miércoles, 7 de mayo de 2025

¿Qué nos está ocurriendo a los españoles?

 


Ortega y Gasset ya lo dijo en su obra En torno a Galileo (OC. 5, página 93) con una frase que no nos ajena: “No sabemos lo que nos pasa, y eso es precisamente lo que nos pasa, no saber lo que nos pasa: el hombre de hoy empieza a estar desorientado con respecto a sí, dépaysé, está fuera de su país, arrojado a una circunstancia nueva que es como una tierra incógnita. Tal es siempre la sensación vital que se apodera del hombre en las crisis históricas”.

El pensador, con su aguda reflexión sobre la conciencia colectiva, nos coloca ante una paradoja inquietante: la incertidumbre sobre nuestro propio estado. La frase encierra una verdad incómoda sobre la condición humana y su dificultad para comprenderse a sí misma. No saber lo que nos pasa implica un vacío de identidad y de dirección, una falta de diagnóstico que nos impide actuar con claridad.

Si aceptamos esta premisa, la consecuencia es clara: necesitamos desarrollar una mayor lucidez sobre nuestra realidad, cuestionarnos más profundamente, enfrentarnos sin miedo al análisis de nuestra propia situación. Quizá también advierta sobre la tendencia social a la alienación, a dejarnos llevar por el flujo de los acontecimientos sin una verdadera comprensión de nuestra posición en ellos.

Ortega nos reta a abandonar la superficialidad y a asumir una mirada más reflexiva sobre nuestra existencia. ¿Estamos dispuestos a hacerlo? Esa es la gran cuestión, ya que entender nuestra realidad es un proceso complejo.

Podría parecer un juego de palabras, pero no lo es. Nuestro pensador era así. A algunos les parecía frívolo, porque se expresaba con mucho desparpajo, con su sombrero y fumando en boquilla. Tenía aires de torero presumido Sin embargo, no así.

Habla de la dificultad que se le plantea a quien no reconoce la situación en la que vive y elige. Parece desorientado como si viviera en una especie de crisis histórica. Este es un momento muy propicio para dejarse engañar por bulos, rumores, cotilleos y exageraciones Hay que estar muy alerta y no creer todo lo que dicen. Tenemos demasiada publicidad engañosa y mucho autobombo.

Solo por curiosidad, el 4 de mayo del actual, tuve la paciencia de entrar en X y contar la página completa de una pantalla. Pude leer 60 comunicados, divididos en dos columnas. En la primera, los temas eran variados: 29. En la segunda, fueron 31 mensajes en los que aparecían personalidades populares y gente que apoyaba a este partido, aunque seguían diciendo lo que todos conocemos. Solo era autopublicidad y críticas negativas al Presidente del Gobierno Uno de Rosa Álvarez (Asociación de víctimas mortales de la dana) informaba que un eurodiputado les hizo una peineta y otros tres se burlaron de ellos.

Información y actualidad acerca del mundo no había nada, si no es Trump disfrazado de papá. Esto significa que los peperos siguen de bronca y que otros los descalifican. Prácticamente nada nuevo. Se hace pesadísimo leer más, es muy aburrido y se sigue alimentando la cuerda del odio permanente. No vale la pena entrar y por eso decidí cortar para no perder más tiempo.

Mejor haríamos reflexionando sobre nuestras emociones, pensamientos y comportamientos para comprender mejor nuestra concepción mundo. Debíamos hacer una contextualización histórica y social de la visión que tengamos de la realidad. No debemos dejar de cuestionar las emociones e informaciones recibidas y analizar perspectivas diferentes para el futuro.

Es necesario debatir con personas de opiniones diferentes y confrontar ideas que amplíen nuestra visión un poco miope. No debemos aplicar juicios automáticos a la realidad, sin conectar críticamente con el presente.

Se trata de actuar en perspectivas amplias y aplicarlas a situaciones desconocidas para adquirir experiencias y expresar así una comprensión más profunda del mundo. Es lamentable que no se fomente este enfoque. Los análisis de las RR. SS. parecen mantenernos en nuestras propias posiciones ya establecidas.

Otro aspecto que observo es que, casi a diario, distintos periodistas y medios intervienen para inclinar la balanza a un lado o a otro. Se está aquí a favor de la oposición o en contra del Gobierno. La disputa parece interminable. Algunos exigen la dimisión del Presidente del Gobierno, calificándolo de el peor que hemos tenido e incompetente. Otros, en cambio, alaban a los cielos por tener el Gobierno que tenemos, ya que si fuera otro, quizás habríamos desaparecido del mapa. La sombra del cainismo persiste y no estamos mejorando.

Disponemos de múltiple información, aunque carece de calidad. Los medios de comunicación nos informan de manera sesgada, las editoriales muestran poca objetividad, pareciendo estar diseñadas para confirmar las propias ideas, como si fueran verdades absolutas. Si lees algún artículo de autor, tira, tribuna o columna carecen del mínimo interés, y estás deseando terminar, porque no ofrecen nada que invite a la reflexión.

¿Puede la crispación ser un proyecto político? La política se ha convertido en un campo de trincheras, donde parece que el objetivo es que caigan enemigos cada día. Solo predominan los discursos del miedo, que fomentan agitaciones y provocaciones. Hemos aprendido a odiar, sin detenernos a pensar. Esto puede llevarnos a seguir caprichos momentáneos, que simplemente nos resultan atractivos. Así se abre el abismo. 






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