Después del apagón, después de los problemas en el AVE... todo, a la vista está, puede ir a peor. Y urge encontrar soluciones. El Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas atraviesa una crisis sanitaria y social que ha generado alarma entre sus trabajadores, especialmente en la Terminal 4, donde denuncian una “plaga de chinches y piojos” que ha obligado al cierre temporal de varios mostradores de facturación y ha disparado la preocupación por la falta de higiene y seguridad en el entorno laboral.
La situación, calificada de “insostenible” por sindicatos y empleados, se agrava por la presencia de cientos de personas sin hogar que pernoctan en las instalaciones, lo que, según los trabajadores, dificulta el control de la insalubridad y propicia la proliferación de insectos.
Algunos trabajadores exponen que sufren picazones nada más entrar en el aeropuerto, mientras otros señalan la escasa salubridad de la zona de mostradores e intentan evitar pasar por esa zona lo máximo posible, reflejando el clima de psicosis y obsesión que se ha instalado entre la plantilla.
Sindicatos como ASAE y representantes de limpieza de UGT han denunciado públicamente la situación, señalando que la falta de personal de limpieza desde la pandemia ha mermado la capacidad de respuesta ante brotes de insectos.
La Delegación del Gobierno en Madrid y la Inspección de Trabajo, afirman desde los sindicatos, han sido informadas de la situación. Exigen medidas más contundentes, como el refuerzo de la presencia policial y la coordinación entre administraciones para abordar tanto la emergencia sanitaria como la social, ante la presencia de unas 500 personas sin hogar en el aeropuerto.
Mientras tanto, la psicosis por las chinches y el temor a las picaduras persisten entre los trabajadores, que reclaman soluciones urgentes para garantizar la seguridad y la dignidad en su entorno laboral.
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