Los vecinos piden paralizar la inversión millonaria, que aseguran que perjudicará al barrio, y destinarla a la construcción del centro de salud y los servicios públicos que faltan en la zona
La reforma de la sede del CSIC en la Barceloneta ha puesto en alerta a los vecinos, que temen que la inseguridad y el ocio nocturno se descontrolen. El plan de rehabilitación de tres millones acordada entre el Ayuntamiento de Barcelona y el consejo científico preocupa a la Asociación de Vecinos, que considera que no aportará valor a una zona que no ha recibido inversiones municipales en la última década.
La entidad vecinal también lamenta la incoherencia de mantener esta propuesta de ampliación del CSIC en el Front Marítim porque considera que puede agravar la inseguridad y provocar la pérdida de miles de empleos directos. Uno de los motivos es el traslado de la actividad del centro de investigación estatal al Mercat del Peix en el Poblenou
Una inversión cuestionada
Los vecinos cuestionan la inversión municipal de tres millones de euros prevista para llevar a cabo esta ampliación del órgano estatal teniendo en cuenta las necesidades del barrio. La asociación argumenta que La Barceloneta ha sido la gran olvidada en la planificación de servicios municipales en la última década.
Según el movimiento vecinal, el consistorio no ha llevado a cabo equipamientos de ningún tipo en la zona, una infrainversión que afecta muy negativamente en la vida de los vecinos en su barrio. Ante esta situación, los representantes vecinales han presentado a la alcaldesa Ada Colau una carta en la piden paralizar el proyecto.
Faltan equipamientos
Asimismo, la AVV reclama levantar nuevas infraestructuras para el barrio, que aportarían un beneficio social directo, contribuyendo al tejido asociativo, deportivo, cultural, formativo o asistencial, según defiende. Entre las propuestas de equipamientos para la zona, la AAVV de La Barceloneta incluye un centro de salud donde se puedan realizar analíticas, pruebas o curas simples, un centro de día para mayores y un centro de rehabilitación para gente con necesidades especiales, un local para la escuela de música y artes, o un auditorio o sala de teatro.
Todos estos equipamientos actualmente están situados fuera del barrio, y en algunos casos los residentes de la zona tienen que recorrer grandes distancias para poder disfrutar de estos servicios y actividades, según denuncia la asociación.