Beteve
Pescadores retirados, deportistas, socios del CN Barcelona y negocios de playa opinan de cómo creen que les afectará la competición
A menudo se dice que Barcelona vive de espaldas al mar y, de hecho, hay ciudadanos que no pisan nunca la playa de la ciudad. En cambio, sin embargo, hay quienes son fieles a la primera línea de mar y van cada día del año. La previsión de la organización de la Copa América de vela es que lleguen 2,5 millones de seguidores de las regatas y por eso hemos recorrido las playas de Barcelona para preguntar a los habituales de la arena si creen que el evento les hará cambiar los hábitos.
Los campos de regatas está previsto que se celebren entre la playa de San Sebastián y la del Bogatell, pero todo dependerá de la situación meteorológica. Esto quiere decir que será en esta franja de playas desde donde se verá mejor la competición y por donde se repartirá el público que se acerque al mar para seguirla, entre el 22 de agosto y el 21 de octubre.
Pescadores retirados, deportistas y socios del CN Barcelona
Algunos de ellos son nacidos en la misma playa del Somorrostro y siguen haciendo vida diariamente. Son pescadores ya jubilados de la Barceloneta, que cada mañana pasan unas horas en los locales a pie de playa. Pase lo que pase, aseguran que se reunirán para hacer una partida de dómino como hacen cada día, porque "ni siquiera un huracán les cambia los hábitos", dice el Natalio.
Los socios del Club Natació Barcelona son algunos de los que fichan cada día en la playa de Sant Sebastià y entre ellos los hay que cruzan la ciudad cada día para ir a este centro deportivo emblemático, situado a pie de playa. Esperan poder hacer su día a día como hasta ahora, llegar al club en transporte público y disfrutar de las instalaciones, que, aunque estarán volcadas en la Copa América, quieren seguir disponibles totalmente para los socios.
En los elementos de calistnia que hay en los espigones de Barcelona se agrupan deportistas que trabajan sus cuerpos esculturales. Les gustaría poder ver las regatas mientras hacen ejercicio, pero sospechan que pueden cortar el acceso a la zona. Si se les complica poder hacer el entrenamiento aquí, no tienen ninguna duda: buscarán otro espacio de la ciudad, aunque esté lejos del mar.
Negocios de playa
Los negocios náuticos sí sospechan que se podrán ver afectados. "Seguramente tendremos alguna limitación si tenemos que salir fuera boyas con lanchas, pero todavía no se nos ha comunicado", augura el propietario de un centro de alquiler de surf de remo. Ahora bien, cree que todo ello pagará la pena: "A corto plazo no nos beneficiaremos, porque se celebra en temporada alta de turismo, pero a medio y largo plazo sí por la proyección que tendrá Barcelona".
Donde se frotan las manos es en los chiringuitos, porque esperan la llegada de clientes de mayor poder adquisitivo. En uno de estos establecimientos tienen las esperanzas puestas en que este sea el verano de mayor facturación de los últimos 10 años, aunque aseguran que no subirán los precios.