluso se ha documentado trabajo infantil.

El impacto ambiental y ético de los minerales

La obtención de estos minerales no está libre de costes. La minería a cielo abierto genera un impacto visual considerable mientras se remueven toneladas de materiales estériles. Además, los procesos de separación entre el mineral útil (mena) y el mineral sin valor (ganga) requieren técnicas agresivas con el medio ambiente.

La refinación de los elementos químicos implica el uso de ácidos, disolventes y agua en grandes cantidades. El resultado son residuos mineros altamente tóxicos y contaminantes. Además, muchos smartphones terminan desechados sin reciclaje adecuado, lo que agrava el problema ambiental.

¿Podemos sustituir estos minerales?

No todos los minerales pueden ser sustituidos fácilmente. Su uso se debe a sus propiedades únicas: conductividad, resistencia, maleabilidad y abundancia. Por ejemplo, el silicio es abundante y barato, ideal para semiconductores. El cobre es excelente conductor eléctrico y más accesible que otros como la plata.

En cuanto a la producción sintética, algunos minerales como el diamante y la circonita sí pueden fabricarse en laboratorio. Pero los elementos químicos como el silicio o el cobre no pueden sintetizarse porque son átomos fundamentales, y crear nuevos átomos requeriría reacciones nucleares complejas que solo ocurren en las estrellas.

No obstante, las grandes empresas tecnológicas y universidades están centrando esfuerzos en el reciclaje de componentes, aunque aún es más caro extraer y refinar que reciclar. El reto está en lograr una economía circular que permita recuperar estos minerales de forma viable.

Además, la inteligencia artificial está ya ayudando a encontrar nuevos materiales que puedan sustituir a los más escasos. A través del análisis de propiedades físicas y químicas, se están estudiando combinaciones óptimas para futuros dispositivos más sostenibles.

El simple hecho de tener un móvil en la mano nos conecta con una inmensa red de minas, fábricas y procesos industriales que han transformado materiales extraídos de la Tierra en tecnología portátil y sofisticada. Detrás de cada pantalla táctil hay décadas de minería, ciencia de materiales y procesos químicos. Y aunque estos minerales parezcan invisibles, su impacto en el planeta y en nuestras vidas es inmenso.

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