Las comisiones son uno de los grandes temores de los clientes bancarios. Este año, además, algunas entidades han endurecido las condiciones a los clientes no vinculados. Los particulares con pocos movimientos a ojos del banco (los que no domicilian la nómina o no usan las tarjetas, por ejemplo) se ven más apretados que antes en cuanto a gastos se refiere

El Banco de España recibió 2.134 quejas relacionadas con el cobro de comisiones durante el año 2020. Un aumento del 91% frente al año anterior. Aunque los bancos tienen vía libre para decidir el importe que van a cobrar por sus servicios, algunas excepciones reman a favor del cliente.

Transferencias internacionales (zona SEPA)

La normativa pone coto a las comisiones de transferencias internacionales. Enviar dinero a un país de la eurozona no puede estar “gravado” con una comisión mayor que cuando se envía el dinero dentro de un mismo país. Es decir, los gastos son iguales en transferencias nacionales y en transferencias a cuentas de destino de un país de la zona SEPA, el área única de pagos de Europa.

El reglamento europeo, de esta forma, reconoce desde el 2009 el principio de igualdad en las transferencias de hasta 50.000 euros. Algunos bancos incluyen entre sus servicios la opción de ordenar transferencias SEPA gratis a través de sus canales digitales, en algunos casos sin que el cliente esté vinculado.

Cuenta de la hipoteca

De las más de 2.000 quejas que recibió el Banco de España, 891 fueron reclamaciones por el cobro de comisiones de mantenimiento en la cuenta vinculada a la hipoteca. El banco sí puede cobrar por el mantenimiento de la cuenta asociada, pero hay un tope al sobrecoste.

Las hipotecas contratadas antes del 29 de abril de 2012 quedan liberadas de este coste, siempre que se cumpla una condición: la cuenta se debe utilizar para pagar las mensualidades de esa hipoteca. Tanto para las anteriores como las posteriores a esa fecha, el banco no podrá modificar el coste de la cuenta mientras esté vigente la hipoteca.

Finect dispone de un escaparate de productos bancarios sobre los que se pueden consultar datos como la rentabilidad o las comisiones a las que están sujetos.

Números rojos

Los números rojos es lo mismo que decir que la cuenta del banco entra en descubierto. Llamarlo de una u otra forma no evitará que el banco cobre una pequeña cantidad (alrededor de 35 euros) por los trámites para resolver el agujero en la hucha del cliente.

Si se produce un descubierto en tu cuenta, la entidad reclamará su pago, realizará las gestiones necesarias para recuperar la deuda impagada y te repercutirá los gastos que generen dichas gestiones”, aclara el Banco de España. Sin embargo, ese coste solo se puede cobrar una vez por una misma deuda, incluso cuando el impago se prolonga en el tiempo.

Descubiertos por desajustes

Recibir una transferencia o ingresar un cheque no significa que el dinero esté disponible al instante en la cuenta. Fecha contable (el día de la operación) y fecha valor (posterior a la contable) suelen ser distintas en un ingreso a cuenta.

La fecha valor la utilizan las entidades para calcular los intereses. A mayor distancia entre ambas, mayores costes asumirá el cliente. Pero estos casos son considerados un desajuste técnico y no se puede aplicar la comisión por desajuste. Sobre todo desde el Real Decreto ley 19/2018, que redujo los plazos: los consumidores que ingresan efectivo en una cuenta pueden ahora disponer de él casi al instante, quedando reflejada la fecha valor el mismo día de la operación.

Cuentas inactivas

Conviene no desatenderse de una cuenta “vacía” y dejarla caer en el olvido. Una cuenta inactiva no es una cuenta cancelada. El supervisor español indica que “dejar el saldo a cero” es insuficiente para cancelar: “Es necesario dar instrucciones expresas, por escrito, a tu banco, solicitando la cancelación”.

Con todo, el Banco de España resalta que acorde a las buenas prácticas bancarias, el banco no puede cargar “comisiones e intereses por el descubierto cuya única causa sea el cargo de comisiones en la cuenta”. Así, existe un consenso por el que una cuenta que lleva bastante tiempo a cero se considera inactiva y no generadora de costes de mantenimiento. Por ello, no se suele gravar, aunque permanezca en el listado de cuentas del usuario.