Canal Noticias : La inflación vuelve a la cesta de la compra: el café, los huevos y la ternera se encarecen más de un 15% en el último año

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Variación de los precios del consumo de algunos de los principales alimentos de consumo en España.HENAR DE PEDRO

La inflación ha vuelto a la cesta de la compra, aunque en esta ocasión de forma menos generalizada y afecta a un núcleo de resistencia formado por una serie de alimentos que se están encareciendo con fuerza. Los datos del Índice de Precios de Consumo (IPC) que difundió el INE el pasado viernes reflejan que, de los diez productos que más subieron de precio en agosto, cinco eran comestibles. 

Hablamos del café, que es ahora un 20,2% más caro que el año pasado, los aceites distintos del de oliva (18,9%); el chocolate (18,8%); los huevos (17,8%) y la carne de vacuno (15,5%). Estos productos se suman a otros que también han subido drásticamente de precio, como el transporte combinado de pasajeros (26,7%) —en este caso por la caída de los descuentos patrocinados por el Gobierno—; la joyería y bisutería (22,6%), los vuelos internacionales (20%); la electricidad (14,7%) —por la vuelta del IVA al 21%— o la recogida de basuras (14,3%).

Si se amplía un poco más el foco, se observa como ya son ocho los alimentos que se han encarecido más de un 10% respecto al año pasado. A los mencionados anteriormente hay que añadir el cacao y chocolate en polvo (11,8%), la carne de ovino y caprino (10,6%) y las legumbres y hortalizas frescas (10,1%). Los datos del IPC reflejan como todavía hay 20 grupos alimenticios que suben por encima del 4%. Más de un tercio de los comestibles que monitoriza el INE se encarecen por encima de esa referencia.

Las notables subidas de precio que todavía se ven en varios alimentos de consumo habitual contrastan con la inflación que registra, en su conjunto, la cesta de la compra. El IPC muestra cómo el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas redujo su inflación en agosto al 2,3%, cuatro décimas menos que en julio. 

Esta paradoja se explica en buena parte por las enormes caídas en los precios del aceite de oliva, que a estas alturas del año pasado estaba más caro que nunca. Este producto, presente en la cesta de la compra de la mayoría de los españoles, era en agosto un 43,7% más bajo que el año pasado. Desde Funcas advierten de que si se descuenta el efecto del 'oro líquido', la subida de precios entre los alimentos elaborados alcanza el 3% "y con tendencia ascendente". 

Algo parecido sucede entre los alimentos no elaborados, que suelen tener precios más volátiles. La inflación en este grupo de comestibles se ha moderado al 5,8%, pero los analistas de Funcas han detectado una tendencia ascendente en "numerosos productos" como las carnes y los huevos. "Persisten tensiones inflacionistas en los servicios y en gran parte de los alimentos", sostiene el centro de estudios de las antiguas cajas de ahorro.

Llueve sobre mojado

Los repuntes que se están viendo en algunos alimentos se acumulan al fuerte encarecimiento en la cesta de la compra que se ha visto después de la pandemia. Si tomamos como referencia el nivel de precios que había en febrero de 2020 —el mes previo al confinamiento— los huevos son ahora un 69% más caros; los aceites distintos al de oliva, un 68%; la mantequilla, un 52%; la leche entera, un 52,2%; el aceite de oliva, un 50%; la carne de vacuno, un 48,7%; las harinas, un 45,1%; las patatas un 44,5%; el arroz, un 41,1%; el queso un 37%; los alimentos para bebé, un 36,5% y la pasta, un 35,6%. 

Los alimentos, en su conjunto, son hoy un 35% más caros que en febrero de 2020. Entre las grandes categorías de bienes y servicios que mide el IPC, ninguna ha subido tanto de precio. Por detrás están restaurantes y hoteles (27,7%) y Vivienda y suministros (23,9%). El conjunto de los precios del consumo es hoy un 22,5% mayor que su nivel prepandemia. Un encarecimiento del coste de la vida que es algo superior a la subida de los salarios, que son en promedio en torno a un 20% superiores a los de entonces.

Sin embargo, el hecho de que la inflación haya afectado tanto a la cesta de la compra ha causado que la pérdida de poder adquisitivo se perciba más drástica. Especialmente entre las familias de menos ingresos, que dedican un mayor porcentaje de su renta que el resto a aprovisionarse de comida y bebida.