Un estercolero en el barrio de Sant Antoni
Barcelona está sucia. De unos años para acá, la limpieza en numerosos barrios ha empeorado. Cacas y pipís de perros, bolsas que tendrían que estar en contenedores se tiran en papeleras ordinarias o en medio de la vía pública, muebles abandonados cuando no toca, calles llenas de latas, papeles y todo tipo de objetos.... El incivismo está a la orden del día, pero el trabajo del Ayuntamiento de Barcelona deja mucho que desear.
Este miércoles por la mañana, un tramo de apenas 20 metros de la calle del Comte d'Urgell, justo al lado del metro Sant Antoni, era un auténtico estercolero. La damnificada era en esta ocasión era una oficina de Caixabank. Uno de los cajeros ha amanecido con papeles, una lata de cerveza y hasta una pela de platano. Los incívicos han dejado también una bolsa llena de basura y un cubo de los que protegen el banco ha aparecido cargado de botellas y otros desechos. Nadie osaba sacar dinero.
UN COLCHÓN Y MUEBLES ABANDONADOS
El entorno de la oficina presentaba un estado deplorable. Unos metros por encima del cajero, pero también en las instalaciones de Caixabank había un colchón tirado y demás enseres de una persona sin techo que, probablemente, ha dormido allí. Justo al lado, algunos vecinos habían dejado la noche anterior los muebles viejos y maderas -quizá cuando no tocaba-. Una persona ha estado un buen rato entretenido revolviendo y finalmente se ha llevado un cubo.
Esta acera del barrio de Sant Antoni es la estampa que resume lo que, en muchas ocasiones, se ve en numerosos barrios de Barcelona. Mientras, en Sant Andreu, el Ayuntamiento impone un sistema de recogida, el puerta a puerta, que ha provocado una oleada de rechazo vecinal.
Muebles viejos en el barrio de Sant Antoni / METRÓPOLI - JORDI SUBIRANA
BASURA ACUMULADA EN LAS CALLES
Los contenedores se han retirado y los vecinos están obligados a dejar la basura en espacios y días concretos, y en recipientes homologados o bolsas reciclables. Si el consistorio considera que el reciclaje se ha hecho mal, no se lleva la basura. A los vecinos se les ha impuesto un chip y a la larga pueden acabar sancionados. Por ahora, el resultado son calles llenas de basura y el cabreo de la gente, que este jueves protestó en el consejo de barrio al grito de dimisión.
La idea de Eloi Badia, concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, es extender el sistema a toda Barcelona aunque sea con la oposición de buena parte de la ciudadanía. Eso sí, mientras, las calles continuarán siendo un estercolero.
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